No se le ha podido identificar. Se aguantó el mayor tiempo posible, pero ni las indagaciones realizadas por la Guardia Civil ni la difusión del particular traje de neopreno que portaba han servido para saber la identidad del joven cuyo cadáver fue recuperado del mar, en Ceuta, a finales de enero.
Este domingo ha sido enterrado en la tumba 4917 del cementerio de Sidi Embarek, a donde la funeraria Al-Qdar ha trasladado el ataúd con sus restos.
Este joven, que vestía un traje de buzo de color azul y negro con partes de tono verde fluorescente, fue encontrado sin vida en la zona del Recinto. Llevaba solo horas muerto, era fácilmente reconocible, pero nadie ha preguntado por él.
El trabajo del Laboratorio de Criminalística
El Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil, adscrito a la Policía Judicial, llevó a cabo todos los trámites posibles para poder cerrar el caso con los nombres, apellidos y origen del joven. Ha sido imposible. Se sospecha que pudiera tratarse de un súbdito argelino.
Agotados todos los canales de búsqueda se ha procedido, dos semanas después, a darle sepultura con la presencia de los trabajadores del cementerio y de la funeraria que han participado en el rezo. Ha tenido una digna despedida.
Una historia que se cierra sin datos
Que no se haya podido saber quién era deja esta historia asociada a la inmigración sin el cierre debido, sin poder comunicar a su familia de qué manera trágica terminó el periplo clandestino iniciado por este joven.
Los GEAS lo localizaron el viernes 26 de enero tras recibir un aviso de la presencia de un cuerpo sin vida en el mar. Dentro del traje de neopreno solo portaba un bañador de tonos también llamativos. Ni teléfono móvil ni documentos que pudieran arrojar una pista sobre su procedencia.
Nadie ha preguntado por él. Desde hoy descansa en paz en el cementerio de Sidi Embarek.