Con estas palabras, daba su mensaje de bienvenida el Cardenal Español, Arzobispo de la Archidiócesis de Madrid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, D. Antonio María Rouco Varela, a la enorme multitud de fieles, en su mayoría jóvenes, que se aglomeraban en torno a la Plaza de Cibeles y colapsaban todas sus calles adyacentes. Cuando llegamos a Madrid a última hora de la mañana, lo primero que nos llamó la atención fue, la enorme cantidad de personas andando que llenaban TODAS sus calles. A las 17 horas, recién llegados, asistimos a una fiesta de los Boy Scouts Católicos, que nos facilitaron la entrada sin ningún problema. El motivo, fue participar en un acto de bienvenida a los componentes de esta asociación de todo el mundo que compartían un campo de rugby de la Universidad Complutense de Madrid, con sus tiendas de campaña, con respeto y sentido de buen humor.
Entre los actos previstos, aparte de las palabras de bienvenida de los dirigentes españoles en varios idiomas, el sacerdote Toño Casado (particular apellido para un cura) y su equipo de 30 jóvenes, entre ellos 3 ceutíes (motivo de nuestra presencia), presentaron su show, consistente en canciones religiosas, pero con marcha, acompañadas con un equipo de bailarines y una simpática coreografía, en la que participaron todos los Scouts a pesar del calor.
Más tarde, a las 20 horas, siguiendo una gran marea humana, nos desplazamos hacia la Plaza de Cibeles, para asistir a la Solemne Misa con-celebrada por multitud de sacerdotes de todo el mundo y presidida por Monseñor Rouco Varela. La descripción es imposible, solo podemos indicar algunas pinceladas para tratar de transportar al lector al escenario. El colorido representaba a todas las tonalidades del arco iris, camisetas, banderas, sombreros, mochilas, pañuelos, las nacionalidades imposible de catalogar, colores de la piel, idiomas, rasgos, formas de rezar. Todo era una gran torre de Babel, pero con un sentimiento común de orden, respeto, amabilidad, simpatía, sonrisas y unidos por una religión, la Católica y su Guía, el Papa Benedicto XVI. Durante la homilía, que fue interrumpida con aplausos en varias ocasiones, el oficiante, se refirió al precursor de estas reuniones el Papa Beato Juan Pablo II, que desde 1.969 en Santiago de Compostela y cada tres años ha con-celebrado estos actos con la Juventud en multitud de lugares del Mundo y que se ha mantenido después de su desaparición. Posteriormente, se refirió al actual Papa Benedicto XVI, con su continuidad del legado de las JMJ, pero también a su actitud valiente, inteligente y apostólica de su mandato. Por último, habló de la figura de la Santísima Virgen María y su importancia en la vida de los cristianos. Es digno de resaltar el momento de la Comunión, miles de sacerdotes (esta mañana los periódicos hablaban de ocho mil) impartieron el Sagrado Sacramento a miles de fieles que con orden y respeto, buscaban su oportunidad y lugar para comulgar. En cuanto a los posibles enemigos de la visita de Su Santidad el Papa Benedicto XVI, salvo pequeños brotes de personas que se desautorizaban por sus mensajes y presencia, nada que resaltar. Nadie les prestó la más mínima atención ni respondió a sus burdas provocaciones. Más de un millón y medio de personas en Madrid, dando muestras de su fe con alegría.