Mañana, 30 de mayo, se celebra San Fernando, Patrón del Arma de Ingenieros, al que todos los años por estas fechas dedico un artículo. Y es que, en 1958, con sólo 16 años, ingresé voluntario en el entonces Grupo de Transmisiones nº 1 de Ceuta. Y, aun cuando soy un ciudadano civil, todavía después de 55 años me siento orgulloso de haber lucido en mi solapa el castillo que por insignia llevan los Ingenieros militares, porque el haber pertenecido a esa digna Institución militar, tan técnica, eficiente y eficaz, dejó marcada en mí una huella indeleble de afecto y simpatía hacia tan dignos profesionales, junto al noble orgullo de haber servido en sus filas. Y, un año más, me honro en felicitar a quienes pertenecen al Arma o estén bajo el patronazgo de San Fernando, uno de los mejores reyes que España ha tenido. Muchas felicidades a todos los Ingenieros militares y, en especial, a los de Ceuta, a cuyos actos del Patrón agradezco que siempre me inviten.
Lamentablemente, este año están empañados por la triste muerte hace sólo unos días en acto de servicio, en Viator, de los Brigadas D. Antonio Navarro García y D. Manuel Velasco Román, y el sargento D. Francisco Prieto González, más dos heridos. Descansen en paz los fallecidos y que los heridos tengan una pronta recuperación, y vayan mis condolencias y solidaridad a los familiares y compañeros de los finados, por tan sensible pérdida. Ese luctuoso hecho, unido a que el 24-02-2011 ya se produjo otro accidente similar en la Escuela de Ingenieros, en el que también murieron otros cinco militares, es lo que me mueve a escribir hoy, fuera de mi habitual artículo de los lunes, sobre estos magníficos y muy cualificados profesionales, que un día tuvieron el valor de abrazar la arriesgada profesión que tanto pone sus vidas en peligro, para practicar ellos y enseñar a los demás a detectar y desactivar explosivos para salvar vidas humanas tanto en conflictos bélicos como en la paz, desactivando artefactos en campos sembrados de minas que causan numerosas muertes y graves mutilaciones a mujeres y niños de la población civil inocente. Por eso, creo que Ceuta y España deben de conocer, aunque sea por un civil, algunas de las grandes obras que, de forma calladas y sin protagonismo, realizan los Ingenieros militares.
El Arma de Ingenieros tiene asignadas misiones de contenido eminentemente técnico y pluriprofesional. El lema de la Academia de Ingenieros es: “Nunc minerva postea palas” (primero la sabiduría, después la guerra). Su rama de Transmisiones tiene la misión de asegurar las comunicaciones radiotelegráficas, telefónicas, heliográficas, etcétera, aplicando las modernas tecnologías de última generación, como los nuevos sistemas de transmisiones que corresponden a la guerra electrónica, Internet, Intranet, Criptografía, sistemas de información, interceptaciones, gestión y control del uso del espectro electromagnético y demás medios sofisticados de comunicaciones que manejan. Y su otra rama de Zapadores se ocupa de los trabajos de fortificación, construcción y rehabilitación de vías de comunicación como carreteras, puentes, campamentos, apoyos fijos y flotantes, perforaciones, montaje de instalaciones, uso de maquinarias pesadas, auxilio y colaboración con entidades civiles en casos de catástrofes naturales, uso de unidades anfibias, de buceo y de montaña; son especialistas en la guerra de minas, en la detección y desactivación de explosivos, alambradas, operaciones de movilidad y contra movilidad; funcionamiento, prácticas, uso y explotación de los ferrocarriles de uso militar; automovilismo, etcétera.
Ceuta debe mucho al Arma de Ingenieros. Citaré sólo algunos ejemplos: reconstrucción, rehabilitación y mejora de sus defensas y fortificaciones del tiempo de los portugueses y otras de nueva construcción que, en el largo asedio del rey Muley Ismail a Ceuta, fueron decisivas para que la ciudad no cayera en manos de los sitiadores, gracias a los excelentes servicios que los Ingenieros realizaron en sus múltiples operaciones de fortificación, túneles, minas y contraminas. Iniciaron el diseño y construcción del Puerto de Ceuta, edificaron el Frente de Tierra, Revellín de San Ignacio, Muralla principal en su hornabeque, Plaza de Armas con las lenguas de sierpes y su reducto, cuarteles la Reina, Revellín, Eras, Comandancia de Obras de Ingenieros, barracones del Campo exterior, Monte Ingenieros, El Jaral, Hospitales Real y Docker; el Serrallo, camino de Ceuta al Fondak, el Biutz (en él murió en acto de guerra el Coronel jefe del Regimiento de Ingenieros, Padrós), baterías Torremocha, San Antonio, Valdeaguas, Punta Negra, Cuesta del Hacho, Pintor, Molino, Cerros Mosquero y del Obispo; fuertes Piniés, O’Donnell, Cisneros, Renegado, Benzú, Isabel II, Aranguren y Mendizábal (sus nombres se deben a la muerte en guerra del comandante Aranguren y capitán Mendizábal cuando dirigían las obras), reducto de la kábila de Ányera, monolito de la Plaza de África; construyeron el ferrocarril Ceuta-Tetuán y la carretera con el mismo itinerario. El primer Ingeniero que murió por Ceuta en acto de guerra fue D. José Reyes, en 1720, más otros muchos como el teniente D. Vicente Gallo, numerosos suboficiales y tropa. La obra que realizaron en el Protectorado fue ingente: instalaron la red telefónica, telegráfica y radiotelegráfica, con emisoras de radio en Tetuán, Larache, Arcila, Kudia Taifo, Kudia Federico, La Condesa, Restinga, Punta Leona, Dar-Riffien, etc (en esta última emisora estuve destinado en 1959 de radiotelegrafista).
Pero también toda España debe conocer las grandes obras de los Ingenieros militares a nivel nacional y en sus antiguas posesiones y colonias de Ultramar. En el siglo XVIII construyeron la carretera de Madrid a Cataluña, trazada por el ingeniero militar Juan Cardoso; el camino Real de Zaragoza a Lérida, diseñado por Jorge Sicre; el Nuevo Camino de Barcelona a Lérida, trazado por Pedro Martín Cermeño y Carlos Saliquet; carretera de Madrid a Valencia por Enrique Legallois; carretera de Madrid a Cádiz por Pedro Coiservanx y José Espelín; carretera de Madrid-La Coruña por Carlos Lemaurs; en 1763 la Diligencia General de Coches que unió Madrid-Pamplona-Zaragoza-Valencia-Cartagena-Córdoba-Puerto de Santa María-Sevilla-Lisboa. Construcción de canales, navegabilidad del Tajo hasta Aranjuez, redactado por Miguel Hermosilla; proyecto de acequia en la campiña de Guadalajara y Alcalá por Manuel Navacerrada; Memoria sobre navegabilidad del Ebro desde Zaragoza al mar por Sebastián Rodelphe; canal de Castilla la Vieja por Silvestre Abarca; planeado para unir Palencia con Santander. En Galicia, El Ferrol, hasta el siglo XVIII había sido un pequeño pueblo de pescadores, hasta que los Ingenieros militares construyeron su Arsenal, los Astilleros, el Barrio de la Magdalena o Ferrol Nuevo por Joseph de Croix y Miguel Martín, el barrio de Esteiro, ría de Corcubión, La Coruña, Vigo, Tuy, La Guardia, Pontevedra y Bayona; palacios de Rajoy y del Obradeiro. En Cataluña, tras la Guerra de Sucesión, Jorge Próspero Verboom, ordenó la construcción de una ciudad en Barcelona, fortificada en el barrio de la Ribeu y otra fortificación entre Punta del Mar y la Linterna, con el nombre de la Barceloneta por Martín Cermeño y su hijo Pedro. En Canarias, fortificación de Isla de la Palma, Fuerte de San Francisco, Castillos de San Pedro, Santa Catalina, San Felipe, del Rey, de San Gabriel, de San Telmo, de San Joaquín, del Cabo y de Juan Graje. En Navarra, fortificación de Estella, Tudela, Olite, Lumbier. En País Vasco, Hernani, San Juan de Luz, Rentería, San Sebastián, Guetaria, Pasajes, Beovia. En Cantabria, Santander y Puerto de Santoña. En Aragón, Zaragoza, Jaca, Verdúm, Ainsa, Castillo de Benasque, Camfranc, Hecho, Ansó, Santa Elena, Fraga y Maella. En La Rioja, Logroño. Pamplona. En Melilla, fortificación en general como en Ceuta, construcción de numerosas baterías, de todos los recintos, fuertes del Mantelete, el Hospital, Almacenes, Iglesias y polvorines; también en zona del Protectorado.
En la Guerra de la Independencia, a poco de ser creado en 1802 el Regimiento de Zapadores Minadores por Manuel Godoy (en la actualidad el heredero de su historial y símbolos es el Regimiento de Ingenieros de Ceuta), en 1808 acometieron la llamada Fuga de los Ingenieros, desde Alcalá de Henares hasta Valencia que estaba en zona nacional, con tal de no acatar las órdenes de los franceses que habían invadido España, siendo ellos el primer chispazo de rebelión militar contra la ocupación extranjera, arrastrando a la sublevación a otras muchas unidades. En la batalla de Bailén los Ingenieros tuvieron una actuación muy destacada, siendo muy elogiada por el General Castaño; participaron también muy activamente en la acción del puente de Alcolea; batallas de María, Almonacid, la Albuera, Castalla, Andújar, Ibi, San Marcial, Tolosa, en la llamada Guerra de los Sitios de Zaragoza y Lérida; batallas de Ciudad Rodrigo, Tortosa, Olivenza, Tarragona, Castillo de Sagunto, Tarifa y Cádiz. Igualmente, tuvieron una intensa participación en las Guerras Carlistas, principalmente, en la acción de Ateca, batalla de Mendigorría, defensa del puente de Sigüenza, sitio de Bilbao y conquista del fuerte de Guardamino.
Participaron muy abnegadamente en todas las campañas de los siglos XIX y XX, fortificando el territorio nacional, sobre todo, las ciudades, puntos estratégicos y torres vigías de las costas españolas. En Madrid, construyeron el Hospital General, las Puertas de Alcalá y de San Vicente, Cuesta de San Vicente, Paseo de la Florida, remodelación del Paseo del Prado, el Prado de Atocha, el Buen Retiro, Carrera de San Jerónimo, calle de Alcalá y Ministerio de Hacienda. En Cataluña, la Universidad de la Cervera en Lérida; fortificaron Rosas, Perpiñán, Tortosa, Puigcerdá, Figueras, Barcelona, Gerona, Tarragona, el Rosellón en Rosas, castillos de Montjuich, de San Fernando y de Figueras.
En Valencia, obras de construcción y fortificación en Guardamar, el Grao, Cullera, Denia, castillo de Peñíscolas, Bernia, Alicante, Alcira, Játiva, Castellón, Morella, Calpe y Vinaroz. En Baleares, ciudadela de Menorca, Marllorca, Ibiza, Formentera, Mahón y Castillo de San Felipe. En Andalucía: Mejora del Castillo de Gibralfaro de Málaga, Estepona, Vélez-Málaga, Torrox, Fuengirola, Almería, Salobreña, Almuñécar, Cádiz, Gibraltar, obras de construcción y planificación en la repoblación y paso de Sierra morena entre el Viso y Bailén, La Carolina, Sanlúcar de Barrameda y el Fuerte de Ayamonte; construcción de la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla, Torre del Oro, Palacio de San Telmo y Atarazanas, Navas de Tolosa, Guarromán, Aldeaquemada, Fuente Palmera. En Extremadura, fortificación de Badajoz, Valencia de Alcántara, Jerez de los Caballeros y Aldea del Obispo y toda la frontera con Portugal. En Oviedo, Gijón, Laredo, Santoña, Lierganes. En Castilla, Plaza de Pancorbo, Fuertes de Santa Engracia, Revilla, San Rafael, batería Santa Marta, etcétera. Cartagena. Construyeron y fortificaron en todas las posesiones y colonias de España en África, como Orán, Argel, Trípoli, Bujía, etc. En todas y cada una de las naciones de América, Filipinas, etcétera.
Y, en fin, toda una asombrosa y meritísima lista de obras, que en un mero artículo de prensa es imposible resumir, pero que Ceuta y España deben conocer y serles reconocida a los Ingenieros militares.