Esta semana hemos conocido el acuerdo de modificación de la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana, conocida popularmente como ley mordaza. Una modificación de la que no puedo hacer un balance profundo porque no tenemos el contenido y, por tanto, todo queda en el relato que hemos conocido por los medios de comunicación y de las distintas interpretaciones de nuestros representantes políticos.
La ignorancia es muy mala consejera y nos lleva a sacar conclusiones que distan mucho de la realidad, aunque hay quienes las aceptan como verdades absolutas porque no se preocupan en comprobar los datos.
La ignorancia de los que piensan que la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana es utilizada caprichosamente y desproporcionadamente por policías y guardias civiles para acallar las quejas ciudadanas bajo el pretexto de faltas de respeto y desconsideración se equivocan y deberían recurrir a los datos sobre esta materia.
Las organizaciones que aportan “datos certeros”, como que en 2022 se pusieron más 227.000 denuncias por infracciones a la ley que nos ocupa, obvian que el 60% de esas denuncias NO fueron por falta de respeto y desconsideración a los agentes de la autoridad y SÍ fueron por consumir drogas en vía pública, además tendríamos que sumar la posesión de navajas y utensilios peligrosos con ánimo intimidatorio y las miles de denuncias a otros muchos artículos y, por tanto, los que apuntan al uso abusivo de la ley para impedir que los ciudadanos se expresen libremente se equivocan o les faltan datos.
Al otro lado de la manipulación están los que quieren meternos con calzador que con la modificación de la “Ley Mordaza” han conseguido la panacea de la libertad de expresión, a estos les apuntaré que la modificación contempla que estos conceptos dejarán de ser faltas graves y pasarán a ser faltas leves, lo que realmente se rebaja son las cuantías de las sanciones que en el caso de las sanciones por faltas leves son de entre 100 y 600 euros. Vamos, que hay que pasar por caja, pero un poco menos. Eso sí, consumir droga en vía pública saldrá más barato.
“Los agentes debemos exigir un protocolo claro que determine con verdadero rigor la línea que determina qué es una devolución permitida y cual no, para evitar que guardias civiles y policías tengamos la más mínima duda”
No podemos pasar por alto el acuerdo de modificación de la Ley de Extranjería para acabar, según parece, con lo que vienen a llamar devoluciones en caliente en las fronteras con Marruecos, porque afecta de forma muy especial a los guardias civiles y policías que prestan servicio en Ceuta y Melilla. Llegados a este controvertido tema, los agentes no deben tener la menor preocupación, porque las Asociaciones Profesionales y los sindicatos policiales debemos exigir un protocolo claro que determine con verdadero rigor la línea que determina que es una devolución permitida y cual no para evitar que guardias civiles y policías tengamos la mínima duda sobre esta línea divisoria, porque los guardias civiles y policías no debemos interpretar las leyes y, mucho menos, limitar o vulnerar derechos, entre otras cosas, porque estaríamos cometiendo un ilícito penal.
Dicho esto, la modificación de la Ley de Extranjería debe ir acompañada de un croquis específico y de una norma que no deje resquicio alguno para evitar convertir a los guardias civiles en jurídicos a pie de frontera, entre otras cosas, porque no es nuestro trabajo.
Por último, no quiero dejar de pasar por alto, el principio de acuerdo sobre el uso de la fuerza y material antidisturbios que va encaminado a la sustitución de las pelotas de gomas por medios menos lesivos para evitar lesiones graves como han ocurrido en determinadas ocasiones.
Nada nuevo, porque siempre ha estado en el punto de mira de cada intervención policial. Nada nuevo, como nada nuevo es que los policías y guardias civiles utilizan los medios que les proporciona el Ministerio del Interior y, por tanto, tendríamos que mirar hacia otro lado y no tanto a los que realizan su trabajo con las herramientas que nos facilitan nuestros respectivos ministerios.
Como decía, poco sabemos de estos posibles cambios, pero no debemos asustarnos, porque parece más de lo mismo, seguiremos denunciando o poniendo a disposición judicial a los que insulten o menosprecien a los agentes, según la gravedad de los hechos; seguiremos utilizando medios para disolver las manifestaciones cuando recibamos las órdenes para ello y seguiremos respetando los derechos de los ciudadanos extranjeros que lleguen a nuestras costas respetando las leyes y normas que dicten nuestros gobiernos, como decía, nada ha cambiado, todo sigue igual, quizás más ruido que nueces.
Más ruido que nueces.