Todo esto ocurre desde 1956 cuando Don Ángel García Ruiz falleció de un cáncer de estómago y fue enterrado “fuera del cementerio”. La curia ceutí de aquellos grises años no le perdonó su libertad de pensamiento y credo. Pero lo penoso es que tras seis décadas continúe allí olvidado. Culpable de esta situación somos todos los ceutíes al no demandar un lugar digno para este insigne músico. Ahora que se está conmemorando el ochenta aniversario del Conservatorio que él fundó, sería una gran oportunidad para que nuestras autoridades municipales trasladaran sus restos a un lugar más adecuado y se erigiera una nueva tumba, no sólo en su honor, si no, en la memoria de todos/as las que hicieron posible el engrandecimiento musical de nuestra ciudad.
Sobre Don Ángel, el catedrático Antonio Garrido Aranda escribió: “El profesor que más hizo por la música en Ceuta en un largo trecho, que iría desde los años 30 a mediados de los cincuenta, fue don Ángel García Ruiz, uno de los fundadores del Conservatorio, con los hermanos Alcalá Galiano. Era un músico en toda la extensión de la palabra. Lo recuerdo como una persona muy sería y responsable, pero sin quitar un ápice de humanidad y educación…”. También el abogado Fernando Díaz Bermejo, escribió: “Hace más de treinta años, contando unos quince o dieciséis años de edad, cuando acompañando a mi padre, que era un gran melómano y aficionado a la música clásica, al cementerio para visitar supongo la tumba de algún familiar, me contó la historia de quien había sido director de la orquesta de Ceuta y compositor de su himno, y por qué su enterramiento estaba fuera de los límites del camposanto, en tierra no consagrada…”.
Sobre los inicios del Conservatorio de Ceuta, por el que tanto hizo Don Ángel, tendríamos que referirnos a lo escrito por Vicenta Marín, donde destaca que en 1932 fue creada una escuela particular de música por iniciativa de un grupo de personas que consideraban que era una parcela educativa que no estaba cubierta en la ciudad. La creación de este centro fue justificado por los profesionales del arte musical, manifestando que existía un gran número de alumnado que se estaban viendo privado de poder cursar esta enseñanza por falta de recursos ya que el gasto que les suponía era superior a los medios económicos de los que disponían. En el año de su fundación, como escuela particular, se propuso al Ayuntamiento que se hiciera cargo de ella, con lo cual se consiguió que pasara a funcionar como escuela Municipal de Música, a partir de mayo de 1932. Para ello, aportó una subvención para cubrir gastos de funcionamiento. La Corporación se comprometió a proporcionar a la Escuela el material y mobiliario necesario para su total funcionamiento. El 18 de noviembre de 1932 comenzaron las gestiones, por parte de su director Don Ángel García Ruiz, para dar carácter oficial a los estudios. Consiguiéndose en 1933, que el Ayuntamiento declarara la Escuela Municipal de Música como Conservatorio.
Mientras portaban el féretro se interpretó su versión fúnebre de ‘El novio de la muerte’
Su entierro, tuvo lugar el día 22 de febrero de 1956, a las cuatro y media de la tarde, tenía 54 años. En la cabecera del duelo, figuraban su hermano Cesáreo, comandante de Infantería y su sobrino Manuel Almansa, el alcalde Vicente García Arrazola, autoridades militares y una representación del Conservatorio Oficial de Música del que era director. Detrás los miembros de la Orquestra Sinfónica de Ceuta, Sociedad Amigos de la Música. de Tánger y en representación de la Orquesta Sinfonía de aquella localidad se desplazaron una representación. A ambos lados de la carroza fúnebre, donde iba colocado el féretro, iban oficiales legionarios portando cintas de luto, y entre las numerosas coronas una de la Policía General de Tánger, de la que el extinto era asesor técnico musical. Por último, iba la banda de música de La Legión, de la que fue su director, dirigida por el teniente músico Cordero, la cual durante el recorrido interpretó El novio de la muerte a cuya composición musical Don Ángel le había realizado una adaptación para marcha fúnebre, que es la que se escucha durante los martes Santos por las calles de Ceuta. En una entrevista realizó en febrero de 1956, en el diario El Faro, pocos días antes de su fallecimiento, expresaba que el himno de Ceuta se debía grabar en disco ya que corría el riesgo de olvidarse. Habló de la existencia de una grabación en un magnetófono y que esta cinta se debía enviar a Madrid para grabar los discos. El autor de la entrevista termina: "Y Don Ángel expresó, verbalmente, su propósito de no parar hasta conseguir un disco del Himno de Ceuta, cantado pues su letra es maravillosa".
“Consagrando mi vida a la música y maestros”
En la ruinosa, olvidada y arrinconada tumba, donde reposan los restos de Don Ángel García Ruiz, se puede leer el epitafio donde nos trasmite su ideario: Yo, Ángel García Ruiz he servido a Dios consagrando mi vida a la música y maestros. Veinticuatro años atrás en plena Segunda República, consiguió junto a otros músicos, como los hermanos Alcalá-Galiano, que el Conservatorio fuera una realidad. Los estudiantes de música en nuestra Ciudad, que hasta entonces tenían que realizar sus exámenes en el conservatorio de Cádiz para que pudieran tener validez sus estudios, ya podían realizarlo en Ceuta. La creación del Conservatorio fué justificada también en los beneficios que supondría para la zona del Protectorado. Los responsables del centro y las autoridades locales manifestaban su disposición a cooperar con el gobierno de la República española en su intención de conseguir la completa "cultura y civilización del país marroquí". Basándose en los hechos anteriores, se procedió a la implantación de una escuela particular de música ubicada en la calle Solís, y en enero de 1936 se trasladaron a los altos de la Estación de autobuses en el Paseo de Colon.
Como curiosidad uno de los requisitos imprescindibles, para conseguir que la escuela Municipal de Música pasara a Conservatorio era que en los presupuestos municipales se asignara la retribución para el profesorado, y que esta no fuera inferior a 2.000 pesetas, como dotación a un profesor/a numerario y 1000 pesetas como dotación de un auxiliar.
Don Ángel García Ruíz, no sólo tuvo que luchar por conseguir de sus alumnos la atención debida, también se topó con los problemas burocráticos. En 1934 el Ayuntamiento no cumplió con los compromisos adquiridos para con este centro. Suprimiendo parte de la subvención que venia aportando y tan sólo se consignó una cantidad anual de 6.000 pesetas para atender sólo a los haberes de tres profesores/as para las clases de solfeo, piano y violín para las que habían sido nombrados interinamente hasta que no se celebraran las oposiciones. Después de muchas gestiones, su director Don Ángel García Ruiz, consiguió que el 27 de noviembre de 1935, el Estado se hiciera cargo de su enseñanza convirtiéndose en Conservatorio Oficial de Música y Declamación. Pero no fue hasta 1952, cuando se le asignó, por parte del ministerio, una partida para mantenimiento del centro, hasta ese momento se fue manteniendo con subvenciones asignadas por el Ayuntamiento. Junto a Ángel García Ruiz, en aquellos primeros años se tenían de profesores a Mariano y Jesús Martínez Alcalá-Galiano, Dolores Fernández Barrios, Manuela Sevillano Barral y Jose López-Sepúlveda Garrido.
El sacrificio del profesorado, según el informe de don Ángel García, era una constante en el centro y así fue expuesto al alcalde ya que por Orden del Ministerio en julio de 1940, se obligaba al profesorado a realizar, forzosamente, unos trabajos extraordinarios para preparar y llevar a cabo actos culturales, con el aumento de 166,66 pesetas mensuales, y aunque no podían hacerlo, no tenían otro opción que sacrificarse una vez más para sacar cumplimiento lo dispuesto por la superioridad. Por otra parte la conversión de la escuela Municipal de Música en Conservatorio Oficial hizo que el alumnado que había cursado, en años anteriores, sus enseñanzas tuviera que convalidarlas realizando un examen. Esto ocasionaba, según escrito presentado por las alumnas en el Ayuntamiento en diciembre de 1935, la necesidad de tener que matricularse de buen número de las asignaturas, con el correspondiente gasto para su familias. Todos los datos sobre la creación del Conservatorio están extraídos de la magnífica y documentada tesis doctoral de la profesora Vicenta Marín Parra, sobre la enseñanza en Ceuta que recomiendo su lectura.