Después de la portada de ayer: en la que se recogían las denuncias de los vecinos de las torres del Hacho y se visualizaba el estado de estas viviendas, las autoridades no pueden mirar hacia otro lado. Carmen EcharriEs una vergüenza que estas viviendas se encuentren en el estado en que podían verse, con los suelos de entrada completamente levantados, con paredes que parecen de chicle, con unas calidades en los materiales que han resultado ser pésimas. La Ciudad debe exigir una explicación a quien competa por estos resultados, ya que no puede permitirse que familias enteras sigan padeciendo todas estas deficiencias. Es insultante.
Que las grandes empresas se adjudiquen obras que luego dan pie a este tipo de situaciones no puede quedar en el anecdotario. No, porque los vecinos de las torres no se merecen vivir como están viviendo, arrastrando años y años de quejas, de golpear en las puertas pidiendo soluciones y obteniendo la callada por respuesta.
Las instituciones se deben al ciudadano, ese que tan pronto aplaude a un presidente, le da su voto y le dice eso de ‘guapo, guapo, ole tus huevos’; como te saca los colores y te exige que le hagas caso y le soluciones los problemas que tiene porque para eso hay quienes en la vida optan a un puesto público porque, supuestamente, quieren ayudar a la ciudadanía. Desde luego que mirando las fotos de Quino, dar la espalda a esta realidad es de juzgado de guardia.