Esta mañana ha tenido lugar la última jornada de ‘Jugar con la luz’, una iniciativa de la Consejería de Educación y Cultura para fomentar la creatividad en los más pequeños de la mano de Elsa Rovayo ‘La Shica’, artista ceutí.
Los infantes del colegio Maestro José Acosta han puesto el colofón a las jornadas de inmersión para el juego libre ‘Jugar con la Luz’, un espacio donde las niñas y niños han podido interactuar y dar rienda suelta a su imaginación sin ataduras.
Materiales no estructurales
Según ha indicado ‘La Shica’, “es una especie de escenografía interactiva y ellos son co-creadores de esta escenografía”.
Ubicado en una de las salas del Teatro Auditorio Revellín, esta artista ha creado un universo mágico para los pequeños en el que se disponía de distintos materiales “no estructurales”, que podían ser usado por los menores a su antojo.
“Pretendo que sean ellos quienes les den el significado a los materiales, son cosas simples que ellos deciden qué son y para qué valen”.
Infinidad de clases
Acorde a lo aportado por la encargada de la actividad, “los niños de hoy en día no juegan solos en la calle como antiguamente, deben ir al parque acompañados por sus padres, acuden a infinidades de clases particulares de violín, acrobacias, etc; pero nunca deciden ellos, siempre dependen de un tutor que les dice lo que deben hacer”.
La capacidad de juego incrementa las habilidades de evolución a través de la experimentación y, de esta manera, es como se logra descubrir aquello que permanecía oculto.
El espacio que se ofrece en esta actividad no tiene un recorrido definido. Cada niño o niña decide según el momento en el que está hoy. “Un niño cansado, una niña que no ha dormido bien, o que ha estado malito no va a querer jugar a cosas locas y no pasa nada”, agrega.
Un lugar para todos
Este espacio es un lugar para todos. Cada uno de ellos tiene la capacidad de decidir cómo quiere pasar su tiempo en esta instalación. “Justo por estas características este espacio es adaptado, es 100% inclusivo para niños con trastornos, con dificultades físicas o psicológicas, porque no hay una manera correcta de hacer las cosas”.
“Cada grupo decora o, mejor dicho, destruye a su manera, y cada uno inventa con las cosas que hay, que es lo mínimo, sobre todo hay luz y color”, cuenta de manera simpática ‘La Shica’.
Entre los materiales aportados se pueden encontrar lápices, baritas con luces de neón, que simulan baritas mágicas, una flecha, etc. Objetos simples para liberar a los pequeños de la carga de juguetes.
Respuesta positiva
En la instalación preparada para los alumnos de infantil había “mucha luz, plumas, millones de plumas, florecitas, bloques de color, globos de todos los colores, rotuladores fluorescentes que reaccionan a la luz negra, un palo, un cartón…”.
Según los testimonios de ‘La Shica’, los niños han respondido muy positivamente a esta iniciativa. “Los niños son increíbles, sobre todo, en esta edad tan alucinante y tan mágica. Tienen una inocencia y una capacidad de creer en cosas… Yo ahora les voy a contar una historia y les hago pensar que son magos y que tienen magia porque la verdad es que la tienen”, relata.
“Son increíblemente inteligentes”
Estos son “increíblemente inteligentes y capaces de leer mensajes más poéticos, sensibles y sutiles”.
Los niños han vivido una experiencia mágica esta mañana en el Revellín. Sus caras de ilusión han sacado sonrisas a sus maestras, quienes los han acompañado en esta actividad.
Con barita en mano, han cruzado la puerta de este universo creado solo para ellos y nada más adentrarse en este han comenzado a correr, a jugar con los globos y a investigar e inspeccionar cada rincón, apreciando la magia de la luz y comportándose como lo que son, niños.