Desde hace pocos años, una entusiasta asociación española sin ánimo de lucro decidió comenzar una iniciativa para la protección del planeta. Para ello comenzó a utilizar el concepto de corredores biológicos.
En pocas palabras, podemos decir que se trataba de crear una red de espacios para establecer un gran cinturón que rodee todo nuestro planeta por mar y tierra. Son propuestas ambiciosas que defiendan todo aquello que todavía es bello y salvaje para proyectarlas hacia el futuro.
El Corredor Biológico Mundial es un proyecto internacional en beneficio de todos, un área continua a modo de cinturón ecológico alrededor de nuestro planeta con infraestructura verde y azul, que unirá países, personas, plantas y animales, selvas, bosques, reservas. En definitiva, espacios naturales bien conservados, donde es fundamental la gea, el terreno donde se sustentan los hábitats y el patrimonio geológico de las diferentes zonas, así como la flora y la fauna, creando una vía continua de biodiversidad mundial.
Según reza en su decálogo, no solo se trata de reforestar hábitats degradados, si no también, de proteger y conservar los hábitats naturales en buen estado, como las selvas, las sabanas, los hábitats marinos dominados por las algas, los arrecifes rocosos, los arrecifes coralinos, las montañas sumergidas y las áreas de alto interés geológico y paleontológico. Incluso, se pueden introducir en este corredor, las rehabilitaciones de espacios afectados por las actividades extractivas, considerados como nuevos espacios antrópicos creados por el hombre, que están contribuyendo a la generación de nuevos hábitats sostenibles siempre que se hayan establecido una importante y representativa biodiversidad. Todo ello, sustentado en estudios detallados que muestren consistentemente la selección de estos espacios y la coherencia de la conectividad entre estas áreas.
Existe un Comité Internacional que dirige toda esta iniciativa y cuyos miembros son personas o instituciones nacionales e internacionales vinculadas a la defensa, el estudio y la investigación del patrimonio natural en diferentes aspectos y en el amplio sentido de la palabra, y donde también tienen cabida otros muchos expertos y especialistas en cualquier materia de conocimiento que pueda dar luz y aportar datos que apuntalen las propuestas de los corredores, y el cinturón planetario que se quiere desarrollar en el futuro. Es por lo tanto, una iniciativa de gran sinergia entre regiones, conocimientos, administraciones y seres humanos que apuestan por la conservación y preservación de los ecosistemas de nuestro planeta Tierra.
El mentado Comité Internacional pretende hacer visible y accesible un espacio de encuentro entre los miembros para generar alianzas, ideas y proyectos que influyan en la creación y preservación de estos espacios conectivos y llegar conseguir avances significativos en la ampliación del cinturón verde-azul que se pretende generar. A través de esta figura de gestión se encauzará toda la labor de relaciones y contactos con los gobiernos nacionales, regionales, municipales y las instituciones internacionales como Naciones Unidas o la Unión Europea.
La fuerza de la razón y el espíritu de la conservación impregna toda esta iniciativa muy arriesgada y valiente. Muchos no verán ningún interés, y otros quizá no sean optimistas en el desarrollo de este ambicioso proyecto en beneficio de todos, sin embargo, hay que saber que nuestra misión es plantar semillas de ilusión y beneficio colectivo basados en el respeto y cuidado del jardín común. La fructificación del huerto puede que no lo veamos jamás, o que tarde generaciones en avanzar, pero algún día esta semilla germinará y florecerá aunque sea en el espíritu de bondad y solidaridad en la que se forjó.
La propia existencia de la iniciativa es ya un acto de amor enorme que hace que toda la creación y el propio universo cambie a mejor. Nosotros sabemos que hay en marcha iniciativas por parte de la FMMC (Fundación Museo del Mar de Ceuta) para colaborar con el Corredor Internacional. Por ello, podemos adelantar algunas de las propuestas en las que se está trabajando en esos momentos.
Al ser un proyecto novedoso, flexible y abierto al mundo, estos corredores biológicos pueden ser también una excelente oportunidad para “poner en el mapa” por vez primera a muchas regiones y enclaves desconocidos para la mayoría. De hecho, es una gran herramienta para mostrar la belleza del planeta y la importancia de los procesos ecológicos que se establecen en muchos lugares remotos de los mares y océanos que nos rodean (en el caso de las propuestas para el medio marino).
Hay que indicar, que se trata de grandes áreas marinas que a modo de cinturones vayan rodeando al globo. Así, de esta manera, se quiere establecer un corredor en el Mar de Alborán-Golfo Ibero-marroquí que explique la gran conectividad entre el Mediterráneo y el Atlántico. Este es un espacio plagado de reductos y montañas sumergidas y sistemas de escarpes costeros de un valor incalculable para el estudio y la conservación de las especies marinas. Tanto la geología, los lugares de interés paleontológico como las exploraciones biológicas submarinas muestran la enorme conectividad entre estos sistemas rocosos antes mencionados y su interés para la generación de especies de invertebrados marinos crípticos.
De hecho, puede ser una gran oportunidad para establecer, en una parte significativa del litoral norteafricano español, el kilómetro cero de los sistemas de montañas litorales asociados a las costas. Otro gran espacio de conectividad y relación biogeográfica y geológica bien podría ser un vasto corredor macaronésico que abarcaría desde una parte de la cresta centroatlántica, las Azores, el Gorringe, Madeira, Canarias, el Sus marroquí, el archipiélago de Cabo Verde y llegaría hasta Santa Helena. Además de las islas esta unidad trata de incluir a todas las montañas, antiguas islas ahora sumergidas y bancos de pesqueros repartidos por este vasto territorio marino. Todo ello está unido biológicamente hablando en clave de paisajes sumergidos por los bancos de corales negros que circundan las islas y las mencionadas montañas y escarpes.
A partir de este gran ámbito de conexión y conservación de hábitats y especies se pueden establecer figuras más regionales que indiquen paulatinamente toda la riqueza que esas áreas albergan. Así en Cabo Verde, se puede establecer el kilómetro cero de la diversidad de corales de la Macaronesia; en Azores el kilómetro cero de la diversidad de elementos relictos del Tetis; Madeira podría atesorar el kilómetro cero de la diversidad de los corales negros descritos para la ciencia en toda el área; En Canarias se pueden establecer varios kilómetros cero: el kilómetro cero de los corales relictos de Canarias en Montaña Clara; el kilómetro cero de los hábitats mesofóticos en el archipiélago Chinijo al norte de Lanzarote; el kilómetro cero de los cinturones mesofóticos de corales negros asociados a laderas sedimentarias de Canarias en Lanzarote; en La Palma, el kilómetro cero de las comunidades resilientes del coral negro Antipathella wollastoni. Todo ello, son propuestas en fase de elaboración y sustentadas en publicaciones científicas contrastadas que explican la gran diversidad biológica de estos corredores y muestran con ejemplos significativos el origen, extensión, descripción ecológica, historia natural, evolución, dinámica y supervivencia de todos estos paisajes y hábitats sumergidos poniéndolos en relación al Cambio Global. Todos ellos se encuentran amenazados debido el desarrollismo economicista que impera en nuestras sociedades y el insostenible estilo de vida opulento.