Nerviosos, han desfilado desde el pasillo hasta el interior del salón de actos. Ya han estado allí en ocasiones anteriores, pero, esta vez, es por un motivo especial. Los alumnos de sexto curso del colegio Maestro José Acosta de Ceuta han cerrado su etapa en primaria con una graduación muy cercana y familiar.
Los docentes han quedado sorprendidos al verlos aparecer por la puerta. Este martes han lucido con un aspecto más parecido al de un adolescente que al de un niño. El tiempo ha pasado por ellos y cada vez más están cerca de dejar su infancia.
Merche, directora del centro, ha apreciado este cambio. “Estáis grandísimos y preciosos”, ha comentado nada más subir al escenario. “¿Sabéis a dónde vais ahora? Al instituto”, ha recordado. La mujer ha aprovechado el momento para acercarse a ellos y aconsejarles.
Como si se tratara de una clase, ha formulado cuestiones y las han contestado. Uno de los estudiantes, al hacer una de sus preguntas, se ha puesto en pie para responder. “Voy a ir a uno muy lejos, dudo que sea al que está al lado”, ha señalado. “Todos te vamos a echar de menos”, ha contestado.
El 'José Acosta', una familia
Esta pequeña interacción ha sido una muestra de los fuertes lazos que unen a estos chicos con el profesorado. Los vieron llegar con poca altura y ahora se van transformados en jóvenes formados. “Quiero que tengáis en cuenta dos cosas. Os estáis haciendo mayores. Os tenéis que dejar de tonterías como ‘este me ha dicho’ o ‘me ha empujado’. Vais al instituto a prepararos y os vais a hacer hombres”, ha detallado.
La segunda, y la más importante a su juicio, es aprender a decir ‘no’. Merche les ha advertido sobre ello. “Sabéis lo que está bien y lo que está mal. Es tan sencillo como que, si algo no conviene, darse cuenta y decirles que con vosotros no cuenten”, ha expresado.
Antes de bajarse de la tarima, les ha encargado una misión de cara a esta aventura que está por venir. “Hay que dejar el banderín del colegio alto. Vais a ser nuestros embajadores en el instituto. Si no hacéis caso, dirán que qué mal los alumnos del ‘José Acosta’. Si lo hacéis bien, pensarán que realizáis un buen trabajo”, ha comentado. “A mí pronto me van a poner una banda. No me gradúan. Simplemente terminará mi labor docente en breve”, ha señalado.
Aprendizaje
La maestra Auxi no ha tenido previsto subir ni ningún discurso. Sin embargo, ha sabido encontrar los términos acertados para lanzar un mensaje a estos niños. “Hemos pasado momentos buenos y malos con los que hemos aprendido juntos. Es necesario sacar el lado positivo a todo”, ha asegurado.
Ha dejado caer un lema que ya ha repetido antes. “Pulir cera, dar cera”, ha incidido. “Tenéis que hacerlo para ir creciendo y para ser cada vez mejores. Poco a poco os convertiréis en hombres y mujeres. Confío en vosotros, incluso en aquellos que habéis tenido problemas”.
Los estudiantes también han querido expresar todo lo que les ha hecho sentir su paso por el colegio antes de su partida al instituto. Ante la atenta mirada de sus padres, han leído en voz alta lo que han escrito. Isa, Hadilla, María del Carmen, Ramón o Silvia han sido algunos de los nombres que han mencionado. Les han agradecido su dedicación a ellos, “sus sonrisas y sus correcciones”.
Amistad en el colegio Maestro José Acosta
Los amigos también han estado presentes en sus textos. “Han sido importantes para nosotros”, han manifestado. “Gracias por formar parte de este viaje que ha transcurrido desde los tres a los doce años”, han indicado.
El curso de sexto A ha hecho referencia a su apodo, ‘los exploradores del saber’. “Nos vamos al instituto, muchas cosas van a cambiar”, han trasladado. “Intentaré ser la persona que han soñado mis padres y profesores”, han destacado. A este alumno, en concreto, este acto el provoca “una nostalgia” que le lleva a pensar en su primer día. “Me fui acostumbrado a lápices, bolígrafos y libretas”.
Cada uno de los docentes le enseñó “algo diferente”, pero hay un nexo común entre ellos. “Todos han coincidido siempre en el amor, el honor, la libertad, la humildad, la constancia, el respeto, la dignidad, la honradez”, ha especificado. “No eran solo palabras. Era una forma de vida y quien posee estos valores, puede cambiar el mundo”.
“Nunca pensé que me sentiría aquí como en casa”, ha comentado otro. Se van con mucha gratitud por todo lo que han recibido en los últimos años y han prometido, que, ante todo, tratarán de ser buenas personas.