La Guardia Civil tejió una especie de telaraña de investigación en torno a varios entramados delictivos asociados al narcotráfico en Ceuta.
La Operación Hades, cuyo secreto de sumario ha sido ya levantado y que registró su fase estelar con el hallazgo de un narcotúnel, muestra precisamente ese rastreo efectuado por componentes de Asuntos Internos, con apoyo de la UCO y el CRAIN, en torno a varios entramados delictivos que se encargaban de mover grandes cantidades de hachís a la Península.
Uno de ellos era el que salpica al diputado de la Asamblea y dos familiares; otro tiene vinculaciones directamente con Sevilla a través de la llamada rama hispalense.
Ambos tenían en común la permeabilidad encontrada en el puerto de Ceuta para sacar hachís. La cadena de detenciones de integrantes de ambos grupos se ejecutó desde finales de enero, siguió en febrero y aún no ha finalizado.
Dos organizaciones y un mismo fin
En el transcurso de la Operación Hades, los agentes han dado con al menos dos organizaciones lideradas por diferentes miembros que gestionaron la compra de guardias civiles que, debiendo controlar que el negocio de los narcos no floreciera abortando las salidas de toneladas que se ocultaban en dobles fondos de semirremolques, camiones o mezclados con restos de animales muertos, no lo hicieron.
Al menos así lo mantienen los investigadores, lo que ha dado pie no solo a arrestos de agentes adscritos a la Comandancia de Ceuta que siguen negando tener relación con estos delitos con los que se les relacionan, sino también a que al menos otros dos componentes del Instituto Armado figuren en calidad de investigados no detenidos.
Fruto de la abundante información entregada por la Guardia Civil a la Audiencia Nacional, cuyo Juzgado Central de Instrucción número 3 lleva el caso, se ha podido clarificar que al menos tres envíos de droga controlados por esas dos organizaciones y que habían sido abortados en la Península contaron con ‘paso libre’ en el puerto.
Desde junio de 2023
El 27 de junio de 2023 se detuvo a un camionero de Ceuta en la carretera de Málaga con 1.977 kilos de hachís. Embarcó sin problemas rumbo a Algeciras. Su detención abrió la caja de Pandora y puso las alertas sobre lo que podría estar pasando en los controles que, debiendo ejercerse, quedaban completamente anulados.
El 18 de diciembre de ese año fue abortado un envío de 3.137 kilos de hachís entre animales muertos.
A finales de enero de este año fueron interceptadas casi dos toneladas de esta droga. Todos estos pases fueron los detectados gracias a una permeabilidad.
Narcos de Ceuta, infraestructura de apoyo fuera
Narcos de Ceuta contaban con apoyo e infraestructura en la Península para facilitarles camiones o semirremolques con dobles fondos. Esos vehículos llegaban a Ceuta con mercancía lícita que era descargada en naves del Tarajal y del puerto, pero se marchaban cargados de hachís.
Las intervenciones y seguimientos que efectuaron agentes de Asuntos Internos dieron sus frutos al advertir que se estaban desarrollando actos preparatorios y actividades ilícitas.
Aquellas aprehensiones no eran casos aislados, existían organizaciones perfectamente estructuradas que estaban introduciendo hachís desde Marruecos con facilidad sobornando turnos de aduaneros, para, después, sacarlo sin problemas en vehículos trastocados que no eran inspeccionados y que salían cargados de droga.
En la Península contaban con naves para su descarga y posterior distribución en el mercado peninsular.
Detenidos
Los entramados delictivos destapados en la Operación Hades, con detenidos en varias fases repartidos en esas dos organizaciones, tenían sus ramificaciones en el sur peninsular, habiéndose practicado registros y detenciones en Málaga y Sevilla.
Los integrantes de Ceuta manejaban los contactos con Marruecos para hacerse con la mercancía, pero la logística era aportada desde fuera.
Hasta la fecha figuran alrededor de 20 detenidos, entre ellos hay camioneros, los señalados como líderes de las organizaciones, responsables de la logística de los vehículos, amén de colaboradores para cargar y descargar la droga, ejercer vigilancia en torno a las naves o, incluso, buscar información que pudiera estar siendo manejada por las fuerzas de seguridad para proteger a las organizaciones.
A ellos se suman los agentes de las fuerzas de seguridad que hasta el momento han sido detenidos o investigados.