Los 133 cardenales no consiguieron elegir a un nuevo papa después de las dos votaciones celebradas en la mañana del jueves en la Capilla Sixtina y la del miércoles al inicio del cónclave que busca sucesor al Papa Francisco, a quien dedicaron esta semana una misa funeral en Ceuta.
El cónclave para elegir al sucesor de Francisco entró este jueves en su segundo día, en el que los cardenales electores volvieron a la Capilla Sixtina para proceder a la elección del sucesor de Francisco, después de la primera fumata negra de este miércoles.
Los 133 cardenales electores salieron a las 7.45 horas local (05.45 GMT) de la residencia de Santa Marta, en la que se alojan durante el cónclave, para dirigirse a la Capilla Paulina, que se encuentra a casi un kilómetro de distancia en minibuses o pie.
En la capilla Paulina concelebraron misa antes de volver entrar en la Sixtina, distante pocos metros, alrededor de las 9.30 horas local (08.30 GMT)
Una vez en la capilla Sixtina, los purpurado rezaron primero la liturgia de las Horas e inmediatamente después comenzó la segunda votación, después de que la primera, realizada en la tarde de ayer miércoles concluyera en fumata negra a las 21.00 hora local (19.00 GMT) con un importante retraso sobre el horario previsto.
La Constitución Apostólica que rige todo el proceso establece que en los tres primeros días se celebran dos votaciones por la mañana y dos por la tarde, con dos fumatas al día, que se prevén a las 12.00 horas (10.00 GMT) y por la tarde, hacia las 19.00 (17.00 GMT).
¿Qué ocurrirá en la segunda tarde del Cónclave 2025?
Por la tarde, en caso en el que los cardenales se pongan de acuerdo en el primer escrutinio, la fumata blanca podría llegar en torno a las 17.00 horas (15.00 GMT).
Según la normativa vaticana, para ser elegido papa son necesarios dos tercios de los votos. Al ser 133 los cardenales electores, el elegido necesita, como mínimo, 89 votos.
¿Qué pasa cuando haya fumata blanca?
La elección de un papa tiene un ritual, no solo en el proceso previo, sino en el inmediatamente posterior.
Este jueves los 133 cardenales electores –menores de ochenta años– han tenido programadas cuatro votaciones, a la espera de saber si tras una de ellas la chimenea sobre la Capilla Sixtina despide humo blanco.
Eso sería indicativo de que un cardenal ha obtenido al menos dos tercios de los votos y se convierte en pontífice, aunque para oficializarlo tiene que aceptar el encargo y decir con qué nombre quiere ser llamado.
Solo entonces se anuncia al mundo la elección de un nuevo papa y se abre un pequeño lapso hasta que se asoma al balcón central de la plaza de San Pedro.
Desde la Capilla Sixtina el elegido es invitado a ir a una habitación cercana, la llamada 'Sala de las Lágrimas', donde desde hace días está preparada la vestimenta que puede empezar a usar.
La habitación es conocida con ese nombre porque históricamente es el lugar donde el elegido podía permanecer tranquilo un momento y, eventualmente, rezar y llorar para desahogar la tensión acumulada.
En esa cámara hay tres hábitos largos o sotanas de color blanco de distinto tamaño en función de la altura del elegido, así como cuatro vestimentas cortas tipo sobrepelliz, una muceta o esclavina de color morado y una estola púrpura con decoración dorada.
También, si lo desea, puede escoger entre zapatos de distintos números, fajines, un cordón y una cruz dorada, todo allí dispuesto.
Cada papa elige cómo comparece ante los fieles en San Pedro y, así, en el caso de los dos últimos pontífices, el cardenal alemán Joseph Ratzinger salió al balcón con la esclavina y la estola mientras el argentino Jorge Bergoglio optó por aparecer sin esas piezas y se presentó al mundo solo de blanco, con la cruz en el pecho.
El protodiacono, el cardenal francés Dominique Mamberti, es el que anunciará quién es el elegido y el nombre con el que gobernará la Iglesia.
Después el nuevo papa dirigirá unas palabras a los presentes en San Pedro y hará la bendición urbi et orbi.