Los garantes de lo público las definen, literalmente, como monstruos y esto en el sentido más amplio de las acepciones y en una gran conjunto de entornos que no se limitan solo a nuestra red de seaneamiento, sino también a nuestros mares y, por ende, a las playas de Ceuta y nuestra naturaleza.
Las toallitas húmedas se han convertido en un grave problema medioambiental, social y económico que va más allá de los atascos puntuales de los bajantes de los domicilios, colapsando las tuberías de saneamiento público.
Y es que no está de más recordar también en estos días, que estos conductos están concebidos para albergar sólo agua y al arrojar materias sólidas como las toallitas, el agua tropieza con los residuos sólidos, se atasca y discurre más lenta. Algunas de las consecuencias más directas del estancamiento del agua son los malos olores, problemas de insalubridad, inundaciones, e incluso cortes en el suministro de telefonía e internet, al formarse tapones que arrastran los cables de fibra óptica que discurren por algunas grandes tuberías grapados a la pared superior.
La consecuencia es que cada año se retiran toneladas de toallitas de nuestras tuberías y cauces. Para paliar los problemas generados por las toallitas y otros residuos que discurren por nuestra red de saneamiento, Acemsa gasta alrededor de millones de euros al año que se destinan a la limpieza de cauces, averías y atascos puntuales, limpieza de colectores y retiradas y tratamiento de los residuos que llegan a las depuradoras.
Y es Ceuta retira más de 2,5 toneladas diarias de este monstruo contaminante, utilizado irónicamente para «asegurar una limpieza personal óptima». Así lo han indicado desde la Estación Depuradora de Aguas Residuales, (EDAR), de San Amaro, donde las toallitas se han convertido en un auténtico quebradero de cabeza.
El problema del residuo de las dichosas toallitas higiénicas no se limita a su destino final en la Estación depuradora pues Aguas de Ceuta continúa con la labor de limpieza en el complicado enjambre de las canalizaciones urbanas. Sin duda, el problema de las toallitas es grave en Ceuta, donde una brigada especial de Acemsa retira diariamente cerca de tres toneladas de este producto, acumulado a lo largo de las estaciones de bombeo que hay en la ciudad y que puede provocar desde averías o atascos hasta inundaciones.
Además de contaminar el medio ambiente, las toallitas húmedas de ‘usar y tirar’ pueden provocar importantes problemas en la red de alcantarillado de Ceuta.
Desde Acemsa destacan la fuerza que pueden proyectar estas ‘bolas’ de celulosa, “capaces de levantar una calzada entera y reventarla a su paso”.
Para evitar situaciones de este tipo en la ciudad, cada día una brigada recorre de norte a sur las estaciones de bombeo, limpiándolas de toallitas y evitando, de esta forma, posibles problemas para la población.
Un aspecto de suma importancia para que el problema deje de serlo de forma definitiva es apostar por una óptima educación ambiental. Con un simple gesto, tan sencillo como contar con una papelera en el baño, se podría solucionar este problema.
Al inodoro no deben ir ni toallitas, ni residuos plásticos como bastoncillos, toallitas de bebé, pañales, tampones, compresas, toallitas de desmaquillar, seda dental, algodón desmaquillante etc. “Las toallitas hay que tirarlas a la basura, sin excepciones. Es importante que todos nos comprometamos con este asunto, tanto por su impacto medioambiental, como por los peligros que puede generar para la ciudad. La gente sigue tirando las toallitas al váter y es hora de dejar de hacerlo de una vez por todas”, señalan desde Acemsa.
Con el sencillo gesto de la colocación de una papelera similar o más pequeña de la que solemos tener en la cocina serviría de mucho, ayudándonos a superar la pereza de tener que trasladarlo a una papelera fuera del cuarto de baño y superar la tentación de desechar estos residuos por el inodoro.
Colocando na papelera contribuimos a una mejor gestión de los residuos, también realizamos un importante ahorro económico (haciendo las cosas bien y evitando el coste que los ayuntamientos afrontan para arreglar las averías producidas por los atascos de residuos), evitamos atascos y problemas en el tratamiento de aguas residuales y ayudamos a conservar el medio ambiente.
Desde un punto de vista medioambiental, también se hace especial insistencia en que hay otros residuos que son, también, sumamente nocivos para la red de saneamiento como los tampones, las compresas de higiene femenina y los pañales de bebé, los restos de comida, los plásticos y otros residuos sólidos que pueden provocar atascos, los bastoncillos (se enredan fácilmente con otros residuos formando acumulaciones y grandes atascos), los medicamentos (son muy perjudiciales por su gran carga química y su dificultad de depuración) y los aceites usados y las grasas que, una vez en el agua, tienen una depuración muy costosa a la par que complicada.
Impacto en el sistema de alcantarillado
El sistema de alcantarillado en España, como en muchos otros países, está diseñado para transportar y tratar las aguas residuales de manera eficiente. Sin embargo, las toallitas húmedas son una de las principales causas de atascos y fallos en estos sistemas. Los problemas más comunes incluyen atascos de bombas, bloqueos de tuberías y aumento de los costos:
Atascos en las bombas: Las toallitas se acumulan en las bombas de las estaciones de bombeo, lo que puede llevar a la rotura de equipos costosos y a interrupciones en el servicio de alcantarillado.
Bloqueos en las tuberías: Las toallitas se agrupan con otros residuos, formando «bestias» o grandes masas de material que bloquean las tuberías. Estos bloqueos pueden causar desbordamientos de aguas residuales, lo que supone un riesgo para la salud pública y el medio ambiente.
Aumento de costos operativos: La acumulación de toallitas en las infraestructuras de saneamiento requiere intervención frecuente, lo que incrementa los costos operativos de mantenimiento de las redes de alcantarillado y las plantas de tratamiento.
Datos
- 15 kg/año. En España se consumen 15 kg de toallitas por persona y año
- Destinos. En caso de fuertes lluvias, las toallitas pueden terminar en nuestras riberas, ríos y playas.
- Atascos. Provocan atascos en tuberías y arquetas de nuestras casas y comunidades.
- 100 años. Una toallita puede tardar 100 años en degradarse de forma natural
- Tapones. Sus fibras en contacto con el agua se expanden y crean tapones y atascos.
- Euros. Millones de euros son destinados .al año para limpiar y reparar los problemas generados por las toallitas.
Puntos críticos del trayecto de las toallitas húmedas
La acumulación de toallitas húmedas es un grave problema medioambiental que, además, causa daños en las redes de saneamiento por valores millonarios. Solo en nuestro país, según cálculos de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamientos (AEAS), las estaciones depuradoras de aguas residuales recogen unos 10 kilos al año de toallitas por persona (incluidos los residuos orgánicos que se pegan por el camino). Como consecuencia, limpiar y arreglar las roturas en la red de saneamiento nos cuesta a cada ciudadano unos cinco euros al año. Pero ¿dónde se acumulan las toallitas? ¿En qué lugares se atascan con mayor facilidad? Según la AEAS, estos son los cuatro puntos críticos:
1. Salida del edificio
El primer lugar al que se dirige la toallita desde que se tira de la cadena son las tuberías del edificio, verticales y con mayor dimensión que el paso del propio inodoro. Un punto normal de embotellamiento es la salida de estas tuberías hacia el sistema público de saneamiento, en concreto, en la arqueta, una caja estanca donde descargan todas las cañerías.
2. Punto de cambio de dirección o régimen hidráulico
Desde la arqueta, la toallita sigue hacia los pozos de registro, es decir, esas tapas de fundición circular que se ven en la calle y que ya forman parte del sistema público de saneamiento. Aquí tienden a atascarse en los cambios de condiciones hidráulicas, es decir, cuando varía la dirección, la velocidad o la altura de algún punto del pozo.
3. Pozos de bombeo
En el camino, suelen pasar por bombas hidráulicas (encargadas de impulsar el agua residual a la depuradora) que pueden atorarse o incluso llegar a pararse por culpa de las toallitas.
4. Entrada en la depuradora o desvaste
El último punto donde se entrega es la depuradora. Durante el pre-tratamiento, todas las aguas residuales se pasan por una rejilla, de aspecto similar a un colador grande, en la que se elimina la contaminación gruesa. Este es el punto en el que más elementos se retienen y donde pueden producirse obstáculos y vertidos de aguas fecales sin depurar al cauce público, al río o al mar.
Un destino adecuado para un residuo singular
A pesar de los esfuerzos de ayuntamientos y empresas de depuración de aguas residuales en dar a conocer el problema que causa su desecho a través del inodoro, los consumidores siguen tirando las toallitas al inodoro argumentando que son los propios fabricantes quienes lo indican en el envase. Algo que en muchos casos así es, aunque como ya todos sabemos se trata de un engaño amparado en cierta ambigüedad del concepto ‘biodegradable’.
Las redes sociales recogen numerosas denuncias de consumidores que han comprobado mediante experimentos en casa hasta qué punto es falso que las toallitas húmedas se degraden en contacto con el agua del WC.
Numerosas toallitas que señalan en sus envases «ser biodegradables», resultan no serlo, no se dispersan en el agua como sí lo hace el papel higiénico, por lo que, además de obturar los bajantes de las viviendas y las redes de saneamiento de las comunidades de propietarios pueden generar atascos en los conductos y filtros de las depuradoras.
Además las toallitas húmedas liberan microplásticos en el entorno que contaminan el agua y suponen un riesgo para nuestra salud y la del medio ambiente.
Educar para evitar que el residuo acabe donde no debe estar
Que el 90% de los atascos venga derivado de desechar toallitas en la red de saneamiento es lo más común en la actualidad en todos los ayuntamientos.
Hay una situación generalizada, más que situación un problema que no trata de la gestión final de este invento, sino de la gestión que hacen quienes las usan en el primer nivel: su vida diaria.
Expertos coinciden que, lejos de retirar su uso, lo que habría que hacer es destinar recursos para favorecer una educación ambiental que sea una solución para acabar con las toallitas en las redes de saneamientos y los atascos que provocan en las canalizaciones no solo de la red de saneamiento sino en las canalizaciones de hogares, comunidades, calles, colectores, estaciones de bombeo y, para finalizar, en la propia estación de depureación de aguas residuales.
Lo más sencillo es actuar sobre los segmentos más jóvenes, que son los que a menudo están también más sesibilizados con el medio ambiente, sin dejar de lado a la población adulta que, poco a poco, va adoptando de forma positiva nuevos hábitos medioambientales que afectan al bienestar de toda una comunidad.
El uso de toallitas húmedas se ha incrementado significativamente en los últimos años en muchos hogares y empresas de España. Su comodidad, capacidad de limpieza rápida y versatilidad las han convertido en un producto de consumo habitual. Sin embargo, pocas personas son conscientes de las graves consecuencias medioambientales que puede acarrear el mal uso de estos productos, especialmente cuando se tiran al inodoro.
El día que dejen de ser alérgicos al agua desaparecerá el problema y mordor dejara de oler