Prácticamente un año escondiéndose, cambiando de barrio, viendo cómo los integrantes de su banda eran detenidos o simplemente le abandonaban mientras la Policía empezaba a engordar la cuenta de resultados de la Operación Plomo. En el mundo de la delincuencia de Ceuta, ‘Piolín’ terminó haciéndose un nombre prácticamente por herencia.
Este viernes agentes de la UDYCO desplazados desde la ciudad a la Costa del Sol le colocaban las esposas. Si se tratara de una partida de ajedrez, se estaría ante el ‘jaque mate’ perfecto tantas veces esperado. El ‘rey’ de las piezas de un organigrama delincuencial que ha ido desmembrándose poco a poco a golpe de presión policial había caído.
Sobrino del asesinado ‘Tafa Sodia’, Ismael M.A. empezó a formar parte de las investigaciones que llevaban a cabo las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado desde hace años. Pero como de ‘Tayena’, por aquel entonces de ‘Piolín’ tampoco se hablaba y poco se escribía.
El antes y después para ambos se marcó en abril de 2022, cuando fue asesinado el adolescente Ibrahim. Ya se estaba gestando un claro enfrentamiento por la pretendida compra de una vivienda ubicada en el Grifo, en pleno Príncipe, perteneciente a la familia de ‘Piolín’ y que quería ocupar ‘Tayena’.
Aquellos roces entre quienes eran considerados por la Policía como líderes de las dos bandas que aspiraban a controlar el tráfico de drogas dieron paso a una escalada de violencia sin igual, con noches de disparos, emboscadas y una espiral del miedo que amenazaba con tambalear la seguridad ciudadana cogida entre alfileres. En las paredes de los barrios del Príncipe y Los Rosales se recogían las amenazas que luego se extrapolaban a las redes sociales, especialmente a Instagram.
365 días escondido en Ceuta y con salidas a la Península
Desde ese momento ‘Piolín’ se escondió. Una ocultación que ha durado algo más de 365 días pero que ha contado con una red de encubridores para poder salir de su búnker en el Príncipe, ocultarse en otros barrios, huir a la Península en moto de agua o en una goma y volver para seguir escondiéndose.
En febrero de 2022 fue cuando se le notificó la última condena dictada por el Juzgado de lo Penal 1. Ese mes se sentó en el banquillo para responder de una tenencia ilícita de armas teniendo a su lado al apodado ‘Canty’, acusado de amenazas a policías. ‘Piolín’ aceptó una pena de 9 meses de prisión después de que le encontraran en su casa del Príncipe una pistola marca Star semiautomática, capacitada para disparar.
Esa condena quedó suspendida durante dos años bajo la advertencia de no delinquir. El rastro posterior evidencia que ni siquiera respetó la orden judicial.
En diciembre de 2021, otro caso previo ante el Penal 2 resultó con una sentencia absolutoria. Se enfrentaba a 4 años de cárcel por tenencia ilícita de armas y amenazas ante la casa de quien era su pareja. No hubo pruebas que pudieran fundamentar su entrada en prisión y salió absuelto.
Orden de entrada en prisión y causas pendientes
Ahora la diferencia es que sí las hay. ‘Piolín’ tiene a sus espaldas un rosario de requerimientos judiciales con causas abiertas en prácticamente todos los juzgados de Ceuta. Entrará en prisión sí o sí, no hay debate. Fuentes judiciales explican que tiene una orden de busca y captura que dictamina su internamiento, además de constarle un riesgo de fuga claro y una reiteración delictiva, argumentos suficientes para justificar la adopción de las medidas privativas de libertad más graves.
En las próximas horas será puesto a disposición judicial en Estepona después de su detención en este punto de la Costa del Sol así como de otras personas arrestadas tras la intervención exhaustiva de la UDYCO que lo tenía controlado desde hacía un tiempo escondido en este lugar. Sus agentes simplemente esperaron el momento de actuar, sorprender y detener. Lo que tantas y tantas veces habían intentado topándose con un auténtico muro.
Fueron varias las incursiones en el Príncipe y otros barrios para localizar al más buscado.
Tras su presentación en Estepona y la aplicación de la orden de entrada en prisión se prevé su traslado a Ceuta para asistir a las distintas comparecencias ante los juzgados que lo reclaman, es decir, todos. Juzgados que solicitan medidas de prisión por el rosario de cuentas pendientes que atesora.
Toca el momento de reabrir las causas y reactivar las, por lo menos, decena pendientes, todas ellas asociadas prácticamente a la Operación Plomo, la que se ha convertido en una investigación de referencia para la Policía Nacional con uno de los mayores saldos de arrestos a nivel nacional por un mismo asunto.
‘Piolín’ tiene que comparecer en el juzgado número 1, que lleva el procedimiento sobreseído provisionalmente por el asesinato de Ibrahim Bufelham. Se le denunció por su relación con los hechos, luego se retiró esa denuncia, pero tendrá que declarar ante el juez dónde se encontraba aquel Viernes Santo y qué hacía cuando el adolescente murió.
Tiene otra causa abierta por los disparos contra la casa de la madre de Nayim ‘Tayena’ poco después que casi terminan con su vida, así como reclamaciones relacionadas con la escalada de disparos ocurrida todos esos meses amén de vinculaciones con operativos realizados por las fuerzas de seguridad por tráfico de drogas en drones.
A ‘Piolín’ le queda por delante responder ante cuantiosos procedimientos. Con su detención la Policía da por eliminada a toda su banda, con muchos de sus colegas en prisión provisional y alguno en busca y captura. Se rompió este grupo como antes se hizo con el señalado bajo el paraguas de ‘Tayena’, que vivió asentado en la Península hasta morir a disparos. Esta misma semana se le enterraba en Castillejos.
Las investigaciones de la UDYCO no han cesado en todo momento a pesar de la guerra psicológica abierta para hacer daño a la unidad, sobre todo con presiones diarias en redes sociales incluso señalando con nombre y apellidos además de fotografías a agentes en concreto.
El 20 de abril de 2022, en una de las escasas comparecencias ante los medios del jefe superior de Policía, Javier Nogueroles, advertía que las prisas eran “malas consejeras”, pidiendo “paciencia y templanza” porque “necesitamos pruebas”.
Justo un año después de esas manifestaciones, tras noches de reto a la Policía, se rozan las 80 detenciones y los 40 encarcelados por homicidio, extorsión, tenencia ilícita de armas, tráfico de drogas, lesiones y amenazas.
Las dos grandes bandas operativas rotas hasta el próximo relevo. Seguridad y delincuencia llevan caminos cruzados por siempre.