El pasado mes de agosto, la boya ceutí que forma parte de una red perteneciente a Puertos del Estado, alcanzó la temperatura de 24,6 ºC en las aguas de Ceuta.
Estos datos pueden generar una cierta preocupación si se refiere a los ecosistemas marinos. Y más, tras pasar uno de los veranos más calurosos desde que se tienen registros. Pero, según comenta Óscar Ocaña, director del Museo del Mar, “no deben saltar las alarmas porque no hemos detectado nada que llame la atención”.
Esta entidad tiene colocada una estación centinela en la zona del Monte Hacho desde hace cinco años, la cual está dotada de un valor tanto ecológico como oceanográfico. Con más precisión, frente a las playas de San Amaro. “Aquí se encuentra una montaña sumergida donde tenemos la cadena de termómetros. Hace unos días, los hemos sacado para analizar y tendremos la respuesta en las próximas semanas”, explica Ocaña.
A la espera de esta observación, el especialista no percibe ninguna anomalía. Además de los números, “vemos cómo está el ecosistema, si está igual, se ha deteriorado o si han llegado para quedarse algunas especies invasoras”, aclara el director del Museo del Mar.
Consecuencias
Las costas de Ceuta se sitúan en la cuenca de Alborán, donde “térmicamente hablando sus aguas son estables. Durante el verano no suben mucho, ni bajan demasiado en invierno. En general, la amplitud puede ser de entre seis y siete grados”, dice. Así pues, esto no ocurre en el Mediterráneo interior, “donde no hay mareas, presenta otras características y depende de los ritmos térmicos”, aclara con precisión.
En el hipotético caso que la situación variase en la ciudad autónoma y se produjese una elevación térmica duradera en el mar, las consecuencias serían irreversibles. En primer lugar, las especies tropicales empezarían a llegar con el consiguiente de permanecer y así provocar una variación en el ecosistema. Luego, esto llevaría a una alteración en la reproducción de estos seres. Asimismo, “algunos incluso llegarían a desaparecer”.
Lo de antes sería un supuesto, no es real. Pero tampoco podemos dejarlo en una hipótesis, ya que si se cumpliera “esto sería caótico”.