Las obras de remodelación de la Gran Vía y su entorno están dando sus últimos coletazos antes de concluir. No obstante, pese a que en cuestión de meses, esta vez sí, se darán por terminadas, las molestias a causa de los cortes de tráfico siguen siendo el mayor de los problemas tanto para conductores como para los empresarios de la zona. El más afectado ahora es el Hotel-Parador La Muralla, que ha visto reducido su acceso en coche al Paseo de las Palmeras.
La entrada por Martínez Catena permanece cerrada hasta el final de las obras y desde hace una semana se ha cambiado el sentido para acceder, lo que ha provocado, según ha podido saber El Faro, cierta molestia entre los conductores al quejarse de la falta de señalización sobre este último cambio.
El problema principal recae en las personas que no son de Ceuta y que no están al corriente de esta obra. Si usan dispositivos como GPS, obviamente las indicaciones no coinciden y terminan por dar un rodeo hasta poder llegar al establecimiento.
Los accesos cortados no sólo inician desde Martínez Catena, donde se indica el interinario alternativo, sino que también se impide el paso a la zona desde la calle Jáudenes.
Además de ser una molestia para los que intenta llegar al hotel, esta situación ha perjudicado también al negocio, como ya ocurriera con los comerciantes de Gran Vía o de la calle Jáudenes. El último que sigue arrastrando esta obra que se ha prolongado demasiado en el tiempo es el hotel, que ha percibido cierta merma en su operatividad.
Se supone que ya queda poco, pero son dos años los que se ha estado en esta situación, un hecho que todos los negocios no han podido soportar.
No será hasta la próxima primavera cuando, supuestamente, se abra al público la obra que ha ejecutado la empresa Tragsa y que ha sufrido distintos inconvenientes, lo que ha provocado que se tuviera que prorrogar, varias veces, su entrega.