6 años de prisión. Esa es la condena que se acordó ayer para Mohamed Tarik A.M., autor confeso del homicidio de Mohamed Said A.A., conocido como Moro loco, fallecido de un disparo en el abdomen el 14 de septiembre de 2013 en Huerta Téllez.
Detenido a las pocas horas del crimen y preso desde entonces, ayer tenía que enfrentarse a un Tribunal del Jurado, pero la conformidad alcanzada previamente entre las distintas partes hizo que no fuera necesaria siquiera la constitución de dicho tribunal.
Así, a preguntas de la magistrada de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta, Rosa de Castro, el acusado reconoció los hechos, haciéndose responsable de la muerte violenta y aceptando por tanto su incriminación en un delito de homicidio y otro de tenencia ilícita de armas. Se ha tenido en cuenta la existencia como atenuante de la reparación del daño y del reconocimiento de dicho crimen, aplicándose así una condena de 5 años y 6 meses por el primero y otros seis meses por el segundo de los delitos. A la pena de cárcel se añade una responsabilidad civil de 180.000 euros en beneficio del único hijo que tenía la víctima. Del montante, 120.000 se corresponden con un depósito al que podrá acceder el menor una vez alcance la mayoría de edad además de un inmueble ubicado en Hadú y valorado en 60.000 euros que tendrá el mismo destino.
La conformidad fue acordada entre los letrados de la Acusación Particular y de la Defensa con el visto bueno del representante del Ministerio Fiscal, sellándose así un acuerdo que ha dado forma a una sentencia ya firme, contra la que no cabe recurso alguno.
En la calificación inicial de los hechos, la Acusación Particular había solicitado la pena máxima por homicidio, 15 años, pero finalmente se optó por sellar un acuerdo ante lo imprevisible que puede resultar al veredicto de un Tribunal del Jurado y siempre que quedaran clarificadas dos claves: la primera, que el acusado reconociera los hechos y la segunda, que se recogiera una responsabilidad civil en beneficio del único hijo de la víctima, como así se hizo.
Desde primera hora de la mañana se había previsto un dispositivo de cierto mayor control en el entorno de la Audiencia, tanto fuera como dentro del edificio, con presencia de unidades de la UPR del Cuerpo Nacional de Policía. De no haberse llegado a este acuerdo se tendría que haber seguido el procedimiento que, desde hacía meses, había sido preparado al detalle por la Audiencia, procediéndose a la selección de los miembros del jurado y su posterior nombramiento para constituirse en tribunal que debía deliberar sobre la culpabilidad o no del acusado y único detenido por estos hechos.
El Tribunal no llegó a constituirse, quedando concluso al caber esa conformidad que fue trasladada a la magistrada de la Audiencia antes de esa constitución. Tras la lectura de la conformidad y la plena disposición de las partes a no recurrir, la sentencia es firme. La Defensa de Mohamed Tarik A.M. informó de su intención de no plantear medidas alternativas a la pena de prisión, por lo que su patrocinado permanecerá entre rejas el tiempo que le quede de condena.
Se cierra de esta manera judicialmente un crimen que marcó una época, la de 2013, en la que hubo más fallecimientos de forma violenta. La de Moro loco fue la segunda de un año en el que también fue asesinado de un tiro en la nuca el llamado Tafa Sodia. Precisamente, el único detenido por su muerte, el apodado Rambo, tendrá que ser juzgado por un Jurado, tal y como ha quedado reflejado en el auto dictado por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) del que dio cuenta este periódico la semana pasada, tras aceptarse el recurso presentado por la Defensa del acusado.
Los problemas informáticos, un auténtico problema judicial
No es la primera vez que sucede y, por repetido, parece haberse convertido en una auténtica tomadura de pelo para la clase judicial. De nuevo, ayer, problemas informáticos provocaron retrasos que incidieron directamente en este caso. Los componentes que iban a conformar el jurado que finalmente no se constituyó tuvieron que estar esperando varias horas en una sala de la Audiencia a que se formalizara la conformidad que ya llevaba su consiguiente retraso al no funcionar los ordenadores. El enfado era notorio entre los magistrados y trabajadores que no saben ya a qué fallo se van a enfrentar en su jornada. La semana pasada un juicio que debía celebrarse en la sala de la Audiencia se trasladó a los penales por el mismo motivo. Los avances no se traducen en celeridad.