Sucesos y Seguridad

En la piel de la UDEV | El brazo ejecutor de la Justicia

En la parte de arriba del corcho hay una matrícula de un vehículo en la que se puede leer ‘DI4MND’. La grapadora tiene escrito con típex ‘UDEV’. A pesar del espacio reducido que tienen los componentes del Grupo de Patrimonio de la Unidad de Delitos Económicos y Violentos (UDEV) del Cuerpo Nacional de Policía de Ceuta, el aspecto es el de un sitio ordenado en el que conviven diez policías (un oficial, un inspector y ocho agentes) que dan vida a esta Unidad centrada en los crímenes contra el patrimonio. “Engloba actualmente delitos de daños, hurtos, robos con fuerza, interiores de vehículos, incendios, daños al patrimonio artístico y cultural. También hacemos falsedades documentales, el cual se hace en colaboración con otras comisarías, incendios de vehículos o de contenedores, además del tráfico ilícito de automóviles”, explica Alberto, inspector de la Policía y actualmente jefe de este Grupo.
Una “familia”, como la considera el inspector, que en la jornada que ha podido vivir FaroTV se prepara para llevar a cabo una detención: el noveno sospechoso de la Operación Fire por las quemas de vehículos de comienzos de año. El día comienza pronto. La barriada del Príncipe es el lugar en el que tienen ubicado a este último investigado en el marco de la operación. Como parte de la Policía Judicial, se ponen sus chalecos reflectantes solo en las salidas.
Dos coches se ponen en marcha hacia una barriada “complicada”, señala Alberto mientras conduce. El objetivo, una vez allí, es identificar la vivienda en la que, según las informaciones que manejan, se encuentra otro de los supuestos autores de las quemas indiscriminadas a coches en distintos puntos de nuestra ciudad. Otra de las claves, cuenta el inspector, es la discreción. “Tenemos que ir por la puerta de atrás, no por las calles principales, para que la gente no nos vea”.
A esta hora de la mañana, el Príncipe aún no ha despertado. Se escucha, entre sus estrechas e inesperadas callejuelas, el sonido de las vajillas siendo colocadas; huele en algunas casas a especias. Alberto habla con sus agentes: los que mejor conocen el lugar, al frente; en la retaguardia, dando seguridad y a cierta distancia, él. “Aquí no hay helicóptero, no hay un zeta, no hay UPR. Tenemos que ir protegiéndonos unos a otros”. El entramado de esta barriada, que parece que se ha construido producto de la improvisación, obliga a conocer como la palma de la mano el recorrido. Algún vecino se cruza con los policías, los saluda. Los agentes comprueban algunas motos aparcadas. Si a alguna le falta el bloqueo de seguridad, probablemente haya sido robada. Mohamed, agente del grupo, habla por el walkie con la central. Comprueba si el vehículo ha sido sustraído o si hay alguien pendiente de detención.
Continúa la ruta, que acaba en uno de los desguaces clandestinos donde se diseccionan muchos de los vehículos robados. “Muchos de ellos salen ardiendo”, añade el agente. “Otros vehículos también...”, y antes de que acabe la frase, cae una piedra cerca de donde está. Caen más. Alberto aborta la misión. Vuelta a los coches.
“Preservo nuestra seguridad antes que asegurar el éxito de la operación. Si no sale, que le den por saco, como digo yo”, zanja el inspector, cuyo grupo completó con éxito seis operaciones en enero.
¿La clave? En el refranero: “El grupo va a una, como Fuenteovejuna”.

La comunicación, clave

Con el grupo que más contacto tienen en Patrimonio es con la otra división de la UDEV, aunque comparten información de manera habitual con UDEF (Delincuencia Fiscal), o con la Policía Científica. “En el tema de robos con fuerza, daños, la Científica tiene que ir a hacer inspección ocular, porque con ese informe suyo y mío vamos a trasladar el atestado a la autoridad judicial”, desgrana Alberto, que se apresura a distanciarse de “la policía de la televisión, el CSI”. “Tenemos que rompernos la cabeza, estudiar e investigar”.
Balas de distinto calibre, en el laboratorio de la Policía Científica.
Este trabajo se complementa también con el contacto habitual con instituciones externas, como pueden ser la Guardia Civil, la Jefatura Local de Tráfico y como unidad judicial con los jueces o con la Fiscalía.

De los años de plomo en Pamplona a la "familia" de Ceuta

Alberto, un “guerrillero nato” que hace tres años decidió comenzar un nuevo episodio de su vida en Ceuta Natural de Navaluenga (Ávila) el ahora jefe del Grupo de Patrimonio en Ceuta ha recorrido toda la geografía española: Almería, Valladolid, Cádiz, Vitoria, Manresa... aunque su estancia en Pamplona fue la que más le marcó a nivel profesional. “En Pamplona estuve ocho años, ahí accedí a oficial y estuve de jefe de grupo. Tuve mucho trabajo, fueron años muy duros con atentados terroristas, con el típico tiro, ver compañeros morir. Para mí fue una época en la que aprendí mucho en la Policía, con un jefe que confió mucho en mí. La vida en Pamplona era complicada, con la kale borroka que había, con muchas manifestaciones, concentraciones… era todo siempre lo mismo. Eran años duros”. Después de aquello, hoy día aún sigue recordándolos cuando tiene un momento “tranquilo en casa”. En Ceuta asegura que “te conoce todo el mundo”. Incluso uno de los detenidos por Alberto en la Operación Frío, que meses después se acercó a saludarle al embarcar en el ferry.

'Operación Fire'

Una Noche de Reyes nefasta, con cuatro vehículos calcinados, fue el inicio de unas investigaciones que se saldaron con ocho detenidos La primera gran operación del Grupo de Patrimonio se desarrolló entre enero y febrero. El origen fue la quema descontrolada de vehículos, y también contenedores, que se estaba produciendo a lo largo de nuestra ciudad. La Noche de Reyes fue aciaga para los daños a coches en distintas barriadas: Príncipe, Benítez, Benzú. Nueve coches quemados en la primera semana de 2020. Por ello, desde el Grupo de Patrimonio se montó un servicio especial para identificar a los sospechosos y proceder a su detención. “Causó una alarma social este tema”, explica Alberto, y había que tomar medidas cuanto antes. El operativo que se decidió fue intenso: vigilancias nocturnas y muchas horas para dar con los presuntos causantes de los actos vandálicos que habían ido en aumento desde el pasado diciembre. Tal y como procede en su método de trabajo este grupo de la Policía Nacional, se buscaron patrones a través de cruces de información en bases de datos. Así, continúa el jefe del Grupo, “sabíamos más o menos a qué hora podían salir” a intentar cometer un incendio. El operativo fue un éxito: el 16 de enero por la tarde, los dos primeros: menores, detenidos en la zona de la Almadraba. El tercero, al día siguiente: un joven de 21 años con antecedentes policiales. Para la última semana de enero fueron detenidos otros tres, también menores, y a los que se relaciona con las quemas de vehículos. En total, según explican desde el Grupo de Patrimonio, han sido ocho las personas detenidas, que ha “cortado de raíz” los incendios a vehículos. Pero la operación aún sigue abierta, a falta de detener al último de los sospechosos.

‘Araña’, ‘Rivotril’, ‘Frío’... las operaciones más destacadas

Aunque la Operación Fire ha sido la más mediática en este comienzo de 2020, el Grupo de Patrimonio, en los alrededor de hace cinco años que lleva operando como unidad individualizada, ha culminado con éxito investigaciones cuyo eco alcanzó a los medios. Operación Araña “Nada más desayunar nos fuimos a la playa del Sarchal, entramos por abajo, uno entró por Fuente Caballos y los otros por arriba, al encuentro del delincuente. Se metió en una cueva. Ahí nos dio esquinazo hasta que pudimos dar la vuelta. Se volvió y estuvimos un rato como Tom y Jerry, hasta que al final le pillamos”. Así fue la complicada operación para detener a un artista de los robos en viviendas, cuyos efectos acumulaba en una cueva en los acantilados de la zona del Sarchal. “Hicimos un operativo de mucha gente, íbamos prácticamente casi todo el grupo menos los que estaban de permiso. Participó casi todo el mundo. Aquello es muy complicado. El terreno es muy abrupto, subes, bajas, te puedes hacer un esguince de tobillo o caerte. La verdad que fue difícil”. Se recuperaron elementos suyos en la que era “su casa, su vivienda”. Elementos que son pruebas clave para el juicio. Operación Difuntos Una trama en la que estaba implicada “muchísima gente”, y cuyo modus operandi era el de transferir vehículos de personas fallecidas. “La persona que vendía el coche supuestamente estaba fallecida”. Una investigación complicada al tener que comprobar la identidad de cada persona, y saber si seguía viva a través de los certificados de fallecimiento. “La colaboración de Jefatura Provincial de Tráfico fue fundamental”. Operación Frío Una investigación exprés que se completó con la recuperación de aparatos de aire acondicionado valorados en alrededor de 8.000 euros. “En dos días fuimos capaces de recuperar todo el material y proceder a la detención de cuatro personas. Cuando robaban algo, cruzaban la frontera. Recuperamos prácticamente todo el material robado a un centro comercial”. Operación Tortuga “Tuvimos que hacer un operativo muy nocturno porque este hombre actuaba de madrugada, de 04:00 a 06:00 de la mañana. Le cogimos in situ”. El detenido, un marroquí que rompía el cristal triangular de los coches de personas de Marruecos que venían a hacer compras a Ceuta. Se le acusó de 72 delitos de robo en interior de vehículos. Operación Mazmorra La técnica de dos individuos de nuestra ciudad que robaban en viviendas se denomina el resbalón. “Cogían una lámina de radiografía, la doblaban y como la gente no suele echar la llave, solo el pestillo, aprovechaban y desvalijaban. Uno de ellos vigilaba y el otro robaba. Era un binomio”. Ambos fueron detenidos in fraganti y se procedió a su detención. Operación Móvil Esta fue la primera operación que tuvo Alberto. Un experto en el robo de teléfonos móviles. “La gente solía dejar el móvil encima de su mesa de trabajo. Este hombre comprobaba si tenían el móvil a mano. Hasta en nueve tiendas había robado el móvil de las trabajadoras, entrando incluso en las zonas privadas”. Fue pillado in fraganti. Operación Rivotril La única no directamente vinculada a delitos de Patrimonio. Se falsificaban recetas de Rivotril, “la droga del siglo XXI”, a través de una trabajadora de la limpieza que se llevaba las recetas. Con un sello robado y el DNI de una persona en prisión, sacaban el medicamento que vendían hasta a 4 euros por pastilla. “Les intervenimos casi cien recetas falsificadas”. Cada caja de Rivotril, que cuesta dos euros en la farmacia, incluye 50 pastillas.

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