La Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo escuchó ayer las quejas de los profesionales sanitarios respecto a sus condiciones laborales, sin olvidar a los pacientes, en Ceuta y Melilla. No es la primera vez que ocurre, pero no por ello la Organización Médica Colegial, que lidera esta iniciativa, ha cejado en su empeño para que la situación crítica en las dos ciudades autónomas llegue a Bruselas.
La respuesta era más que previsible y algunos miembros de la comisión lo dejaron muy claro: no hay soluciones únicas para los modelos sanitarios de cada país, pero Europa sí puede estar vigilante de que se cumplan las directrices de la Unión y de que, como así lo ha decidido, siga abierta esta petición para analizar las acciones del Gobierno español respecto a la gestión de la salud en Ceuta y Melilla.
No podemos esperar una solución inmediata al problema, pero este toque de atención al Ejecutivo central debería ser más que suficiente como para que a partir de ahora las cosas se hagan de otra manera.
Ya hemos defendido en este periódico que los gobernantes no pueden perderse en discusiones en las que meramente se habla de datos y cifras. Hay que superar esa fase y centrar la acción de gobierno en acabar con la sensación, cada vez más real, de que no se invierte lo suficiente. El jefe de los servicios jurídicos de la Organización Médica Colegial (OMC), Ricardo de Lorenzo, fue el que intervino en la comisión de Peticiones del Parlamento Europeo y sacó a la luz la realidad que viven los médicos y usuarios de la sanidad ceutíes.
Pero más allá de sus sólidos argumentos, recordó a los eurodiputados una evidencia que debe estar muy presente en todos los grupos y que Ceuta debe también hacer suya, como es que la Comisión no puede mirar para otro lado en su obligación de garantizar el respeto a las normas y principios fundamentales del derecho de la Unión Europea.