Abselam y Hafida lo tienen claro: quieren formarse y encontrar un trabajo para poder llevar una vida digna y crear una familia. Un jardín botánico o una residencia de ancianos podría ser el destino de estos jóvenes marroquíes que se forman gracias a la labor de Forja XXI.
El primero de ellos muestra en una conversación con ‘El Faro’ su satisfacción por estar aprendiendo un oficio a través de un curso intensivo de cuatro meses. Reduan, su profesor, valora sus cualidades: “Es un buen chico y está aprendiendo muy rápido. Se le ve que tiene muchas ganas de comenzar a trabajar”, dice.
El joven Abselam está aprendiendo todos los secretos de la conservación de espacios verdes y de jardinería, y lo está haciendo de una forma rápida. “Antes no sabía ni plantar un árbol y ahora sabemos hacer todo tipo de trabajo en el jardín”, asegura.
Abselam es consciente de que entrar en el mercado laboral no es algo fácil, aunque sabe que muchas puertas se le abrirán cuando finalice el curso y obtenga un diploma acreditativo de Forja XXI. “Es muy importante tener el diploma para que las empresas sepan que estamos preparados para cualquier trabajo que tenga que ver con la jardinería y conservación de espacios verdes”, dice.
Además, dice que el gobierno marroquí se encuentra en estos momentos desarrollando varios proyectos medioambientales y que él podría participar en éstos, consiguiendo así su sueño: trabajar.
La teoría también forma parte de la formación que está recibiendo este joven ya que, asegura, conoce el nombre de muchas plantas, así como el tratamiento que debe darse a cada una de ellas.
Este jardinero valora también el compañerismo que existe en este curso de Forja XXI, destacando la buena relación que le une con su colega Mohamed Yassin.
Los jardines que conserva Abselam son visitados por Hafida cuando tiene diez minutos de descanso en su curso de auxiliar de geriatría. Esta joven marroquí dice que hay un problema para encontrar un trabajo relacionado con lo que está estudiando en las instalaciones de Forja XXI: que en el reino alauí no hay residencias de ancianos. De esta manera, pretende viajar a la península para completar su formación en esta materia.
En las instalaciones de Forja XXI, Hafida aprende todo lo relacionado con la atención y el cuidado del mayor: “Aprendemos a cuidar a los ancianos, prepararles la cama, darles de comer e, incluso, hablar con ellos”.
Al igual que Abselam, Hafida conoce la importancia de recibir un diploma para demostrar su formación. “El diploma que recibimos aquí es para siempre y nos facilita encontrar un buen trabajo”, manifiesta.
Esta joven marroquí sabe que viajar a España para seguir estudiando no sólo le beneficiaría en su camino hacia la formación, sino también le ayudaría en su carrera, ya que cursa en estos momentos cuarto de español.
Hafida comparte clase con otros catorce alumnos, de los que la mayoría son chicas. En la actualidad, trabaja como telefonista en Jazztel, aunque asegura que no disfruta con su empleo. “Es un trabajo muy aburrido y no tiene futuro. Además, siento que pongo todos mis esfuerzos y no sirve para nada”, afirma.
En cualquier caso, Hafida tiene claro que nunca renunciará a seguir con su formación, coincidiendo así con una de las ideas que se trasmitieron en última jornada del evento organizado por Forja XXI y la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo: que es muy importante reciclarse.