En julio de 2020, la Guardia Civil ejecutó tanto en Ceuta como en varios puntos de la Península la bautizada como Operación Soldado, enmarcada en la lucha contra el tráfico de hachís y el blanqueo de capitales.
Fueron 30 detenidos en total, pero las acusaciones sobre buena parte de ellos se perdieron en el camino archivándose los procedimientos en Instrucción al no quedar evidenciada la comisión de delito.
De aquellas imágenes espectaculares de decenas de agentes tomando barriadas como el Príncipe, Benzú, el Morro o Juan Carlos I se ha ido pasando a las fases judiciales de un procedimiento complejo con causas seguidas aquí y en la Península. La fase estelar de la operación fue en verano de 2020 pero arrastraba al menos un año de investigación previa.
Este martes, ante el tribunal de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta, se han sentado en el banquillo cinco personas acusadas en principio de delitos contra la salud pública y organización criminal. Solo dos de ellas han sido condenadas en sentencia firme dictada in voce por tráfico de drogas, aceptando una pena de 3 años y 6 meses de cárcel, toda vez que han reconocido su implicación en el pase de casi 700 kilos de hachís.
Detenidos en alta mar con casi 700 kilos de hachís
Estos dos varones, que están presos preventivos desde su arresto en septiembre de 2019, han reconocido ante el tribunal que eran conscientes de que estaban cometiendo un delito después de haber recibido en alta mar hasta 21 fardos desde una semirrígida. Los dos acusados llamados R.J.H.R., natural de Cádiz, y K.E.N., de Gibraltar, fueron detenidos por el Servicio Marítimo de Algeciras con las manos en la masa.
En su declaración, ambos han recalcado que no reconocen a quienes esa jornada les hicieron entrega de la droga para que la trasladaran a un punto concreto de la costa. Solo recuerdan que, en cuestión de minutos después de la entrega de los fardos, se vieron sorprendidos por la llegada de la Benemérita. Ahí terminó su estancia en libertad.
En la condena dictada este mismo martes por la Audiencia se ha tenido en cuenta la existencia de una atenuante muy cualificada de colaboración con la Justicia y reconocimiento del delito. Llevan ya 3 años entre rejas y la Sala se ha opuesto a la suspensión de la parte de condena que les queda, que había sido solicitada por las defensas pero rechazada por el Ministerio Fiscal.
La clave de este juicio: 3 acusados por organización criminal y tráfico de drogas
La clave de este juicio, que ha quedado visto para sentencia, está en la incriminación de los otros tres acusados para los que el Ministerio Fiscal pide la imposición de hasta 8 años de cárcel: 6 por tráfico de hachís y dos por organización criminal. Según la Acusación, los llamados R.C.K., M.A.B. y M.R.M., todos de Ceuta, formaban parte de un grupo que tenía como finalidad el tráfico de drogas desde la ciudad a distintos puntos de la Península, usando para ello embarcaciones semirrígidas con las que acudían a cargar a Marruecos.
Estaban bajo investigación del OCON-SUR –Organismo de Coordinación del Narcotráfico- así como de las Comandancias de la Guardia Civil de Ceuta y Algeciras, cuyos investigadores intentaban romper un entramado destinado a la comisión de estos delitos. Aquellas investigaciones dieron pie a la Operación Soldado, bautizada así por la profesión de uno de los arrestados.
Agosto 2019, balizas para seguimiento de los sospechosos
En agosto de 2019, ante la sospecha evidente de que pudiera cometerse un pase de hachís, la Guardia Civil consiguió autorización judicial para colocar en una de las semirrígidas que usaban estos acusados un sistema de balizamiento, al objeto de controlar con dispositivos de geolocalización cualquier movimiento.
Mantiene la Fiscalía que el 6 de septiembre de ese año, los llamados R.C.K. y M.A.B. efectuaron un traspaso de esos casi 700 kilos de hachís que habían cargado en Marruecos a la embarcación recreativa que ocupaban los dos condenados. Después intentaron llegar a las costas peninsulares de vacío pero no pudieron, teniendo que pasar la noche en el Estrecho hasta su regreso a Ceuta.
Fue a la altura del Foso en donde se hizo un cambio de ocupantes, subiéndose a la semirrígida el acusado M.R.M. y bajando estos dos. Este tercer acusado sería el encargado de atracar la goma en el puerto deportivo al tener título de patrón.
Para la Acusación los hechos están acreditados porque estos tres acusados se encargaban de utilizar semirrígidas para hacer trasvases de droga, regresando a Ceuta pero cambiando en el camino de ocupantes con vistas a no ser identificados en el caso de su detención.
La Defensa niega los hechos, alude a la falta de pruebas
El día en que se produjo el trasvase del hachís, la semirrígida ocupada por R.C.K. y M.A.B. estaba siendo controlada por la Benemérita tanto mediante ese sistema de balizas como por las cámaras del COS y SIVE. No rastrearon la presencia de ninguna otra lancha en la zona por lo que se considera acreditado que los tres están implicados en los delitos que les han llevado a sentarse en el banquillo.
La Defensa de estos tres acusados se ha opuesto radicalmente a una condena, reclamando de hecho su absolución. En su informe ha aludido a la falta de pruebas contra sus clientes, ya que en la semirrígida en la que fueron identificados no se encontró nada: “Ni un gramo de hachís”, ni tan siquiera “teléfonos móviles, trajes de neopreno, petacas o víveres” que pudieran servir para relacionarlos con el hachís intervenido o con haber permanecido tanto tiempo en el mar.
Mantiene la Defensa que los tres acusados no estuvieron implicados en ese pase de drogas, exponiendo que son los únicos que se están sentando en el banquillo acusados de organización criminal cuando en todo este procedimiento de la Operación Soldado se han ido archivando causas vinculadas a otros detenidos con exactamente los mismos hechos formalizados en acusación.
Ha evidenciado la falta de pruebas contra sus patrocinados para verificar que eran los que ocupaban la semirrígida que entregó los 21 fardos de hachís. “No hay droga, no hay delito, ¿dónde está ese grupo criminal?”, ha expuesto.
Las declaraciones de los acusados
Estos tres acusados han negado tener relación alguna con los hechos. El llamado R.M.A., de profesión militar, ha indicado que nunca ha tenido problemas con la Justicia. Tiene la licencia de patrón y por eso puede pilotar embarcaciones de hasta 8 metros de eslora. Disponía de un poder notarial para poder utilizar la semirrígida bajo sospecha de la Guardia Civil.
El día de los hechos ha declarado que recibió una llamada del verdadero dueño de la embarcación para que la recogiera y atracara en el puerto deportivo. Ahí es donde vio a los otros dos acusados y fue cuando se produjo la intervención de los agentes de la Guardia Civil que lo identificaron.
Los otros dos acusados han indicado que habían usado la semirrígida para ir de pesca, rechazando cualquier relación con el traslado de los bultos con hachís.
Control permanente de la Guardia Civil
El instructor de las diligencias realizadas por la Guardia Civil ha narrado cómo estaban investigando una organización que hacía uso de semirrígidas, teniendo marcada la que usaron los acusados a la que previamente le habían colocado una baliza.
Según el agente los tres trabajaban para la organización que estaban investigando sacando y metiendo en el puerto la semirrígida con la que se cargaba la droga. Ha destacado además que uno de ellos ejercía una constante contravigilancia para retirar balizas que eran colocadas por el Instituto Armado para los seguimientos.
Otro de los guardias civiles que ha prestado declaración ha mantenido la misma teoría sobre el control que se tuvo de esta semirrígida desde que partió de Ceuta, negando acercamientos de otra lancha a la recreativa que recibió el hachís intervenido por el Marítimo de Algeciras.
La Audiencia ha dejado visto para sentencia, habiendo dictado parcialmente la condena solo para los dos acusados que han reconocido el delito.