El pasado lunes, Mikel Osa, nadador del club Máster Torrijos, completó el cruce a nado del Estrecho de Gibraltar. Durante su recorrido, que unió la costa de Tarifa con Punta Cires (Marruecos), nadó por aguas cercanas a Ceuta y logró culminar la travesía en un tiempo de 4 horas y 41 minutos.
Con esta hazaña, el club Máster Torrijos alcanzó su 29º cruce del Estrecho, consolidándose como el equipo con más travesías completadas a nivel mundial. La prueba fue una de las más exigentes del calendario de natación en aguas abiertas, tanto por las corrientes como por las condiciones cambiantes del mar.
Mikel Osa se enfrentó a fuertes vientos y corrientes, pero mantuvo la concentración en todo momento. Su preparación física y mental fue clave para lograr el objetivo, aunque su motivación iba mucho más allá de lo deportivo.
Un desafío solidario para visibilizar la ELA
El nadador guipuzcoano dedicó este cruce a dar visibilidad a la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad degenerativa del sistema nervioso que afecta a miles de personas en todo el mundo.
Este gesto se enmarcó dentro de su compromiso con el Anhela Team, un grupo de deportistas que canaliza sus esfuerzos hacia causas solidarias. A través de sus retos deportivos, buscan sensibilizar a la sociedad y recaudar fondos para apoyar la investigación de enfermedades como la ELA.
No es la primera vez que Mikel combinó deporte y solidaridad. En años anteriores, protagonizó iniciativas como “24 horas de natación sin parar” o una travesía ciclista desde Guipúzcoa hasta Málaga, siempre con un objetivo claro: ayudar a los demás a través del esfuerzo.
Más allá del cruce: nuevos retos
Tras completar esta travesía, Mikel Osa ya tenía nuevos desafíos en mente. Uno de ellos es la Batalla de Rande, una exigente prueba de ultrafondo que se celebra en Galicia y que cuenta con un recorrido de 27 kilómetros en aguas abiertas. Esta competición está considerada como una de las más duras del país.
Además, en el mes de agosto tenía previsto volver al Estrecho de Gibraltar, esta vez junto a tres compañeros del club Máster Torrijos. En esa ocasión, planeaban realizar el cruce sin traje de neopreno, lo que aumentaría considerablemente la dificultad debido a la temperatura del agua.
Mikel Osa volvió a demostrar que el deporte puede ser una herramienta poderosa para transformar realidades. Con cada brazada, llevó un mensaje de esperanza, compromiso y solidaridad mucho más allá de las aguas del Estrecho.