El cuerpo no responde de la misma forma en tierra que en el aire. Esta es la hipótesis que ha tratado de esclarecer un equipo de investigadores, entre ellos, docentes del Campus de Ceuta.
Huelva, Valencia y la ciudad se han fusionado en un estudio pionero que versa sobre los cambios que se manifiestan en el organismo del paciente al estar en altura. Este factor lo conjugan con la meteorología para ver cómo influye en el usuario. Al equipo se ha sumado Alejandro Artero, enfermero del HUCE, que se ha encargado de liderar al grupo. Los resultados podrán ser consultados por investigadores más allá de las fronteras españolas. Están disponibles en la Revista de Emergencias.
Vuelos en Canarias
La muestra de referencia fueron 383 personas desplazadas por este medio entre las islas Canarias, donde se hace imprescindible para lograr una atención completa y adaptada a cada caso.
Los datos fueron recopilados de la base de datos de registros médicos del Servicio de Urgencias del archipiélago. La información abarca desde el 1 de enero de 2022 al 31 de diciembre de ese ejercicio. Los seleccionados fueron usuarios sin ventilación mecánica o sin administración de fármacos vasoactivos con la finalidad de que ningún tercer factor intervenga en los valores a recoger.
Se tuvieron en cuenta variables como la presión arterial, la frecuencia cardíaca o la saturación de oxígeno entre otros antes del vuelo, durante el mismo y al finalizar. Se indagaron un total de 383 perfiles.
Cambios
Todos presentaron modificaciones en los aspectos considerados a causa de la altitud, la exposición al viento y a la temperatura, así como la duración o la velocidad viaje. Las dos últimas produjeron alteraciones en la estabilidad hemodinámica.
Las conclusiones reflejan que sí existen estos cambios y que se desarrollan de forma “significativa”, tal y como apunta el propio artículo en el que se reflejan los esfuerzos del equipo.
Una vez llegan a tierra todo vuelve a su ser y las mediciones se muestran como aparecían momentos previos al desplazamiento. Todo ello lleva a afirmar que las condiciones climáticas del lugar y su localización intervienen en la fisiología.
Cada uno de los sujetos del análisis tenían uno u otro cuadro clínico. Los diagnósticos más predominantes fueron las enfermedades cardiacas, con un 35%, a las que siguieron las neurotraumatológicas y las digestivas. Los menos comunes en estos informes fueron las afecciones urológicas, respiratorias, traumatológicas, vasculares y otras causas. Gran parte de los vuelos, un 69%, se realizaron de lunes a viernes.
Equipo
Las personas a cargo de descubrir la hipótesis, que según los hallazgos ha sido comprobada, son Alejandro Artero, Luciano Rodríguez, Juan Gómez Salgado, Juana María Vázquez, Francisco Javier Fernández, Marisa Estarclich y Carmen Casal.
Edad, velocidad, presión atmosférica y otros factores
El estudio se divide en diferentes porcentajes que pueden servir de referencia de cara a la asistencia médica en estos contextos. La frecuencia cardiaca y la saturación de oxígeno disminuyeron de forma notable en los traslados. La presión arterial diastólica, media y sistólica no presentaron grandes diferencias en todo el proceso. Se mantuvieron en cifras similares. El sexo no es determinante en cómo se manifiestan estos valores.
Sin embargo, la edad sí tiene peso en la saturación de oxígeno. Una de las tablas configuradas durante la investigación muestra una relación. Otros parámetros donde se percibieron disparidades es en relación a las estaciones.
Durante la primavera la saturación de oxígeno era mayor que en invierno al igual que en fines de semana en comparación con días laborables. Este también aumenta cuando la velocidad del viento tiende al alza.
Los días de lluvia por contrapartida estos números decaen. Si se prolonga el tiempo del vuelo la presión arterial, tanto la media, la sistólica y la diastólica se incrementan. La media y la sistólica asciende conforme sube la presión atmosférica.