Él es Santiago Álvarez López, un ejemplo de superación. Con solo una pierna, en silla de ruedas y a sus 79 años, recorre el monte Hacho una vez a la semana empujando su dispositivo con sus propias manos, llamando la atención a quien lo presencia en Ceuta.
Lamentablemente, sufre una injusticia social, pudiendo quedar en la calle desde hoy mismo, pues se aloja en un hostal que no puede pagar tras un desahucio.
Los servicios sociales le facilitaron el pago durante diez días, pero esta ayuda terminó y, ahora, puede verse sin techo.
Deportista entregado
Santiago fue campeón del segundo descenso internacional del Ebro recorriendo 140 kilómetros a sus 23 años.
Fue también campeón de piragüismo en Ceuta y participó en la travesía de Huelva-Punta Umbría en aguas abiertas. Ahora, es un gran ejemplo de superación que solo busca un hogar.
Toda su vida, compaginada con su trabajo, tanto de hombre rana como de camionero, la ha dedicado al deporte, motivo también de la amputación de su pierna en el año 2020.
“El mismo deporte me hizo perder una pierna, pero continué, eso no me frustró”, adelanta.
Del Hacho a pie, a silla de ruedas
Santiago solía frecuentar el Hacho a pie. Sobre el motivo que desencadenó la amputación de su pierna derecha cuenta que se le “metió un pincho en el tenis y no conseguía dar con él, creía que era un chino”.
Pero no, era una aguja clavada en su zapato que estaba provocando un enorme agujero en su pie. Fue al acudir al centro sanitario, cuando la doctora le indicó la gravedad de la situación que profundizó en la búsqueda de este elemento punzante y descubrió el causante de la que sería su desgracia.
Una actitud positiva siempre
El proceso de gangrena ya estaba iniciado y poco se podía hacer para evitar la amputación. Santiago no lo pensó, ordenó la amputación inmediata, pues su vida valía mucho más.
Tras este suceso, su actitud fue positiva y decir adiós al deporte no estaba en sus planes. “Me hice con unas barras y en casa hacía ejercicios para los brazos y la pierna. Después, intenté un sistema para el carro: lo bajaba 60 escalones y los subía también. Con unos tiros de cuerda me echaba el carro hacia abajo y viceversa”.
Sorprendió durante el Desafío de los 300
Santiago sorprendió durante el Desafío de los 300. Por su cuenta, experimentó el recorrido de esta prueba, incluyendo el Monte Hacho.
Quienes lo observaban le ofrecían ayuda, pero él explicaba de buena manera que lo hacía voluntariamente, como una prueba deportiva personal, a sus 79 años.
Las heridas de sus manos connotaban la dificultad del ejercicio y ver a Santiago hacer el Hacho en silla de ruedas era realmente expectante.
Relata Santiago que, para él, no fue difícil continuar con una rutina activa enfocada al deporte, pues había sido su estilo de vida durante años. “Estaba acostumbrado a subir la calle Real o el Monte Hacho con dos piernas, ahora lo haría con una pierna y los dos brazos”, resalta.
Un ejemplo de esfuerzo desahuciado
Fue todo un ejemplo de esfuerzo y superación durante el recorrido de los 300, pero Santiago hace esta práctica con regularidad, no lo concibe de otra manera.
Tristemente, este hombre de 79 años, ejemplo de superación, esfuerzo y pasión por el deporte, fue desahuciado hace unos días y se encuentra en una extrema situación de desamparo social.
Según cuenta, el titular del inmueble en el que ha vivido durante más de veinte años pagando un alquiler, quería que lo abandonara.
Pleitos con el titular del inmueble
“El dueño no quiso cobrar el alquiler. Entonces, yo iba a la gestoría para pagar allí los recibos. En la gestoría me dijeron que no fuera más porque debía llevar los recibos pero la casa sufrió una inundación y no pude presentarlos”, traslada.
Fue en 2020, desde que le amputaron la pierna, que su economía se vio atacada. Ir en silla de ruedas supone un gasto añadido de transporte como autobús y otros, pero él siempre mantuvo su voluntad de realizar los pagos necesarios para mantenerse en el que era su hogar. “No querían coger los pagos”, asegura.
“Fue entonces cuando me atacaron, yo necesitaba dinero y no lo tenía, pero quería pagar. Me desahuciaron. Ahora estoy en un hostal en el que ya hay una gran deuda y hoy mismo si no pago 500 euros me van a echar a la calle”, lamenta.
Ayuda de Cruz Blanca
“Yo gano 1.000 euros y en el hostal me piden 1.600 al mes”, agrega. Cruz Blanca ayuda a Santiago ofreciéndole la comida de mediodía y la cena. “El desayuno me lo busco como puedo”, comenta.
Servicios Sociales ayudó a Santiago pagando diez días de la tarifa del hostal en el que se hospeda, pero pasados estos, este hombre se ha quedado sin opciones y la deuda asciende.
A pesar de todo, Santiago se siente fuerte a nivel emocional porque cree en la buena fe de los servicios sociales, pero la realidad es que hoy mismo podría quedar en la calle.
Demanda ayuda de la Ciudad
Este ejemplo de superación pide a la Ciudad poder ser beneficiario de un alquiler social en el que pueda aportar una cantidad considerable con sus ingresos.
“Si no, voy a tener que irme a la calle y eso es lo que no quiero”, dice con tristeza en su mirada. Para finalizar, insistió en concretar una reunión con el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, o con la Consejería de Servicios Sociales para poner remedio a una situación que se está volviendo cada vez más oscura con el paso de las horas.
Porque, hoy, de un momento a otro podría quedarse sin un techo, completamente en la calle.
“Menos mal que el deporte cura, a pesar de haber sido el causante de mi amputación”, finalizaba Santiago, intentando buscar el lado positivo a la sombría situación que enfrenta.
Este hombre a la calle, y cada MENA que llega a España de forma ilegal, nos cuesta mínimo 4.000 euros al mes. ¿Es esto normal?. Primero atender a los de casa, a los españoles, y después si sobra algo... ya veremos. Asco de PSOE.
Y este pobre hombre no debe de ser nada vulnerable y se puede quedar tirado en la calle... Si no vas dando pena, con media docena de brócolis, casa ocupada con luz y agua incluida, entonces, sólo entonces, los servicios sociales actúan...
Normal con tanto MENA y lo que no son MENAS no queda dinero para la gente de Ceuta...que vergüenza!!!! Y que haya gente que pueda dormir tranquila después de permitir éstas cosas.