La puerta los ha recibido con el decorado propio de esta festividad. Luces aún apagadas que han aguardado a los 120 invitados de este iftar especial en Ceuta.
Los distintos sectores de la sociedad local se han reunido para romper el ayuno. Un acto para festejar el mes sagrado, el más importante en el calendario para todos los musulmanes.
Más allá de una velada amena o una cena, el evento ha servido para tener puentes entre los distintos actores públicos que forman parte de la ciudad. Este jueves se ha abierto una puerta a la convivencia.
Trece mesas
Asociaciones vecinales o de otra naturaleza junto a distintas autoridades se han sumado a este punto de encuentro para conmemorar un año más el Ramadán.
Trece mesas se han repartido por la primera planta. Adornadas de blanco y con paños hechos a mano, han dado la bienvenida al centenar de huéspedes.
Platos sencillos de cristal y vasijas a juego para celebrar una noche de larga conversación. Dátiles y chubaquías ya estaban colocados para todos los comensales.
Bienvenida
Los asistentes se han saludado unos a otros en la puerta de la estación antes de la entrada. Conversaciones breves y apretones de manos que se han visto interrumpidos por la lluvia.
Rápidamente, han entrado empujados por el mal tiempo. Allí han hallado todo dispuesto para dar comienzo al iftar con una cubertería y una vajilla que ha destacado por su sencillez.
Juan Vivas, presidente de la Ciudad, Cristina Pérez, delegada del Gobierno, Alejandro Ramírez, consejero de Fomento o Nabila Benzina, de Sanidad y Servicios sociales han estado presentes.
Ambiente solemne
Previo al inicio de la celebración, se ha respirado un ambiente completamente solemne. Repartidos en distintos puntos de la sala, no ha cupido apenas un alfiler en el primer piso del centro.
Han intercambiado algunas palabras y se han preparado para colocarse cada uno en su lugar. Vivas ha estado de saludo en saludo antes de sentarse en la mesa que ha presidido el acto.
Una vez ya incorporado cada uno en su lugar asignado, han esperado hasta la hora exacta, sin sumar o restar ni un solo minuto. Los 120 ceutíes que se han dado cita han compartido la cuenta atrás.
Llamada al rezo
Una voz ha irrumpido los leves murmullos que se han generado. Se ha dispuesto a hacer una llamada al rezo sonora que ha llevado al silencio de todos los invitados a la cena.
Ya finalizado el anuncio, todos se han dispuesto a degustar los primeros manjares que ya estaban colocados. Las jarras de batidos de aguacate y naranja se han pasado de mano en mano.
Quienes lo han considerado oportuno o lo han visto necesario, han podido hacer sus oraciones en la segunda planta donde se ha habilitado un espacio para poder practicar el culto sin molestias.
Los dátiles han roto el ayuno para, más tarde, disfrutar de breguas y otros ligeros tentempiés antes de una cena más copiosa. Como de costumbre en estas fechas, el primer entrante ha sido una caliente harera.
Entrar en calor
Este humeante plato ha venido como anillo al dedo a los asistentes que han permanecido refugiados de la lluvia. Este tradicional indispensable de la gastronomía en Ramadán ha hecho entrar en calor a los comensales.
Han aprovechado la ocasión para compartir impresiones, volver a ver a quienes quizá no han visto hace tiempo y tener una oportunidad para charlar de forma distendida fuera de los protocolos.
Ya transcurrida una parte de la velada y con el primer cuenco de sopa ante sus caras, el ambiente se ha animado con una suave música de fondo. Esta no ha interrumpido la buena conversación.
De hecho, a la entrada del centro ha rezumado un murmullo muy notable. Una comida de convivencia para festejar un año más la llegada del mes sagrado, de treinta días de hermanamiento, solidaridad y perdón.