Otro súbdito yemení ha conseguido cruzar a Ceuta en las últimas horas procedente de Marruecos. Fue localizado ya en la carretera de Benzú, después de haber sorteado el paso fronterizo. Allí recibió la atención de Cruz Roja que movilizó a sus voluntarios pertenecientes al ERIE de dicha entidad. Se trata de un joven que manifestó ser natural de Yemen igual que los otros compatriotas, procedentes de este lugar, que han entrado en goteo en las últimas jornadas, solicitando todos ellos protección internacional. En dos de los casos cobraron mayor protagonismo mediático al haberse denunciado por parte de una oenegé marroquí su bloqueo entre vallas.
Son casos aislados, al igual que los de los sirios llegados en esta semana. Quienes llegan en mayor número y consiguen cruzar hasta Ceuta son marroquíes a nado o subsaharianos saltando la doble valla en pequeños grupos. Así en las últimas horas ha conseguido acceder a Ceuta media docena, siendo oriundos de Sudán y Guinea, tal y como han manifestado a la hora de ofrecer su filiación tras ser activadas las fuerzas de seguridad.
El protocolo en vigor consiste en el traslado de todos ellos a las naves del Tarajal para cumplir la cuarentena establecida antes de proceder a su traslado al centro de acogida del Jaral, el CETI, evitando de esta manera cualquier posible brote en el caso de que se produjera un contagio.
Las entradas en goteo por la valla siguen produciéndose entre quienes consiguen superar la hilera de obstáculos instaurada por Marruecos en su espacio fronterizo, con zanjas, concertinas y colocación de asentamientos con vigilancia permanente de las fuerzas de seguridad. Aun así algunos logran hacer lo que parece imposible, acercándose a la valla de Ceuta en donde sortean los peines invertidos colocados o incluso las partes en donde aún no hay nada del nuevo sistema de blindaje del ministro Fernando Grande-Marlaska.
Cómo se ríen de todos nosotros. Es una vergüenza padecer unos políticos parásitos que dan alas a los clandestinos. Vergüenza que temerarios pro-invasión chupen de nuestros impuestos. Estos clandestinos, igual que todos los que mantenemos y padecemos por nuestras calles ya no deberían estar aquí, la expulsión por tierra, mar o aire debería ser automåtica.