Un grupo de 47 inmigrantes, la mayoría de Sudán y Guinea Conakry, ha partido este jueves de Ceuta a la Península.
Forman parte del programa de atención humanitaria y su marcha ayudará a ir rebajando un CETI saturado que sigue soportando niveles de sobreocupación inadmisibles.
Antes de emprender rumbo al puerto, los jóvenes se han reunido en el entorno del centro de estancia temporal para despedirse de sus compañeros, antes de subirse al vehículo de Cruz Roja.

Meses viviendo en el Jaral
Los protagonistas de esta salida llevan meses viviendo en estas instalaciones del Jaral antes de ser incluidos en la llamada lista de las maletas para, de esta forma, cruzar al otro lado del Estrecho, en donde serán atendidos inicialmente por varias oenegés.
Cada semana, además de estas salidas, marchan peticionarios de asilo en su amplia mayoría de origen magrebí. No obstante, el nivel de entradas es considerable, lo que impide que el CETI se ajuste al nivel de las 512 plazas oficiales que tiene.
A las puertas del centro se han reunido amigos de los que marchan para decirles adiós en este periplo iniciado, bien distinto al que protagonizaron cuando, en su mayoría, accedieron a Ceuta sorteando el vallado que separa la ciudad de Marruecos.
Las salidas, la única solución posible
Delegación del Gobierno es consciente de la necesidad de traslados urgentes y masivos, pero indica que los mismos se tienen que adecuar a los espacios que hay en los centros de acogida peninsulares.
Ceuta se ha topado con un nivel de entradas que ha desbordado cualquier previsión, sobre todo al haber incursiones por vía marítima de magrebíes que han cruzado los espigones de Tarajal y Benzú.
El propio Gobierno de España también ha reconocido que el nivel soportado en la actualidad ha llevado a esta situación extrema e impropia.






Sus plazas ya están ocupadas, desde hace días, ya hay caretos nuevos deambulando por la ciudad. La invasión que no cesa.... Porque ninguno a sido juzgado por entrar ilegalmente en España? A su país de vuelta.
Se van 47 y llegan 72. Y venga a gastarnos dinero público, que es de todos, en gente que la mayoría no se integra.