La desaparición de Reduan ben Zakour ha impactado a buena parte de la sociedad ceutí. Reduan era un personaje imprescindible en la vida social, deportiva, cultural... de nuestra ciudad. Siempre dispuesto a inmortalizar un momento, a captar una visión diferente de las cosas, a hacer feliz a la gente. Un gran profesional que no por ello dejaba de sonreír siempre y de mostrarse entrañable.
Hoy todo el mundo hace fotos, todo el mundo las copia, las hace suyas, y estamos perdiendo el respeto por el fotógrafo que está detrás. Porque esa imagen que se copia y se pega indiscriminadamente tuvo un autor, ya fuera un propietario de gran estudio, un periodista gráfico, un fotógrafo de calle o aficionado. Ellos, con sus cámaras, con su ojo artístico, construyeron una crónica veraz del día a día, escribieron muchas páginas de nuestra historia, que son y serán documentos imprescindibles para comprender un tiempo pasado.
Reduan fue un compañero de historias y de viajes de muchos de nosotros, primero solo y luego con su hijo. Dos décadas compartiendo momentos mágicos que ya son irrepetibles, por ley del tiempo, por las muchas ausencias, pero que estarán siempre en nuestra memoria.