Ir de la mano de las barriadas de Ceuta para generar un cambio. Prevenir, informar y tejer comunidad para atajar las adicciones. Es el cometido que plantea el proyecto PIBA, una iniciativa que parte de Sanidad y que supone la participación conjunta de la Conserjería y del movimiento vecinal.
El proyecto se encuentra en una fase inicial ya que, las acciones a desarrollar, aún no están definidas. Es preciso, primero, hacer una ronda de contactos y elegir en comunión entre los implicados los próximos pasos a seguir. “Somos conscientes de que es necesaria la colaboración de todos porque es un problema de salud pública. El objetivo es que Ceuta sea más segura, saludable y esté más informada sobre esta cuestión”, expone Cleopatra R´kaina, responsable del Plan Sobre Drogas.
“Ese afán por mejorar la calidad de vida lleva a poner en marcha esta estrategia de intervención. El propósito es reducir las brechas que existen al difundir información, impartir formación y hacer actividades comunitarias con la Federación Provincial de las Asociaciones de vecinos. Consiste en acercar a los barrios los recursos especializados disponibles”, destaca.
La primera piedra ya ha sido colocada. Recientemente se celebró una reunión y, en la próxima semana, se establecerá otro encuentro. Paco García Segado, presidente de la FPAV, ve con buenos ojos esta propuesta. “Sabemos qué es lo que ocurre en cada barriada”, comenta. “Esto sirve para que escuchen, vean y sepan cómo actuar cuando se den ciertas situaciones. Nos parece bien porque, a día de hoy, aparte del tabaco, la bebida es un problema. Preocupa a los padres”, incide.
Canal de comunicación
La idea es, en realidad, un canal que permita una comunicación directa entre ciudadanos de a pie y la Administración. Los responsables de impulsar la propuesta consideran que es de vital importancia este contacto. Lo estiman porque, a fin de cuentas, son vecinos los que conocen de cerca cómo es esta problemática en sus calles.
“Es importante transmitir que es la propia comunidad la que puede ayudar a sus miembros, dar herramientas y evitar situaciones de riesgo. La prevención y atención de las adicciones puede ser efectiva solo pueden ser realmente eficaces cuando se desarrollan en contacto directo con la realidad social del territorio”, expone R´kaina.
Una vez que ya se visibiliza este asunto tras una serie de acciones previas, directamente se pasa de la teoría a la práctica y se plantean proyectos más concretos en función de la circunstancia que se detecte. Un ejemplo de una iniciativa concreta dirigida es impulsar una actividad de ocio alternativa para jóvenes que se dedican a consumir alcohol en la calle.
Fundamentalmente la pretensión es actuar de car a este sector de población. Las conductas o actividades que llevan al desarrollo de dependencias pueden aparecer a edad temprana. Es esta razón por la que las medidas de precaución dirigidas a los menores son uno de los pilares esenciales del proyecto. La intención es crear un entorno alejado del consumo de sustancias y próximo a opciones saludables.
Tres bloques
La estrategia PIBA se hila en torno a tres bloques fundamentales. Los entresijos aún están por amasar entre los vecinos y la Administración. Estos pilares consisten, en concreto, en prevenir, brindar atención integral y organizar planes más detallados para actuar sobre ciertos escenarios.
El primero está orientado a reducir la presencia y promoción tanto de las drogas como de las conductas adictivas. “Se traduce a una limitación del acceso de los adolescentes a sustancias y a mover la conciencia social en la zona para que sepan cuáles son los riesgos y años asociados a su consumo”, explica.
El segundo trata de garantizar “la asistencia de calidad y adaptada a las necesidades de personas que estén afectadas por adicciones”. Esto se hará con la coordinación del barrio con las redes de tratamiento que existen en los servicios sanitarios. El tercero, se basa en medidas, en estrategias específicas para abordar las dependencias y la educación sexual y afectiva.
“Es muy importante ese acercamiento entre el Plan sobre drogas y la comunidad. Participan vecinos en la planificación y ejecución de los planes. Eso permite que sean más efectivos al contar con el conocimiento que tienen ellos de sus realidades”, matiza Cleopatra R´kaina. Hacer partícipe a la gente de a pie es también una forma de dotar a la iniciativa “legitimidad y credibilidad” de las acciones a desempeñar.
Permite también terminar con una incertidumbre que a veces rodea a núcleos familiares y que impide ver el grado de ciertas situaciones. “Hay personas que no ven que tienen este problema. Algunos progenitores pueden pesar que su hijo ‘bebe lo normal’, pero no ser así. Si no duerme, deja de estudiar, llega tarde o está irritable, son signos a considerar”, reflexiona. “El objetivo es dar competencias y herramientas para que, en un primer momento, puedan intervenir”, indica.
Hay que ser guarros!!! 😤😤😤😤