Es la rutina en la frontera sur. A un lado la Guardia Civil desarrollando rescates para salvar vidas; al otro, jóvenes que buscan escapar de Marruecos para entrar en Ceuta.
Son servicios constantes, repetidos en el tiempo y arriesgados.
Muchos son los desaparecidos en el mar, el goteo de muertes -casi diez este 2025- no cesa, constituyendo esa crónica negra entre fronteras.
Se teme más presión
El Servicio Marítimo de la Guardia Civil ha realizado varios rescates de nadadores este domingo.
La noche previa no ha existido mucha presión, pero se teme los preludios de la celebración del final de Ramadán que acostumbran a registrar un incremento de pases ante la sospechada menor vigilancia.
El mar, esté como esté, se convierte en la pista de tránsito para un Servicio Marítimo que no cesa en esas prácticas centradas únicamente en salvar vidas.
Llamada, rescate y vidas a salvo
Los integrantes de la Unidad Marítima del Instituto Armado, con base en el puerto pesquero, cumplen a diario ese mismo protocolo. Llamada, movilización y rescate.
Es un engranaje perfecto de una máquina preparada para evitar que haya muertes en el mar.
La ruta de los espigones es la más temeraria, la que más desgracias recoge, la que cruzan adultos y menores para escapar de Marruecos para llegar a Ceuta.
Control en espigones
Esa ruta se transforma en la vía permanente de control para la Guardia Civil.
Tarajal y Benzú se reparten los puntos de presión que intentan sortear aquellos que se mueven sólo por una palabra: huida.
FaroTV acostumbra a captar muchos de esos rescates. Grabarlos es la constatación, el reflejo de un trabajo que pasa desapercibido no solo ante el ciudadano sino a las más altas instancias oficiales.
El trabajo que no cuenta Interior
En el Ministerio del Interior se mencionan únicamente las estadísticas de los inmigrantes rescatados que quedan en Ceuta, un dato que no refleja la dura realidad de los espigones.
No se habla de los intentos, tampoco de las situaciones extremas en las que el riesgo es permanente con agentes que se mueven en esa línea tan frágil que separa la vida de la muerte.
Ese trabajo en el mar no trasciende, no se conoce, pero integra la rutina laboral en la que se ha convertido el servicio de la Guardia Civil en el mar, reflejo de una presión que va a más.
La valla
El despeje y cierta tranquilidad en la valla, en donde existe un goteo de saltos alejado de los intentos masivos de pase, nada tiene que ver con los permanentes pases por mar.
Sortear el espigón de Benzú y Tarajal es el día a día de una acción migratoria que va a más. De hecho, este verano se teme un importante repunte.
El Servicio Marítimo y los GEAS se coordinan para intervenir en situaciones que se descontrolan con los temporales.
Desaparecidos
Ocurrió a principios de marzo en Benzú, cuando se salvó la vida de nadadores, pero se registró la desaparición de al menos dos varones, un menor de Beliones y un pescador del mismo pueblo marroquí.
Nada se sabe de ellos tras ese fatal día en el que el temporal puso en jaque a los propios agentes en un espigón que se cae a pedazos y que ahora Interior quiere arreglar.
Los menores pasan a ser recogidos en los recursos habilitados por la Ciudad Autónoma, en el caso de los adultos su destino pasa por su entrega a Marruecos.
El fallo del TSJA
Una rutina ahora enmendada por el TSJA que, en una sentencia, ha advertido que esas devoluciones no pueden hacerse sin cumplirse con un procedimiento previo.
Se estima así la cadena de recursos interpuesta por varias oenegés aplicando un cambio radical que ya fue apuntado por el Juzgado Contencioso número 2 de nuestra ciudad.
Huidas desesperadas... De que?