Es habitual que abra las ventanas de par en par por la mañana. No lo hace para refrigerar la estancia y aliviar el calor. Más bien, lo empuja a ello el mal olor procedente de las cañerías. Es la situación que vive de forma recurrente Miguel Ángel Fernández, magistrado juez decano, así como otros funcionarios del Palacio de Justicia de Ceuta.
Después de emitir en varias ocasiones sus peticiones a los responsables oficiales con la finalidad de revertir la situación, se decanta por exponer de manera pública esta circunstancia y otras “deficiencias” que se dan en las instalaciones.
“Esto lo hemos puesto en conocimiento de la autoridad competente, pero no recibimos respuesta a ninguna de las reclamaciones por los problemas que existen”, destaca. Las solicitudes cursadas no cosechan éxito y las trabas que se dan en su día a día continúan presentes.
“Un olor muy fuerte”
No es poco común para los empleados toparse con un hedor “muy fuerte”, lo que los lleva a tratar de espantarlo con la ventilación de la oficina. Intentan que se disimule no solo por el desagrado que les provoca a ellos, también, para evitar que los citados lo perciban.
“Esto lleva así desde hace meses”, señala. “Nos vemos obligados a tener esto así incluso en invierno o cuando hace frío”, cuenta. “Hay un problema con las cañerías y el olor del agua fecal se mete adentro. Es insoportable”, traslada a este periódico.
Sin embargo, no es la única cuestión en el punto de mira. “Esto es solo uno de los muchos problemas que existen”, recalca. Otra de sus reclamaciones relacionadas con la higiene es, precisamente, el estado del lavabo.
“Muchas puertas no tienen pestillo. Otras sí, pero algunas están rotas y eso genera momentos incómodos. Solo basta con imaginar que alguien entre y abra”, comenta. A su vez, considera que es necesario que la plantilla cuente con baños propios. “El personal de la Administración de Justicia no tiene aseos reservados. Tienen que usar los que utilizan todos los ciudadanos”, manifiesta.
Falta de espacio
La falta de espacio también forma parte de la lista de objeciones. Este déficit afecta a la sala de vistas y a otras áreas que forman parte de las infraestructuras del Juzgado. “Ahí tenemos problemas también porque en el estrado, en la mesa del juez, hay varios ordenadores colocados”, explica.
“Eso obliga al juez a arrinconarse en una esquina para poder ver. Ello merma su imagen ante el justiciable ya que no ocupa una posición central”, menciona. No es el único lugar en el que demanda alguna modificación.
“Se da el hacinamiento del funcionariado, en especial, en aquel que está en las zonas de justicia civil. Las oficinas judiciales tienen a todos los trabajadores juntos. No tienen a uno en cada una, que sería lo normal”, subraya.
Episodio en la rampa
Fernández también demanda que se supervisen y aseguren las rampas a la entrada del edificio. Incorporadas a la entrada para facilitar el acceso a personas con movilidad reducida, no lograron cumplir con su cometido hace una semana.
“Un hombre de edad avanzada tuvo que bajar la escalera sentado porque no funcionaba. No podía andar. Bajó uno a uno así. A mí me conmovió por completo esa situación”, expresa.
A esta demanda se une otra más que afecta directamente al magistrado juez decano. “El funcionario titular lleva varias semanas de baja. No se ha nombrado a ningún sustituto”, asegura. Ello repercute en el desempeño laboral diario.
“Genera muchos inconvenientes. No puedo tramitar asuntos de reparto penal, ni quejas, ni convocar juntas de jueces, que son necesarias”, puntualiza. “Es preciso mejorar muchos aspectos de las instalaciones”, concluye.