Los hornos se encienden una y otra vez desde las cinco de la mañana. Emerge nata en los cubos de las batidoras industriales, un manjar blanco que de muda a las mangas pasteleras para acabar esparcida en la base. Estas labores son parte de la rutina que viven los trabajadores del obrador La Campanita de Ceuta desde hace dos días.
Bien temprano comienzan sus tareas para llenar los mostradores de los roscones de sus tres majestades y, con ellos, llevar a los paladares el sabor a Reyes Magos. El proceso se lleva a cabo como si se tratara de una fábrica en cadena, a diferencia de un aspecto fundamental: en este caso todo se hace de forma artesanal.
“Una vez llegamos, se elabora la masa y luego, se moldea. Cuando ya tienen forma, se colocan en la bandeja y a calentar”, explica Damián Cruz, uno de los encargados de realizar estos dulces. A partir de ahí, en unos 25 minutos, ya está listo para rematar. Todos los reposteros se turnan a lo largo de la jornada por lo que conocen bien todas las técnicas de primera mano.
Evolución del postre
Los roscones se realizan desde hace décadas, pero, la manera de fraguarlos ha cambiado con el tiempo. Cruz asegura que, antes eran congelados para continuar con los últimos retoques más tarde. A día de hoy no pasan por frío y se hacen en el momento con la finalidad de obtener una mejor calidad en el resultado final.
“Antes se hacía eso y se iban sacando. Ya no. Todo es natural. Lo que se vaya produciendo, es lo que se vende en el día Si la previsión un día es de 1.000 roscos, si hay que venir a las cinco e irse a las doce de la noche, se hace. Es una festividad que se da una vez al año”, explica.
Los sabores también han cambiado. Hay quien decide romper la balanza a favor de las novedades. La pastelería se ha decantado este 2025 por el pistacho, las chocolatinas Kinder bueno, las galletas Lotus o el crocanti blanco o negro.
Estas sugerencias enriquecen su oferta y amplían el impacto positivo en los beneficios de la empresa. No son los únicos artículos navideños disponibles en sus vitrinas. Los turrones y las pastas han estado también presentes estos días en su establecimiento.
La nata y la crema lideran aún los favoritos, pero eso no ensombrece a los nuevos. “Se han vendido ya bastantes. La gente no para de venir y de pedir encargos. Los que más se están llevando de los nuevos son los de pistacho”, comenta. Estos últimos atraen, sobre todo, a un público más joven.
La masa
El secreto de un buen roscón se encuentra en su elemento fundamental y de base, que no es otro que la masa. Como es costumbre en estas fechas, asiduamente se elaboran en todas las confiterías de España para esos desayunos en casa tras abrir los regalos de los Reyes magos. Aunque la fórmula es la misma, este ingrediente puede marcar la diferencia.
Otman Chorfy, otro de los encargados en La Campanita, así lo afirma sin rodeos. “Esa es la esencia. Nada más. El resto, es igual. Es natural y no lleva componentes químicos”, destaca.
Amasan sobre mesas metálicas estos manjares. Los abren y colocan el relleno sin olvidar el premio y el haba. Pasan de un color oscuro tostado a un brillante que hace la boca agua. Así, con estos gestos sencillos, los pasteleros dan forma entre sus manos a esos dulces que llevan el sabor de la ilusión.