Un billete dividido en dos partes que tenían que volver a juntarse. Y lo hicieron. Esa fue una de las maneras con la que Asuntos Internos de la Guardia Civil constató que una organización criminal dedicada al narcotráfico asentada en Ceuta no hablaba por hablar cuando decía que tenía guardias civiles prácticamente a sueldo.
Había seguimientos, escuchas, conversaciones captadas por agentes encubiertos, pero era necesario realizar una “prueba de seguridad” para acreditar si era real esa connivencia corrupta entre funcionarios de la Guardia Civil y la organización dedicada a sacar grandes cantidades de hachís desde Ceuta a la Península tras pasarlas previamente desde Marruecos.
Esa prueba llegó en diciembre de 2024 y uno de los agentes encubiertos que Asuntos Internos infiltró para lograr avances en la Operación Hades pudo corroborarla.
Todo esto pasó mucho antes de que se descubriera el narcotúnel dentro de una nave del Tarajal, cuya galería fue construida después de 2022 y estuvo plenamente activa para introducir hachís hasta poco antes del operativo.
Cuando los agentes dieron con él, todavía quedaban unas prendas mojadas y bolsas de las usadas para hacer fardos en los que esconder la droga.
Los hitos de la Operación Hades y la clave de los encubiertos
En la Operación Hades, llevada a cabo por Asuntos Internos de la Guardia Civil con el apoyo de la UCO y el CRAIN, hay varios hitos a tener en cuenta que ahora se conocen una vez que se ha levantado el secreto de sumario. Los investigadores sostienen la implicación de los detenidos en la comisión de los delitos, estos lo han negado en las declaraciones judiciales ofrecidas.
Tres agentes encubiertos fueron piezas fundamentales a la hora de conseguir esos avances importantes que aceleraron la investigación y que fueron puestos en conocimiento de la titular del Juzgado central de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional.
La organización, integrada entre otros por el diputado de la Asamblea y funcionario de prisiones, Mohamed Alí Duas y dos familiares, aseguraba que contaba con la connivencia de guardias civiles del puerto para el desarrollo de sus actividades de narcotráfico. Así se desprende de las investigaciones enmarcadas en esta operación a cuyos datos ha tenido acceso El Faro.
Los agentes encubiertos lideraron los primeros acercamientos con ese entramado delincuencial que daba muestras de tener una capacidad suficiente para trasladar grandes cantidades de hachís a la Península.
Guardias en un filtro, aduaneros marroquíes en otro
Disponían de una infraestructura en Marruecos para introducir hachís en Ceuta con respaldo de aduaneros marroquíes, también de medios logísticos en la propia ciudad, es decir, naves donde almacenar la mercancía, personal para su descarga y carga además de vehículos para su transporte.
A eso sumaban agentes de la Guardia Civil relacionados con el control de vehículos, pero también con la Unidad de Análisis e Investigación Fiscal y Fronteras, UDAIFF. Con ellos, se jactaban de que podían garantizar el cruce de la mercancía por el filtro de control y seguridad del puerto, disponiendo después de la logística en la Península para su distribución.
Tenían preparado un nuevo pase de droga, casi 2 toneladas de hachís con destino a una nave ubicada en la localidad de Villanueva del Trabuco, en Málaga. Solo buscaban una empresa con la que poder realizar el envío de sustancias estupefacientes mediante la utilización de camiones de gran tonelaje para ocultar la droga.
Camiones con dobles fondos trasladados de la Península
Asuntos Internos les seguía los talones mediante grabaciones y escuchas, pero, sobre todo, con el respaldo de tres agentes encubiertos que debían guardar las mayores medidas de seguridad infiltrándose sin levantar sospecha alguna ofreciendo la gestión de una ruta desde Ceuta hasta la Península con camiones dotados de dobles fondos.
Los detenidos dijeron tener capacidad para la introducción de unos 1.000 kilos de hachís desde Marruecos hasta Ceuta, así como poder para almacenarlos en alguna instalación a modo de guardería durante el tiempo mínimo necesario hasta proceder a su traslado.
Necesitaban solo un vehículo con doble fondo trasladado desde fuera para implicar a la menor gente posible residente en Ceuta con el objetivo de minimizar el riesgo de filtraciones.
Buscaban discreción ante otras organizaciones delictivas asentadas en la ciudad y reclamaban contar con personal para realizar cuanto antes el traslado de la droga.
La “prueba de seguridad”, cuadrantes de servicios…
Se acordó realizar una “prueba de seguridad”, un acto por parte de los guardias civiles señalados como corruptos con el que los agentes encubiertos pudieran comprobar previamente la connivencia existente entre la organización criminal investigada y esos efectivos.
Tenían que verificar si era verdad que garantizarían el paso de la sustancia estupefaciente por el filtro de control y seguridad fiscal del puerto Ceuta para prestarse a apoyar con esa logística que demandaban o si, por el contrario, esos extremos no eran viables.
Para ello exigieron disponer de una garantía.
Los investigadores cuentan en la Operación Hades cómo se gestó todo gracias a la operatividad de los miembros que tenían infiltrados para cazar a los componentes de la red.
La organización criminal decía que estaba en continuo contacto con los agentes y como muestra de esa connivencia establecida hicieron alusión a que, llegado el momento, serían capaces de disponer del cuadrante de servicio donde se especifican los turnos de trabajo de los agentes implicados con el fin de concretar el día y la hora para cruzar el filtro policial y garantizar la no inspección para pasar con éxito la droga.
Contaban con apoyos en el filtro de control y seguridad del puerto de Ceuta, pero también respaldo de aduaneros que prestan servicio en la frontera marroquí, lo que les permitía tener los dos filtros de control totalmente “limpios”.
El billete de 20 dirhams y guardias civiles “fritos por comer”
Poner fecha a la “prueba de seguridad” fue complicado ante las exigencias que, según la organización criminal, ponían los agentes de los que llegaron a decir que dada la proximidad de las fechas navideñas estaban “fritos por comer”, por lo que al final habría un acuerdo.
Se propuso hacer “la prueba” utilizando un billete dividido en dos partes. Los agentes encubiertos apostaron por usar uno de 5 euros, finalmente se empleó otro de 20 dirhams que se partiría por la mitad. Una de ellas se la quedaría el agente encubierto y la otra debía ser entregada por la organización a los guardias civiles que supuestamente tenía a sueldo para, finalmente, volver a manos de los investigadores infiltrados.
Ese método, a modo de “token”, tenía como objetivo que en algún momento y de alguna forma que determinara la organización criminal le llegara ese medio billete de vuelta al agente encubierto de la mano de uno de esos guardias civiles etiquetados de corruptos. Ambas mitades debían coincidir y entregadas en mano. Así fue, era la conexión buscada.
Para los investigadores de Asuntos Internos quedó acreditada la connivencia existente entre los agentes y la organización criminal. Estos siguen negándolo.
La “prueba” se llevó a cabo a pesar de los recelos de los guardias civiles que temían que esa entrega, en el control de embarque, pudiera ser grabada por las cámaras del puerto. No obstante, fructificó.
El control de embarque y la entrega
La “prueba” se hizo a modo de gestión previa al envío final de la mercancía ilícita, por lo que el precio a percibir por ella debía ser lo suficientemente bajo para ser asumido por la organización que pretendía un futuro envío de sustancia estupefaciente y, a la vez, rentable para los guardias civiles que se exponían con la realización de la misma.
Cuando el agente encubierto llega al control de embarque se le acercó uno de los efectivos del Instituto Armado que terminó siendo detenido en la operación. Le dio el alto, le instó a salir del coche e inspeccionó el turismo como si estuviera llevando a cabo un control rutinario.
Conforme se aproximó a la plaza del conductor, se introdujo la mano en el bolsillo y medio cuerpo en el habitáculo del turismo llegando hasta la zona de la palanca de cambios.
Allí, ya reanudada la marcha, fue encontrado un envoltorio de plástico con la mitad de un billete de 20 dirhams que coincidía perfectamente con la otra mitad que estaba en posesión del agente encubierto.
La “prueba de seguridad” había corroborado la connivencia existente entre un grupo de guardias civiles destinados en el puerto de Ceuta y la organización criminal investigada. Así se hace constar en esta investigación que ha durado años.
El pago por la “prueba” y los 120.000 euros a repartir
Esa prueba costó 10.000 euros y fueron puestos a medias entre el diputado y su hermano, tal y como recogen los investigadores, que los sitúan a ambos en el centro de la organización desmantelada.
El precio solicitado inicialmente por la “estructura de seguridad” de guardias civiles por garantizar los posteriores pases que finalmente se iban a pretender ejecutar tras haber superado ese aprueba alcanzaría los 120.000 euros a repartir entre varios implicados, dando igual el rol que realizaran o si ese día estuvieran o no de servicio. Todo se repartía a partes iguales.
El desarrollo de la Operación Hades terminó haciendo saltar todo esto por los aires con el inicio de detenciones a finales del pasado enero.
Tienen que ser unos tacaños , poner 20 Dh . Jjjjjjjjjj
Y usted muy espabilado si prefiere romper un billete de 50€ en vez de uno de 10€