Ceuta presume desde hace décadas de tener uno de los bocadillos más populares y sabrosos del sur de España: el campero. Este clásico de la gastronomía urbana se ha convertido en todo un icono de la cultura juvenil y familiar de la ciudad, un imprescindible en cualquier cena improvisada entre amigos o en una salida informal.
Elaborado con un pan redondo tostado al grill y relleno de una generosa mezcla de ingredientes, el campero no solo es un manjar, sino también un símbolo de identidad para muchos ceutíes.
Aunque su receta varía según la hamburguesería, lo habitual es encontrarlo con pollo, pinchitos, corazones lechuga, tomate, queso, huevo y salsas variadas. Su sabor y versatilidad lo han convertido en el producto estrella de decenas de establecimientos en Ceuta, que compiten por servir su versión más contundente y deliciosa. No en vano, hasta el reconocido chef Karlos Arguiñano lo ha preparado en televisión, reconociendo su potencia culinaria.
Este mes de mayo, el II Campeonato de España de Bocatas ha traído consigo una sorpresa agridulce para los amantes del campero ceutí. Aunque el bocata ganador no ha sido uno de los nuestros, el certamen sí ha incluido al campero en el Top 15 Spain 2025, lo que coloca esta receta entre las mejores de todo el país. Sin embargo, el clasificado en esta ocasión proviene de Málaga, y no de Ceuta, reabriendo un viejo debate que nunca termina de cerrarse: ¿de dónde es realmente el campero?
Su ‘denominación de origen’: ¿Ceuta o Málaga?
El bocadillo premiado lleva el nombre de Campero Romeo y se sirve en el local malagueño Burguer Mi Barrio. Su receta destaca por la combinación de ingredientes clásicos con un toque gourmet: pollo, bacon, queso de cabra, cebolla caramelizada, lechuga, tomate y mahonesa.
“En este caso nuestra propuesta nos lleva a una explosión de sabores donde el queso de cabra combinado con la cebolla caramelizada es una auténtica delicia para el paladar”, afirman desde el establecimiento andaluz.
Este reconocimiento ha reavivado en redes sociales y en muchos foros gastronómicos el eterno pulso entre Ceuta y Málaga. Hay quien defiende que el campero nació en Ceuta, exportado años después a la Costa del Sol por familias ceutíes que abrieron negocios de hostelería allí. Otros sostienen que su origen es puramente malagueño, con versiones que se remontan a los años ochenta. Algunos incluso aseguran que su expansión por el sur de España ha desdibujado tanto sus orígenes que ya no se puede atribuir a una sola ciudad.
Las hamburgueserías en las barriadas, territorio campero
Sea como fuere, lo que sí es innegable es que en Ceuta puedes pedir un campero en prácticamente cualquier hamburguesería en las barriadas. Es un producto que ha evolucionado con el tiempo pero que mantiene su esencia: caliente, crujiente, bien relleno y contundente. Es parte del paisaje urbano, del paladar ceutí, y de la memoria colectiva de quienes lo han comido tras una jornada de playa o antes de empezar una noche de fiesta.
El campero en Ceuta no necesita campeonatos para demostrar lo que vale. Lo saben quienes lo piden casi a diario y quienes lo recomiendan a visitantes que llegan a la ciudad autónoma. Está en los mostradores, en las cartas, en los recuerdos y en las conversaciones. Aunque el Campero Romeo haya destacado en el ranking nacional, Ceuta sigue siendo un territorio campero por excelencia. Y si hay algo que define su cultura gastronómica, es ese bocadillo que, efectivamente, puedes pedir al lado de tu casa y disfrutar como si fuera el mejor de toda España.
II Campeonato de España de Bocatas
El II Campeonato de España de Bocatas, organizado por Best Sandwich Spain, ha contado con la participación de 126 establecimientos de todo el país. De entre ellos se eligieron a 15 finalistas gracias a los votos de 22.000 personas a través de la página web. La final se celebró en el Mom Culinary Institute de Madrid.
En los años 80 existian en Ceuta varias furgonetas/bocatas, instaladas a pie de carretera, donde te podias comer estupendos bocatas y por supuesto camperos. Ni mesas, ni sillas, ni historias. Parabas el coche, te llevabas tu bocata y te lo comias tranquilamente parado en algun sitio. Yo recuerdo en el filo del muelle, cuando podias disfrutar de las vistas a nuestro mar. Cuando no era el cortijo de cuatro espabilados, respaldados por el cuento de la seguridad, la cual no son capaces de darnos en realidad. Pero esa es otra historia.
Eran tan familiares que no tenias ni que pedir, te veian llegar y ya sabian lo que tu comias.
Recuerdo una en el angulo, en las murallas, a unos 100 metros de donde ahora ponen los cañones que dan la salida de la cuna. Era un matrimonio joven, lo siento pero no recuerdo sus nombres. No se que habrá sido de ellos.
Perdon por las batallitas del abuelo ......
Buenos días, da igual de dónde venga, lo que puedo decir siendo de Málaga, es que en los 80, también los disfrutaba en la hamburguesería Carpanta, que estaba y está en mi barrio de nacimiento, además de encontrarlos en distintos establecimientos, pero lo importante es poder seguir pegándole bocados a esos recuerdos de niñez, y si, los de aquí también están para seguir chupando los dedos.