“Estos tapones son normales un viernes a mediodía”. Es lo que aseveraba ayer un alto mando policial a este medio al preguntarle por las largas colas que conectaban la plaza de la Constitución con el viejo hospital de la Cruz Roja. Una ‘normalidad’ que los propios afectados no la ven tanto y que tampoco parece ser entendible si sumamos a la jornada de ayer otras dos más, la del jueves y la del miércoles con controles de la Policía Local que terminaban ocasionando tapones. Vamos, bloqueando alguna que otra arteria de la ciudad.
Fuentes de Gobernación han asegurado que en la tarde del jueves sí se montó un control y que se ordenó desde la propia Jefatura de la Policía Local que el mismo se desmontara, ya que estaba ocasionando largas colas y bloqueos en el tráfico rodado. Ese mismo jueves se daba una orden tajante a todos los mandos: no se permitirá que se monten este tipo de controles que, lo que están haciendo, es alterar el tráfico rodado en lo que se ve con una clara muestra del malestar asentado hoy por hoy en la Policía. Así que ayer no se montaron controles, con lo cual no se desatendieron esas órdenes cursadas, pero sí se controló el tráfico rodado de una forma ‘distinta’, es decir, ralentizando el pase de los vehículos dando prioridad al de los peatones en cruces claves. Y eso es lo que habría pasado en la mañana de ayer para que en pleno corazón de la Marina se organizara un auténtico colapso haciendo que lo fluido se perdiera dando paso a las retenciones. Desde la Ciudad se insiste en que como continúen estas prácticas se pedirán los oportunos informes a la Jefatura para actuar contra los que están ocasionando estos atascos. Los agentes, mientras, analizan de forma dividida esta situación. Y lo hacen porque la propia Policía Local está enfrentada y atraviesa uno de los peores momentos de fractura sindical y, por extensión, de grupos.