Marroquí con permiso de trabajo y residencia en España. 35 años de edad, sin antecedentes y movido por un único fin: embarcar de Ceuta a la Península. Pero ese embarque tenía truco, escondía casi 45 kilos de hachís en el salpicadero del coche modelo Toyota que conducía.
Ahora, solo tres semanas después de su detención, se le ha condenado a 3 años y 1 día de cárcel por un delito contra la salud pública.
Además, se le impone una multa de 81.500 euros que, de no poder abonarla, se sustituirá por 3 días más de cárcel.
El acusado, que fue conducido ante la magistrada del Juzgado de lo Penal número 1, reconoció los hechos y aceptó la pena impuesta, ordenándose además la destrucción de los 113 bloques de droga que había escondido en el salpicadero para engañar, o intentarlo, el control antidroga de la Benemérita dispuesto en el puerto.
Del puerto a la cárcel
Así termina, entre las paredes de una celda, la libertad hasta ahora disfrutada por este joven.
El hachís que intentó colar en la Península venía, como en otros muchos casos, envuelto en papeles de marcas conocidas de chocolate y entre adornos.
Había sido escondido en el hueco natural del salpicadero, pero los canes del Servicio Cinológico dieron con el lote de narcóticos. A las 22:00 horas del pasado 6 de abril, los agentes destinados en el control del embarque le ponían los grilletes.
Del puerto a la celda en condición de preventivo, y ahora, a arrastrar una condena firme.
Un fin de semana con varios decomisos
La detención del ahora condenado tuvo lugar en un fin de semana marcado por varios decomisos de droga. Hachís dentro de coches, pero también en motos y adosado a las personas que se prestaron a ser las ‘mulas’ de los narcos.
Ese fin de semana, el primero de abril, además de este condenado, fueron detenidas hasta seis personas.
Lo contó el propio Instituto Armado en una particular crónica de las miles de formas de pasar hachís. Y, además, en algunos casos en huecos sorprendentes.
Chocolates, cascos de moto…
Los guardias civiles encontraron el hachís entre falsos bloques de chocolate, pero también dentro de adornos. Dieron, además, con pequeñas cantidades dentro de los cascos que llevaban dos motoristas y, para completar la hilera de sucesos asociados al tráfico de drogas, toparon con individuos que escondían el hachís incluso en las zapatillas, a modo de plantillas.
Todos terminaron detenidos; en libertad solo quienes llevaban poca cantidad y carecían de antecedentes, pero los demás están entre rejas y, en este caso concreto, con una condena firme.
Se ha aplicado la figura jurídica de la conformidad, que pasa por el reconocimiento de los hechos por parte del acusado en cuanto a la comisión del delito.
Este varón se confesó culpable, lo que sirvió para una leve rebaja de la condena acordada entre las partes representadas en este procedimiento.
El tráfico que no cesa
Las redes dedicadas al tráfico de hachís no cesan su actividad. Alimentan un negocio que tiene sus enlaces entre Marruecos y España. Allá, el origen de la droga, las plantaciones de esa narcótica sustancia. Aquí, el intento por favorecer los embarques hacia la Península.
Toda una suerte de acciones que se mueven en el lado de la ilegalidad y que dan pie a sucesos de este tipo en el que se vuelve a dictar una condena por tráfico de drogas, las resoluciones judiciales que más se repiten en este ámbito, sobre todo en Ceuta.
La sentencia es firme y contra la misma no cabe recurso toda vez que existió un acuerdo previo y un reconocimiento de los hechos.