A sus 55 años, pasará los próximos 3 años y 10 meses entre rejas. Es la condena que ha impuesto este martes el titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Ceuta al marroquí Benaissa B., al que le consta permiso de residencia en Francia.
Con los grilletes colocados y controlado por dos agentes de la Policía Nacional, ha reconocido su implicación en un delito contra la salud pública con la agravante de notoria importancia.
La Guardia Civil le detuvo en el puerto cuando iba a embarcar con destino a la Península con 65 kilos de hachís repartidos en diferentes huecos del coche que conducía, reconvertido en un vehículo patera de la droga. Ese Volkswagen Passat, con matrícula francesa, supuso la alerta directa para los canes del Servicio Cinológico de la Benemérita que, de inmediato, alertaron de la existencia de sustancia estupefaciente.
Hoy, casi 2 meses después de su detención, efectuada un 13 de marzo de este año por el Instituto Armado, ha sido condenado en sentencia firme después de existir un acuerdo entre la Fiscalía y su Defensa que ha evitado la celebración de la vista oral señalada para este martes.
Una droga valorada en más de 437.000 euros
A la pena de 3 años y 10 meses se le añade una multa de 437.781 euros a sustituir por tres días más de prisión si no puede abonarla. Es el montante económico adecuado al valor de la propia droga intervenida.
Una vez que B.B. cumpla los dos tercios de la condena o acceda a algún tipo de condicional se procederá a su expulsión a Marruecos, quedando advertido de que durante un periodo de cinco años no podrá acceder a territorio nacional. Si lo hiciera, se le tendría que aplicar la parte de la condena que le queda por cumplir.
El acusado ha reconocido los hechos y aceptado la condena. El coche queda intervenido así como el dinero que portaba. La droga que pretendía introducir en la Península la llevaba repartida en varios dobles fondos practicados en los bajos del piso e interior del depósito de combustible del automóvil.