El Teatro Auditorio del Revellín de Ceuta se ha sumergido en la tarde de este sábado en una atmósfera densa, poética y turbadora con la puesta en escena de ‘Viejos tiempos’, una de las obras más emblemáticas del dramaturgo británico Harold Pinter.
De la mano de Teatro La Abadía, el público ha vivido una experiencia teatral que ha ido mucho más allá de la palabra: un duelo de memorias, silencios y deseos reprimidos que ha dejado el auditorio suspendido entre la fascinación y la incertidumbre.
Numeroso público asistente
Han sido muchas las personas que no querían perderse esta cita. De hecho, el patio central de butacas del Teatro Auditorio del Revellín estaba prácticamente lleno de público expectante de que llegara el momento del inicio de la obra ‘Viejos Tiempos’.
Algo que ha ocurrido de forma muy puntual. Pasaban seis minutos de las siete y media de la tarde cuando las luces han comenzado a apagarse, anunciado así que la representación estaba a punto de comenzar.
De forma instantánea, sobre el montaje preparado en el escenario han aparecido los tres protagonistas de la obra, Ernesto Alterio en el papel de Deeley, Marta Belenguer en el de Anna y Mélida Molina en el de Kate.

El inicio de la obra
‘Viejos tiempos’ ha comenzado con una conversación entre el matrimonio formado por Deeley y Kate sobre Anna, una amiga de Kate que acaba de llegar a la vivienda de ambos en la costa de Inglaterra.
Según se puede entender, Anna y Kate vivieron juntas en su juventud cuando comenzaron a trabajar en Londres. A partir de ahí, comienzan a desencadenarse una serie de recuerdos en las que cada uno expresa lo que vivieron en esa época, aunque se deja ver que no todos concuerdan y cada uno lo vivió de una manera diferente.
Estos recuerdos están cargados de impactos emocionales, que provocan la utilización de estos como arma arrojadiza hacia el otro ya que también se llega a conocer que Deeley tuvo una relación con Anna.
El decorado de ‘Viejos tiempos’
Sobre el decorado de la obra ‘Viejos Tiempos’, señalar que se trataba del salón de una vivienda antigua, con unos grandes ventanales que daban a la oscuridad de la noche en la que se perdía la mirada de una d las protagonistas y muebles de salón antiguos, entre los que no faltaban los sillones donde se han sentado los personajes de la obra mientras mantenían la conversación en torno a la que ha girado la historia.
Una conversación que también ha estado plagada de silencios, diciendo en muchas ocasiones más que las palabras de los protagonistas. Y es que, cada mirada y cada pausa tenían tanto peso como las líneas del texto.
Además, cabe destacar el juego de luces. Con una mezcla de luz tenue y la proyección de sombras que se formaba y una iluminación más fuerte en otros momentos que acompañaba los cambios emocionales de la obra.
Bajo la dirección de Beatriz Argüello
Beatriz Argüello es la encargada de dirigir esta obra, así como al elenco de actores que dan vida a los personajes de ‘Viejos Tiempos’.
Cabe destacar que, aunque el texto le pareció complejo en un principio, volvió a releerlo y le conquistó el misterio que encierra esta obra del Nobel Harold Pinter.
Algo que ha sabido transmitir a la perfección con la puesta en escena y que ha cautivado al público presente, que no quitaba la vista del escenario durante la representación.
‘Viejos Tiempos’ no es una obra para comprender, sino para sentir. Una obra que habla del paso del tiempo, de la memoria como territorio incierto y del modo en que los seres humanos reinventamos nuestro pasado para sobrevivir al presente. En definitiva, una historia que invita a la reflexión a los espectadores.





