Alerta en el ámbito escolar ante la aparición de ciertos juegos peligrosos en los patios de recreo de colegios de Ceuta. Aunque no se trata de acoso escolar ni se señala a la dirección de los centros ni a la Dirección Provincial del Ministerio de Educación, fuentes de la comunidad educativa reconocen que en el anterior curso detectaron prácticas que entrañan serios riesgos para la integridad física de los menores.
Los dos más mencionados son 'el mataleón' y 'el borrego', modalidades que, aunque puedan parecer juegos inocentes para quienes los practican, pueden desencadenar lesiones severas o incluso consecuencias irreversibles si no se interviene a tiempo.
El mataleón: una técnica de estrangulamiento
El mataleón es una técnica importada de entornos violentos y que nada tiene que ver con la diversión. Consiste en que un menor ataca a otro desde la espalda, rodeándole el cuello con los brazos y ejerciendo presión hasta el punto de que que la víctima puede perder la conciencia en cuestión de segundos.
Si la estrangulación se prolonga demasiado, se pueden causar lesiones graves o daños permanentes. Se trata, subrayan, de una práctica completamente ajena al juego infantil y que se ha colado en los recreos como una especie de reto peligroso.
El borrego, un paso más allá de 'la mosca'
El otro juego que preocupa en los colegios de Ceuta es el llamado borrego. Sus mecánicas recuerdan a un pasatiempo clásico de generaciones pasadas conocido como 'la mosca'. En aquel cruel juego, los niños formaban dos filas dejando un túnel en medio, y el que 'la llevaba' debía atravesarlo recibiendo collejas.
Con el tiempo, el juego de la mosca degeneró en una especie de tumulto de golpes y empujones, pero en el caso del borrego el nivel de riesgo es incluso mayor. Aquí, la zona donde se concentran los golpes son los testículos, lo que incrementa el peligro de causar daños serios en los participantes.
Una herencia de juegos de antaño: el 1x2
Este tipo de dinámicas no son nuevas, sino que muchas beben de juegos tradicionales que con el paso del tiempo fueron endureciéndose. Así ocurrió en los años 80 en los patios de los colegios de Ceuta con el 1x2. Ese juego de niños, aparentemente inofensivo, consistía en pasar la pelota (de papel de albal) y al decir 'dos', se lanza contra alguien. Sin embargo, se pervirtió para finalizar con una lluvia de golpes a quien recibía la pelota o lanzarle la pelota a alguien que no estaba jugando, con lo que el factor sorpresa mantenía a todo el recreo en vilo.
Estos 'entretenimientos' convivían con el escondite o el pilla-pilla, que, aunque podían conllevar caídas o raspones, nunca alcanzaban el grado de peligrosidad que suponen el mataleón o el borrego. El problema, insisten, es que estos últimos no fomentan la cooperación ni la diversión, sino la agresión física directa.
Alternativas seguras para el recreo
Frente a estas prácticas, existen muchas alternativas seguras y divertidas para los patios de los colegios. Las más comunes siguen siendo el fútbol, el baloncesto, la comba, la rayuela o el pilla-pilla, juegos que han acompañado a generaciones y que permiten a los menores liberar energía de forma saludable. Incluso dinámicas como la 'gallinita ciega' siguen teniendo cabida como formas de ocio seguras.
Prevenir antes que lamentar
No se trata de criminalizar a los menores ni de responsabilizar a los equipos directivos de los colegios, sino de detectar a tiempo estas prácticas y ponerles freno antes de que deriven en accidentes graves. La clave está en la vigilancia activa durante los recreos y en la concienciación del alumnado de que hay formas de jugar que sí son compatibles con la seguridad y el respeto.
En resumen, la preocupación en Ceuta no responde a un fenómeno de acoso escolar, sino a la aparición de modas que convierten el recreo en un espacio de riesgo. La comunidad educativa pide mantener la atención para proteger a los niños y recordarles que el patio puede y debe seguir siendo un lugar para la diversión, nunca para poner en juego la salud.







Si se pierde la figura de la supervisión de los profesores en los patios, y este tipo de prácticas denigrantes se toleraran como "juegos" lúdicos en algunos centros escolares.
Lamentablemente hasta que no se denuncien los hechos a Inspección educativa, no se tomarán las oportunas medidas disciplinarias, dirigida tanto al alumnado como al Equipo directivo del centro.