El cronista oficial de la ciudad, José Luis Gómez Barceló, hizo un breve recorrido por nuestra historia para los micrófonos de COPE Ceuta. Destacó la importancia de lo que representa el 2 de septiembre, no tanto por la fecha elegida, sino por lo que supone para Ceuta como Ciudad Autónoma.
–Fenicios, griegos, cartagineses, romanos, vándalos, visigodos, bizantinos, musulmanes, portugueses, españoles. Todos hemos hecho, a través de la historia, la Ceuta que hoy vivimos. ¿Está de acuerdo el cronista oficial de la ciudad con esta afirmación?
–Es natural. Al fin y al cabo, el territorio nos marca mucho, pero sin el componente humano no habría nada.
–Este lunes celebramos el día de Ceuta, el 2 de septiembre, y por este motivo hemos querido tenerle en COPE Ceuta para que nos conteste a una serie de preguntas ya que, además, creemos que es el más indicado para hacerlo. La primera es la más importante: ¿qué efeméride se recuerda con el 2 de septiembre?
–Lo que se recuerda es que ese día, después de la conquista de la ciudad por la flota de don Juan I de Portugal, la flota volvió a Portugal, a la metrópoli, y don Pedro de Meneses quedó al mando de los caballeros que dejaron en la ciudad, para transformar aquella Medina Septa que se había encontrado en la ciudad portuguesa de Ceuta, creando nuevas instituciones y dándole sentido a una ciudad que nacía en ese momento.
–El día se celebra desde que somos Ciudad Autónoma.
–Realmente somos Ciudad Autónoma desde la aprobación de la Ley Orgánica 1/95, pero durante dos años se estuvo discutiendo qué fecha elegir hasta que, al final, el Pleno aceptó por unanimidad esta propuesta del entonces consejero de Educación y Cultura, Juan Jesús Barroso Calderón, y la aprobó en octubre de 1997.
–Eso quiere decir que muchas personas participaron en este proceso…
–Sí, hubo distintas propuestas. Había quien pensaba que se debía utilizar la fecha de promulgación de la ley, otros optaban por la fecha más importante de la reivindicación del Estatuto, también quienes lo hacían por los argumentos históricos querían efemérides relacionadas con nuestra incorporación a la corona española, en el siglo XVII, o quienes decían que no, que se debía optar por las fechas cercanas a la Reconquista. Al final se decantó por esta fecha, que era de las más antiguas como ciudad occidental, como ciudad vinculada a la Península, pero que no fuera la fecha de la propia conquista. Y ahí se justificó elegir esta efeméride.
–¿Usted está de acuerdo con que esta sea la fecha elegida para conmemorar el Día de Ceuta?
–Es una cuestión política. Realmente, lo importante no es lo que recuerde, sino lo que signifique. Lo que significa es que somos una ciudad, que estamos organizados por nosotros mismos, que contamos con un apoyo y con unas instituciones que nos permiten desarrollarnos y eso es lo verdaderamente importante. Las fechas se eligen, al fin y al cabo, en función de la política y de los gobernantes de cada momento.
–Precisamente, en los últimos años ha habido algo de controversia con la fecha elegida. Incluso se pidió al Instituto de Estudios Ceutíes (IEC) que presentara varias propuestas pero eso quedó parado, o eso parece, y que el 2 de septiembre queda ahí ya para siempre.
–Esto no tiene por qué quedar para siempre. Las leyes se promulgan, se cambian, se derogan y se sustituyen, y lo mismo esto. Realmente, en su momento, también se hicieron consultas al IEC. Ahora mismo se han vuelto a hacer otras consultas. El IEC, en principio, como siempre, ve si son verdad o no cada una de esas propuestas, pero la oportunidad de elegir una u otra no es una elección de las instituciones culturales, sino de las instituciones políticas.
–Ceuta sigue siendo un lugar emblemático que podría contemplarse como la combinación de tradiciones culturales. Es una ciudad con raíces enteramente pluriculturales.
–Sí. Realmente nosotros somos una ciudad que existe no tanto por la voluntad de las personas, sino por la voluntad de la geografía. Es decir, estamos en un sitio que tiene que estar poblado obligatoriamente, somos una atalaya en el Estrecho, vemos pasar todo el que entra y sale del Mediterráneo, el Atlántico y viceversa; somos un paso obligado entre Europa y África, nos asomamos a cualquier punto y vemos la Península, vemos Marruecos, vemos Gibraltar. Eso hace que seamos un lugar por el que pasa muchísima gente, con culturas diferentes, con religiones distintas, con procedencias igualmente dispares y, por tanto, eso es lo que nos constituye como una ciudad singular, peculiar, como un laboratorio de lo que es el mundo cuando esos territorios están abiertos a los cambios.
–¿Hay algún momento de la historia de la ciudad que le hubiera gustado presenciar?
–Siempre hay momentos que le llaman la atención a uno. Un momento que me hubiera gustado ver es cómo se vivió la Revolución de 1868 en Ceuta, el destronamiento de Isabel II, en el cual la ciudad es protagonista. En un momento llega Prim para pedir que la ciudad se subleve. Luego es el surgimiento del movimiento liberal, el nacimiento de la prensa, ya tenemos los primeros fotógrafos trabajando y la ciudad está llena de presidiarios de países americanos que creen que el destronamiento de Isabel II les va a llevar a la libertad, a conseguir la independencia de sus países. Sería un momento muy bonito para saber cómo se vivió la ilusión de toda aquella gente que esperaba que la plaza militar de la ciudad que el presidio de Ceuta desapareciera para que apareciera la que hoy tenemos, una ciudad normalizada.