Que son muchos años ya los que lleva don Juan al frente de la gran Casa y que se las sabe todas es algo que a nadie extraña. Es el number one y en eso de quedar bien con todos es todo un artista. Ayer lo dejó claro. Mientras las comunidades se enfrascan, de nuevo, en los roces ya endémicos de la Musal-la; mientras debaten sobre cuántos serán los que acudan al frente español para rezar rodeados de banderas y cuántos bajarán a la explanada de Sidi Embarek tras las órdenes dadas por quien es recibido por Sidi Mohamed; don Juan sabe quedar bien con todos y llevarse el gato al agua. Primero recorre el cementerio de Sidi Embarek atendiendo las explicaciones de Larbi Maateis, quien se encargará, el próximo rezo, de buscar todas las banderas que no se vendieron tras el Mundial para que luzcan, a pleno sol, en el Musal-la. Después, para no levantar asperezas ni generar la distribución de pasquines, acudió con Luna Blanca a romper el ayuno, mezclándose con la gente y dejándose ver. Pero eso sí, en convocatorias válidas sólo para gráficos, así no hay preguntas ni obligados posicionamientos. Todo queda en familia y nadie se molesta porque a ver quién es el guapo ahora que habla de politización: ¿los primeros o los segundos?