La Semana Santa en Ceuta no solo se vive en las calles de Ceuta, con las procesiones y los pasos que llenan de emoción a fieles y visitantes, sino también en las cocinas, donde los sabores de antaño vuelven a cobrar vida. Entre todos ellos, hay uno que destaca por encima del resto: las torrijas caballas.
Este dulce, profundamente arraigado en la tradición culinaria española, se convierte cada año en el protagonista indiscutible de las sobremesas ceutíes durante estas fechas.
¿Cómo se preparan las tradicionales torrijas?
Su preparación, tan sencilla como deliciosa, tiene el poder de reunir a familias enteras en torno a los fogones. Pan del día anterior, leche, azúcar, canela, huevos y un toque de miel se transforman, con paciencia y mimo, en un bocado que evoca recuerdos, abuelas y celebraciones de otra época.
En Ceuta, como en el resto del país, las torrijas se elaboran con esmero, manteniendo vivas recetas que han pasado de generación en generación.
La popularidad de las torrijas no es casual. Su origen se remonta a siglos atrás, cuando durante la Cuaresma, tiempo de recogimiento y ayuno, era necesario encontrar alternativas a los alimentos prohibidos, como la carne. Así surgieron platos elaborados con ingredientes humildes pero sabrosos, como el pan duro y la leche. La torrija, además de cumplir una función energética, ofrecía un momento de placer sin romper con las normas religiosas.
Las auténticas torrijas caballas
En Ceuta, estas tradiciones se han conservado con especial cariño. Las pastelerías, como también muchas casas particulares, viven estos días con un frenesí dulce: cada familia tiene su receta estrella, cada abuela su secreto mejor guardado. Hay quienes las preparan con vino en lugar de leche, quienes les añaden ralladura de limón o las bañan en almíbar. En todas sus versiones, las torrijas son un homenaje al sabor de lo auténtico.
Otros dulces típicos de la Semana de Pasión
Junto a ellas, no faltan otros clásicos como los pestiños, la leche frita o los buñuelos, que también forman parte del repertorio dulce de la Semana Santa. Sin embargo, ninguno ha logrado desbancar a las torrijas del trono de los postres cuaresmales.
Además, en los últimos años, muchos obradores y pastelerías han apostado por reinventar la torrija, presentándola en versiones más modernas, con toques de naranja o chocolate. Aun así, la más valorada sigue siendo la tradicional, la que se fríe lentamente hasta dorarse y se reboza generosamente en azúcar y canela.
Con la llegada de la Semana Santa, Ceuta se llena de aroma a torrija. Desde las tiendas donde se agotan los ingredientes clave hasta los escaparates de las panaderías donde lucen doradas y apetitosas, todo en la ciudad recuerda que este dulce es mucho más que un postre: es cultura, es identidad y es memoria compartida.
La Semana Santa caballa sabe a torrija
Y mientras los pasos recorren las calles entre marchas y tambores, muchas familias ceutíes disfrutan de una buena bandeja de torrijas recién hechas. Porque en Ceuta, la Semana Santa también se saborea… y sabe a torrija.
En muchas asociaciones de vecinos, colegios y centros culturales de Ceuta también se organizan estos días talleres donde pequeños y mayores aprenden a preparar estas torrijas como antaño. Estas actividades no solo sirven para enseñar una receta, sino también para transmitir valores como el respeto a las costumbres, el trabajo en equipo y el disfrute compartido de una tradición que sigue más viva que nunca.
Además, cada familia tiene su receta favorita, muchas veces escrita a mano y guardada como un pequeño tesoro familiar, que se rescata cada año para endulzar los días de Semana Santa.