Días después del incendio que afectó al Arroyo de Calamocarro el pasado julio, de momento el mayor incendio forestal vivido en Ceuta en 2019, en el que 50 hectáreas de bosque quedaron calcinadas, surgió la vida. Igual que ocurrió con el incendio que un mes después se volvió a declarar en la misma zona, mucho menor al destruir casi 11 hectáreas de bosque. Tierra quemada perfecta para la Drosophyllum lusitanicum, una de las plantas carnívoras más raras del planeta que solo crece en los bosques mediterráneos del Estrecho.
Con motivo de un trabajo de investigación elaborado por la Universidad de Cádiz y liderado por el doctor en Biología Fernando Ojeda, que se ha traducido en forma de documental, se vuelve a poner el foco sobre una especie con la que los ceutíes están familiarizados, pero que aporta más datos sobre la coloquialmente llamada ‘atrapamoscas’.
“Cuando hay un incendio, son de las primeras plantas en aparecer” expone Juan María Arenas, divulgador científico que ha colaborado en dar a conocer el proyecto. “Lo peor que podría pasarle es que se acabasen los incendios”, refrenda Ojeda.
No obstante, Ojeda argumenta este punto: “No digo que haya que provocar incendios. Los incendios son parte de la Naturaleza. Lo llamativo es cómo reaccionan los bosques mediterráneos tras ser calcinados. Hay que estar atentos a la fauna y la flora que surge después del incendio”. Entre ellas, la Drosophyllum lusitanicum, que se mantiene en forma de semillas durante un tiempo muy extendido hasta que encuentra las condiciones idóneas para brotar.
Otra de sus peculiaridades está en el modo en que ‘bebe agua’: “Puede predominar porque vive de lo que se denomina precipitación horizontal, gracias a las nieblas que cruzan la zona del Estrecho”, explica Arenas.
Las plantas carnívoras, explica Arenas, viven en zonas muy húmedas y con pocos nutrientes, porque suelen gastar mucha agua. “¿Cómo una planta carnívora puede vivir en suelos muy secos?”, se pregunta. Lo paradójico de esta especie es que además, en las zonas donde se extiende, “es relativamente abundante”.
La ‘atrapamoscas’, o Drosophyllaceae, no tiene árbol genealógico. “Esta planta ‘reta’ el paradigma de la evolución de la carnivoría en plantas. No tiene un solo representante más que ella misma. Es decir, no se le conocen parientes cercanos o antepasados”, explica Fernando Ojeda, doctor en Biología e investigador de la Universidad de Cádiz, institución que ha estrenado a principios de noviembre un documental sobre la Drosophyllum lusitanicum.
La magnitud de este dato aumenta cuando el investigador de la UCA, además de pescador fuera de lo académico, indica que en todo el mundo hay “unas 800 especies” de plantas carnívoras de entre 400.000 especies de plantas que se conocen en todo el planeta. Entre ellas, la Drosophyllum lusitanicum.
“La mayor densidad de población de esta especie está en nuestra zona geográfica, el Estrecho de Gibraltar. Se extiende desde la península gaditana hasta la península tingitana (abarca Tánger, Ceuta y llega hasta Chefchaouen)”, describe Ojeda.
El investigador de la UCA especifica igualmente que las condiciones que podrían acabar con la planta es muy difícil que se puedan dar: debería ser una sequía extrema y de larga duración. "Cosa bastante improbable en nuestro entorno debido a la continua transición de nubes y la humedad presente en el ambiente", precisa Ojeda.
Esta planta, que también se conoce coloquialmente en Cádiz como 'Liga', la define Ojeda como una especie "rara, rara, rara”.