Eloisa Gómez es una vecina de Ceuta de 79 años, aunque todos le conocen por Elo. El pasado 10 de mayo cumplió 79 años y sus hijos le prepararon una sorpresa a modo de felicitación que no se esperaba: hacer el Camino de Santiago.
No lo dudó en ningún momento y se puso a preparar con su familia un recorrido que le ha llevado durante cinco días por tierras gallegas y que ha estado cargado de emoción, experiencias y de hacer nuevas amistades.
Pero Elo no ha estado sola en esta aventura. Sus tres hijo -Antonio, Sergio e Iván- le acompañarían en esta aventura, sabedores de que así cumplían una de las aspiraciones de su madre.
Todo estaba perfectamente organizado y cuidado al detalle para que la vivencia fuera completa. Y así ha sido. Como cuenta su hijo, Sergio Caamaño, su familia tiene “raíces gallegas” y estaban seguros que su madre disfrutaría de la experiencia.
Un recorrido de más de 100 kilómetros
Con todo lo que un peregrino precisa, Elo y sus tres hijos iniciaron el camino en la localidad lucense de Sarria el 1 de junio. Por delante tenían más de 100 kilómetros, que realizaron en cinco etapas. “Nos levantábamos a las seis de la mañana y en torno a las siete más o menos comenzábamos a andar”, cuenta Sergio.
Cada etapa tenía un recorrido diferente en función del terreno, de manera que algunos días recorrían 16 kilómetros y otros hasta 30, pero sin perder el ánimo y viviendo al máximo esta aventura.
“Mi madre es muy creyente y sabíamos que el regalo le iba a gustar, como así ha sido, aunque lo teníamos todo muy bien organizado”, narra su hijo, para quien una de sus preocupaciones era la diabetes que padece Elo. “Afortunadamente, no ha tenido ningún problema y nosotros la hemos ido controlando con el sensor que tiene”, afirma.
La líder del grupo
Hacer el Camino de Santiago no solo consiste en andar, sino que los peregrinos acumulan una serie de vivencias que, “si no está allí, cuesta entenderlas”, matiza Sergio. Elo no ha sido una excepción y ya desde el primer día se erigió en la líder del grupo que conformaba con sus hijos.
“Durante el camino no paraba de hablar” y fue estrechando lazos con otros peregrinos, desde un joven italiano que cumplía años el mimo día que ella hasta un grupo de mujeres de Canarias, con las que ha forjado una buena amistad.
“Nos iba contando historias, no ha parado en todo el camino”, cuenta con orgullo su hijo Sergio, para quien Elo, su madre, “se ha convertido en la abuela del Camino de Santiago”, asegura.
Con Ceuta en el corazón
Y, por supuesto, siempre con Ceuta en el corazón. De hecho, cuenta Sergio Caamaño, llevaban unas banderas de Ceuta en las mochilas, si bien su madre se desprendió de una de ellas para colocarla en uno de los paneles en los que peregrinos van dejando sus recuerdos, como señal de cariño por su ciudad.
Todo han sido emociones, risas, buenos ratos de convivencia y disfrute. Sin embargo, sí hubo un momento en la que Elo guardó sus palabras para sí misma. Ocurrió cuando llegaron a la Catedral, a la Plaza del Obradoiro, y esta mujer de 79 años cumplió con la tradición de entrar al templo y abrazar al Santo. “Directamente, no habló, se echó a llorar”, explica emocionado Sergio.
El calor de sus nietos
Además de sus tres hijos, Elo Gómez tiene seis nietos que, aunque no la han acompañado en las distintas etapas, sí han estado cerca de su abuela. De hecho, hablaba con ellos a diario “y se daban ánimos unos a otros”, cuenta su hijo, quien destaca la fortaleza de su madre para acometer esta aventura.
Ella, en Ceuta, practica natación y suele andar mucho, por lo que su familia estaba segura que tenía las condiciones físicas necesarias como para enrolarse en una peregrinación de este calado.
Y lo mejor para sus hijos no es solo que Elo haya disfrutado de cinco etapas emocionantes y que hayan podido hacerlo juntos, sino que han vuelto con la convicción de que el Camino de Santiago ya tiene abuela.