Iba a cruzar el paso fronterizo del Tarajal, que separa Ceuta de Marruecos, con el coche cargado de pastillas. En total más de 64.000 entre Clonazepan (Rivotril) y Alprazolam (Trankimazin).
La Guardia Civil lo detuvo en la tarde del pasado 8 de abril de 2025 y ahora el Juzgado de lo Penal número 1 de Ceuta lo ha condenado.
El llamado M.L.Ch. cumplirá 3 años y 8 meses de prisión por un delito contra la salud pública. Hoy ha reconocido la comisión de esta acción delictiva ante la magistrada titular del Juzgado de lo Penal 1, que ha dictado in voce una sentencia por conformidad.
Una figura jurídica que ha evitado la celebración de vista oral, sin que tuvieran que declarar testigos citados porque fueron las personas que interceptaron el lote de pastillas.
Multa y coche para su dueño
A la pena de prisión, se añade una multa de 534.500 euros que, de no poder abonarla, se sustituirá por 3 días de prisión.
Las pastillas han quedado intervenidas, mientras que el vehículo, propiedad de otra persona, será entregado a su dueño.
Los hechos por los que ahora se ha dictado sentencia condenatoria tuvieron lugar en el paso fronterizo del Tarajal cuando el ahora condenado iba a entrar en Marruecos. Contó la Guardia Civil que sospechó de la pretendida comisión de un delito por lo que procedió al registro del vehículo.
Salpicadero y depósito de combustible
No es usual que se haga en el filtro de salida hacia Marruecos, pero en este caso se llevó a cabo ese registro enmarcado en las distintas investigaciones que tiene abiertas el Instituto Armado asociadas al tráfico de estupefacientes.
En un doble fondo habilitado en el salpicadero del coche, modelo Volkswagen-Touran, con matrícula nacional, se halló toda la mercancía. También estaba oculta en el depósito de combustible.
En concreto eran 64.165 pastillas, 4.141 blister de Clonazepan -Rivotril- y 10 botes de Alprazolam -Tranquimazin-. Se procederá a su destrucción.
El negocio del tráfico de pastillas
La Guardia Civil ha llevado a cabo más intervenciones de este tipo, sobre todo de pastillas que tienen como destino su introducción en Marruecos. Es una de las rutas seguidas en este negocio para su posterior venta ilegal en el vecino país.
Es el tráfico más habitual: se transportan pastillas a Marruecos y, a la inversa, se introduce hachís en nuestra ciudad para su pase a la Península.
El modus operandi seguido es la utilización de coches con dobles fondos para ocultar esas pastillas y poder sortear de esta manera tanto el filtro aplicado por la Benemérita en el puerto o incluso en la frontera, además del ejercido por las fuerzas marroquíes.
Las inspecciones llevadas a cabo por los agentes persiguen eso, abortar la línea seguida en torno a este tráfico de sustancias.
Condena y más casos
Con esta condena se cierra uno de los sucesos asociados a este tipo de tráfico que se hace fuerte entre fronteras, convirtiéndose en uno de los negocios más lucrativos de unas pequeñas redes que se dedican a traer pastillas desde la Península a Ceuta para, posteriormente, proceder a su introducción en el mercado marroquí.
Se utilizan para hacer karkubi. La Guardia Civil ha intervenido ya varios lotes de estas sustancias en un tipo de delito que repuntó de forma notable durante la pandemia y tras la misma.
Se han análisis de riesgos e investigaciones para dar con quienes están detrás de esta modalidad delictiva al objeto de aminorar una tendencia que va cada vez a más. Ceuta se ha convertido, de hecho, en una de las puertas abiertas a este tráfico de pastillas dirigidas al consumidor marroquí.