Un velero con bandera italiana ha sido protagonista del primer ataque de orcas registrado este año en el Estrecho de Gibraltar. El suceso ocurrió este pasado sábado no muy lejos de Ceuta, cuando Alessandro Tosetti, patrón de la embarcación, vivió momentos de auténtica tensión en medio del mar.
Tal y como relató el propio navegante en redes sociales, el barco, llamado 'Aspra', fue embestido de forma insistente por un grupo de orcas que se centraron en dañar el timón, dejándolo a la deriva. El testimonio, recogido y ampliado por La Voz Digital, aporta una visión detallada de lo que ocurrió.
Una jornada que parecía tranquila acabó en caos
Tosetti navegaba por una zona poco transitada al sur del Estrecho, buscando descansar durante unas horas. Pero la calma duró poco. Un extraño sonido alertó al patrón. Poco después, divisó bajo el casco a varias orcas que se movían de forma repetitiva hacia la parte trasera de la embarcación.
“Estaban fijadas en el timón”, contó el navegante. “Apagué todos los sistemas electrónicos, bajé las velas y traté de seguir el protocolo que había leído para estas situaciones. Pero nada parecía detenerlas”.
Durante más de media hora, el grupo de orcas, compuesto, según Tosetti, por animales de más de cinco metros, golpeó el timón con fuerza. El sistema hidráulico reventó y todo el aceite se perdió. El patrón quedó sin capacidad para maniobrar y a la deriva en plena ruta de tránsito marítimo.
Un rescate complicado en aguas peligrosas
Al quedarse sin control sobre la nave, Alessandro pidió ayuda al servicio de salvamento marítimo de Tarifa. Mientras esperaba, logró liberar el timón dañado y colocar la barra de emergencia, un sistema manual que le permitió volver a gobernar la embarcación de forma básica.
Gracias a esa solución temporal, pudo navegar unas 12 millas hasta el puerto de Tarifa, donde fue escoltado por un remolcador. Sin embargo, al llegar, se encontró con una situación peor de la que imaginaba: el timón había quedado mutilado y el barco comenzaba a hacer agua. “Después de 30 horas sin dormir, solo quiero descansar”, escribió tras su llegada a tierra.
¿Por qué atacan las orcas a los veleros?
Este fenómeno no es nuevo. Según La Voz Digital, los ataques de orcas a embarcaciones en esta zona comenzaron hace unos cuatro años. Se han registrado centenares de incidentes, sobre todo entre las costas de Cádiz y Tánger.
Una de las teorías más aceptadas entre biólogos marinos es que las orcas confunden los timones con atunes rojos, su presa favorita. Esta especie migra por el Estrecho en primavera, justo cuando aumentan los ataques. Otra teoría sugiere que los cetáceos buscan evitar que los barcos interfieran en sus rutas o cazas.
Una especie protegida y en peligro
Las orcas están consideradas una especie vulnerable dentro del Catálogo Español de Especies Amenazadas. Su presencia es habitual en las aguas del Estrecho de Gibraltar, el Golfo de Cádiz, Galicia y el Mar Cantábrico.
La ley española protege a estos animales marinos. Cualquier acción que pueda causarles daño, molestarlos o alterar su comportamiento está prohibida por la Ley 42/2007 de Patrimonio Natural y Biodiversidad. Por eso, aunque los ataques sean peligrosos para los navegantes, las medidas deben enfocarse en la prevención, no en la confrontación.
Un desafío para navegantes y autoridades
Ante el aumento de estos ataques, las autoridades marítimas han publicado recomendaciones para minimizar los riesgos. Apagar motores y equipos electrónicos, evitar movimientos bruscos y contactar rápidamente con Salvamento Marítimo son algunas de las indicaciones.
Asociaciones como CIRCE (Conservación, Información y Estudio sobre Cetáceos) trabajan para mejorar la convivencia entre orcas y navegación. Sus expertos recuerdan que estos cetáceos no suelen atacar a personas, sino que centran sus acciones en las partes móviles de los barcos, especialmente los timones.
Una situación que podría repetirse
Con la llegada de la primavera y el paso de los atunes por el Estrecho, se teme que nuevos incidentes como el del 'Aspra' se repitan. Navegantes, pescadores y expertos siguen atentos a este fenómeno, que plantea retos tanto para la seguridad marítima como para la conservación de especies marinas.