Esta es la historia de Karima Ahmed Mohamed. Una historia que nadie tendría que vivir jamás. El día 20 de este mes tendrá que abandonar lo que se ha convertido en su hogar. Un local abandonado en Ceuta, en Loma Colmenar, en el que entró en 2015 y que, con su esfuerzo y la ayuda de todos los vecinos, ha convertido en una vivienda.
Todo comenzó un 26 de septiembre de 2009, cuando la casa en la que vivía alquilada en el Gallo se inundó debido a unas obras. Desde entonces, comenzó una vida de incertidumbre.
Estuvo tres años viviendo entre hoteles y casas de acogida “y así un tira y afloja, busca alquiler, no encuentras alquiler, no tienes ingresos, no te responden”, relata Ahmed.
"Un funcionario de ahí me dijo ‘ya estamos adjudicando las viviendas y tú no estás en la lista"
Mientras tanto, esperaba la adjudicación de una VPO. Algo que nunca llegó. Según recuerda, “el día que empiezan a poner, todavía me acuerdo los llaveros eran de este color azul, un funcionario de ahí me dijo ‘ya estamos adjudicando las viviendas y tú no estás en la lista. Vete y busca a alguien porque te vas a quedar fuera en la calle”. Y así fue.
Después de muchas conversaciones con Servicios Sociales y Emvicesa, le ofrecieron un estudio y que “si yo me esperaba la próxima convocatoria, que era la de las casas verdes, me darían una con tres habitaciones. Me dio un compromiso, lo plastifiqué y todavía lo tengo”, cuenta la afectada.
Confió en que una de esas viviendas sería suya. Que ahí podría comenzar de cero con sus niños, que aún eran pequeños. Mientras tanto, ella trabajaba de todo lo que podía: “He porteado, he hecho dulces, he limpiado casas, he hecho absolutamente de todo” para ofrecerles lo mejor a sus hijos.
Cuando llegó el momento de la adjudicación de los pisos verdes de Loma Colmenar, le dijeron que una vivienda era suya, pero nunca la ha llegado a ver y “me tuve que ver en la situación de estar en la calle. Dos noches tuve que dormir, lavar la cara a mis hijos con agua y ya mandarlos al cole en una furgoneta”.
"Dos noches tuve que dormir, lavar la cara a mis hijos con agua y ya mandarlos al cole en una furgoneta"
Tras eso, sin pensarlo, se metió en el local que ahora es su hogar. Cuando entró estaba completamente abandonado, lleno de escombros, cemento y ladrillos y, poco a poco, lo ha convertido en un hogar en el que vive con sus cuatro hijos menores.
Sin embargo, cuando parecía que había encontrado la tranquilidad comenzó otra vez el infierno para ella. Un año y medio más tarde de empezar a vivir ahí recibió una denuncia del SEPE por ocupar un local que les pertenece y que estaba abandonado.
En el juicio, pudo demostrar que Servicios Sociales sabía que iba a meterse a vivir en ese local y según se recoge en la sentencia, “a mí se me condenó por una jueza a que mi condena era vivir aquí hasta que la Ciudad me buscara dónde estar”, relata Ahmed.
Además, durante este tiempo, se ofreció a llegar a un acuerdo e intentar cerrar alguna forma de pago al SEPE o un alquiler social para poder quedarse ahí a vivir.
Tras esa sentencia vivió unos años de tranquilidad e incluso fue empadronada en este lugar, pero luego llegaron los recursos y finalmente, el día 20 tendrá que abandonar su hogar. No tiene un lugar a dónde ir y desde la Ciudad y Servicios Sociales tampoco le ofrecen una alternativa.
"¿Los que supuestamente tienen que velar por la seguridad, la integridad de mis hijos, dónde están?"
“¿Los que vienen a pegarnos en las puertecitas para salir en la foto para los votos, dónde están ahora? ¿Los que supuestamente tienen que velar por la seguridad, la integridad de mis hijos, dónde están? Me quedan siete días para irme. Asuntos Sociales me dice que busque alquiler” que no puede pagar porque tiene un contrato de 13 horas semanales.
“Tengo que estar matándome a hacer horas extras porque ya te digo, a mí no me gusta ni deberle ni pedir, a mí poner la mano es una vergüenza y yo me gano mi trabajo y mi dinero honradamente. Unas veces más, unas veces menos, pero con mi contrato no tengo ni para pipas. ¿Quién me avala a mí? ¿Quién me responde?”, se pregunta con desesperación esta vecina de Ceuta.
Actualmente se encuentra en una situación de desesperación. No sabe qué va a ocurrir en una semana, qué será de sus vidas y solo espera que suceda un milagro para no tener que irse a la calle con sus hijos. “Yo cumplo con mis obligaciones como ciudadana, pero los derechos están tardando en venir”, lamenta.
Por eso, tan solo pide “que miren a esos niños. Las mellizas tienen seis años y no saben todavía nada. Mi mediano tiene quince, ahí está escuchando. No es justo. Y no se lo merecen”, expresa con lágrimas en sus ojos. Tiene un cuarto hijo de 16.
Ante esta situación, Karima está recibiendo el apoyo de todos sus vecinos, que son familia. Ven injusto lo que les está sucediendo y confían en que la vida dé un vuelco y puedan continuar en el que ha sigo su hogar durante los últimos años.
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