Vestía traje de neopreno negro con la marca Olaian marcada en rojo, una firma de surf muy popularizada. En su cintura, colgado, un flotador verde chillón ya desinflado. Así encontraba la Guardia Civil en Ceuta, el pasado sábado, el cadáver de un varón de edad estimada entre 20 y 30 años y origen magrebí.
Son los únicos datos obtenidos para poder llegar a la identidad de este joven, la primera víctima localizada este 2025 asociada a la tragedia de la frontera sur. Hoy se le practicará la autopsia para conocer de qué murió, si ahogado o de frío como sucedió en algunas de las últimas víctimas de 2024.
Su muerte, a falta de que este dato lo concrete la autopsia de forma más certera, pudo producirse entre el 30 y 31 de diciembre aproximadamente. Unos pescadores fueron los que dieron la alerta de su presencia en un lugar de complicado acceso, entre las rocas de los acantilados que nacen a la espalda de la planta de residuos del Hacho.
Los GEAS de la Guardia Civil tuvieron que sacarlo, no sin dificultad, para trasladarlo a la base del Servicio Marítimo en donde esperaba la Policía Judicial y el forense. La clave está en saber si entre sus prendas tiene alguna tarjeta identificativa que ayude a saber quién era. El siguiente paso será localizar a familiares, algo que no siempre se consigue.
Los dos últimos cuerpos sin vida localizados el 22 de diciembre en el Chorrillo y Recinto sí pudieron no solo ser identificados, sino también trasladados a sus lugares de origen, Marruecos y Argelia, para facilitar así los entierros en presencia de sus familias.
En otras situaciones esta tarea es imposible, lo que impide poner identidad a los dramas que se repiten constantemente en una ciudad que, por su mera ubicación geográfica, es testigo de todas estas adversidades.