Todos estamos familiarizados con la gran cantidad de loteros que a pie de calle desarrollan su oficio en Ceuta, pero, ¿alguna vez se han preguntado cómo es el oficio del lotero desde su propia perspectiva?
Hoy nos hemos desplazado hasta la plaza de la Constitución para conocer a los loteros más famosos del centro de la ciudad.
Nada más llegar nos encontramos con Miguel Gómez, más conocido como Miguelito, que lleva en el oficio de lotero unos 20 años. Asegura que vender en la calle “cada vez cuesta más”, sobre todo desde que en enero “la lotería subió a un euro”.
A principios de mes, según cuenta, la velocidad de venta es mayor que al adentrarse el día 15, que es cuando las ventas se vuelven algo más espesas, “aunque depende del mes”.
En invierno intentan buscar un techito en el que resguardarse y en verano una sombra en la que evitar el sol directo de la estación. Ser lotero es sobrevivir a las condiciones según te lo permita la calle.
Baldomero Santiago fue la segunda parada del día. Este lotero asegura que el oficio es “muy duro en verano con el calor y, en invierno, con el frío y las aguas”. Con la entrada del invierno deben resguardarse en las tiendas si las lluvias no cesan o son intensas e ir preparados con “ropa de agua”.
Baldomero lleva 12 años como lotero. Se quedó en el paro y recurrió a vender lotería para “mantener la casa” y, por lo visto, encontró un refugio en ella, pues acumula ya algunos años al frente de su puestecito.
Asegura que “ser lotero es un oficio digno, con el que gracias a Dios no falta nada en la casa”.
La joven lotera Lorena Robles quiso hacer hincapié en lo duro que es trabajar vendiendo lotería en la calle, donde lleva ya 13 años laborando.
En sintonía con sus compañeros ha hecho referencia a las dificultades que la lluvia trae consigo. “Lo pasamos súper mal. Me he llegado a calar todos los pies de agua y llegar con ellos arrugados, además la lotería ahora está más cara y cuesta más vender y si no vendes ese dinero lo pierdes”.
Robles cuenta que “casi todos los loteros” ubicados en plaza de la Constitución son amigos, por lo que este trabajo trae con él numerosas amistades. “Somos un club de amigos, yo tengo amistades que son como hermanos sacados de aquí”.
La joven ha confesado que cada mañana son sus amigos los loteros y los amigos que ya ha hecho en su habitual puesto de trabajo quienes les dan las fuerzas necesarias para continuar en su día a día.
Lorena entra a las ocho de la mañana, “cuando está buena la venta puedes terminar a las 12, pero cuando se complica la cosa puedes estar hasta las 13:25”, cuenta.
Por lo general, la gran mayoría de loteros trabaja por la mañana.
María Dolores Montero, madre de Robles, acumula algunos años más, llegando a 32 años en el oficio.
“Ahora estoy mejor porque solo vendíamos un paquete, ahora vendo dos. El único problema es que hay que venderla sí o sí, pero de todas formas le doy gracias a Dios por tenerla”, cuenta.
Mª Dolores siempre ha trabajado en la calle y considera una labor “muy dura” el vender lotería en estas circunstancias. A María Dolores le habría gustado estudiar y ser veterinaria, profesión que cataloga como su “sueño”, pero “antiguamente no era como ahora” y se quedó con ganas de dedicarse a aquello que realmente le apasionaba.
Y como no podía ser de otra manera también conocimos a Pilar Laasri, más conocida por todos como ‘la Pili’. Esta conocida lotera lleva en el oficio desde el año 90.
“Me llevo muy bien con mis clientes, aunque he perdido a muchos porque dicen que llevo mucho años vendiendo, eso que tendrá que ver, es una tontería y me da mucho coraje porque hay días en los que me ha sobrado lotería”, traslada.
Según Pili, vender “es muy difícil porque te tienes que mover y dejar lotería fiada”. Además, ha alertado a otros compañeros de que “si se va a dar lotería fiada que sea a quienes conozcan porque hay muchos que no han pagado”.
La personalidad de Pili es arrolladora, allá por donde pasa saben que ‘la Pili’ está llegando. Ella disfruta con su oficio y ha mostrado muchas ganas por la llegada de la Navidad.
Mientras conversábamos con Pili apareció una clienta y amiga. Pili es maravillosa, le puedes pedir cualquier favor que te lo hace, yo la quiero mucho”, dijo de sobre Pili.
“Pero chillo mucho”, le contestó Pili, a lo que esta simpática mujer le respondió: “Bueno, pero yo le digo a mí no me chilles y ya está, es muy buena”.
“Es mi forma de hablar”, finalizó Pili, añadiendo que ser conocida en Ceuta le sienta “muy bien”.
Y, por último, visitamos el puestecito de Pepi Escolano. Esta coqueta señora lleva 21 años en el oficio de la lotería. Al igual que muchos de sus compañeros, opina que la subida de 0,25 céntimos de la lotería está haciendo estragos en los trabajadores, quienes están pasando “por una mala racha”.
Pepi define el trabajo de lotero como “cualquier otro trabajo, como el que está en una oficina o cualquier otro”.
“Nosotros aguantamos el frío y el calor. Hay que vender porque hay que comer y pagar todos los días. Es muy duro, sobre todo en invierno, en verano se aguanta, pero en invierno, cuando llueve y hace este frío tan fuerte, es duro, pero es el trabajo que tengo y el que tengo que hacer”.
Escolano asegura que ella adora vender. Además de vender lotería de Cruz Roja también vende lotería de Navidad que trae “de Madrid todos los años” y hace rifas. “La cosa es sacar dinero de donde sea”, dice entre risas esta simpática mujer.
También asegura Pepi que en este oficio se hacen muchas amistades. Revela que tiene muchos más amigos en su zona de trabajo que en el lugar donde vive.
Pepi sale de casa a las 08:00 horas, llega a la asamblea (donde recogen la lotería) a las 09:00 y es entonces cuando se dirige hasta su zona de trabajo para comenzar la jornada.
Conocer a todos estos loteros ha sido una auténtica aventura. Cada uno con su destacada personalidad se ha hecho un huequito en la historia de la ciudad, siendo conocidos por todos y los dueños y señores de las mañanas en plaza de la Constitución.