El especialista en hipnosis y ‘Emotional Freedom Techniques’ (ETF), Luis Bueno, habla sobre la necesidad de todo ser humano de buscar el equilibrio y la armonía interior Defiende que la causa de todo malestar emocional es una alteración en el sistema energético corporal. Con esa premisa como bandera el especialista Luis Bueno visita Ceuta este fin de semana para introducir a un grupo de caballas en la técnica de la hipnosis ericksoniana. Hablamos con él para que nos explique más sobre esa y otras técnicas cuyo fin no es otro que ayudar a la evolución y cambio a mejor del ser humano que, libremente, opta por ponerse en sus manos.
–Ha venido a Ceuta para impartir un curso de hipnosis ericksoniana, ¿en qué va a consistir?
–Sí, se va a tratar de 16 horas en las que vamos a aprender la idea de hipnosis de acuerdo a Milton Erickson, que tiene poco que ver con la concepción o la mitología que hay entorno a la hipnosis.
–¿Por qué se caracteriza esta técnica?
–Milton Erickson está considerado como el padre de la psicología moderna. Falleció en 1980. Es un psiquiatra americano que toma la hipnosis dentro del trabajo psicoterapéutico con una concepción en la que desaparece la idea de que el hipnotizador es alguien dotado de poderes especiales y empiezas a validar el papel de la persona que está haciendo el trabajo personal. Su presupuesto, por tanto, es que dentro de nosotros habitan todos los recursos que necesitamos para poder hacer cambios y lo importante es establecer esa alianza terapéutica en la que el hipnotizador y el cliente colaboran conjuntamente para atraer todos esos recursos sin que ninguno ocupe un papel predominante. Esa diferencia es fundamental con la hipnosis clásica, mucho más detectiva, en la que se le traslada todo el supuesto poder a la persona que acompaña al trance. La ventaja es que aquí el verdadero protagonista es la persona que quiere hacer el cambio.
–¿Para qué patologías está recomendada esta técnica? ¿Patologías es el término correcto?
–El riesgo de hablar de patologías sin más es que muchas veces acabamos etiquetando al ser humano. Precisamente Erickson, aún cuando él era médico, huía mucho de todo tipo de etiquetas. Decía que el ser humano respondía a la esencia interna que como ser humano tenía y que, en función de los procesos de aprendizaje, de los patrones aprendidos y del contexto en el que se movía acababa generando respuestas. Y que quedarnos solo con las ‘patologías’ era no estar pendiente de todo lo que el ser humano traía. Desde esa óptica lo determinante es acercarse a la persona con una actitud de curiosidad, de confianza y con la intención de colaborar en el proceso. No es tanto la etiqueta sino cómo le puedas sacar partido. Él se caracterizaba por afrontar trabajos que para otros compañeros eran muy complejos precisamente porque no llevaba una idea preconcebida de qué tipo de persona se iba a encontrar, sino que la escuchaba, se empapaba del mundo de la persona y a partir de ahí se ponían en marcha para recorrer un camino juntos.
–Maticemos entonces la pregunta anterior, ¿qué tipo de personas habitualmente acuden a usted?
–De todo porque en realidad siempre que alguien quiere hacer un cambio la hipnosis ericksoniana es un elemento útil porque lo que está buscando es recolocar las piezas del puzzle interior para con las mismas piezas jugar a hacer juegos distintos. Como cuando un niño pequeño coge un ‘Mecano’, siempre son las mismas piezas pero en función del momento, de con quién estás o lo que te apetezca, sale algo diferente. Así que cualquier ser humano que quiera cambiar en alguna respuesta, en algún aspecto o comportamiento es candidato a trabajar con hipnosis ericksoniana. Me atrevería a decir que todos tenemos cosas que quizás nos gustaría cambiar, con lo cual todos somos candidatos.
–¿Se puede aplicar a niños?
–En realidad los niños, hasta los 8 o 9 años viven en un estado de ‘quasi’ trance. En realidad el trance es un estado natural y es algo que nos acompaña siempre, que todos podemos tener con una película entretenida, una conferencia absorbente, cuando conduces por una carretera conocida... Los niños, en función de las ondas cerebrales están en un estado de ‘quasi’ trance con lo cual son esponjas que absorben permanentemente. Le voy a poner un ejemplo. Un niño puede estar jugando aparentemente absorto y dos días después le repite una conversación que usted ha tenido en plan ‘mamá, ¿por qué dijiste tal cosa?’. Desde ese punto de vista es mucho más fácil acceder a ellos. Además, como la hipnosis ericksoniana se apoya mucho en el lenguaje simbólico, en el metafórico, se puede trabajar un poco desde la concepción de la hipnosis conversacional. En ese caso no se trata tanto de buscar un trance al modo clásico sino de ir jugando también con las construcciones internas de un niño.
–¿Quizás se puede corregir con esta técnica diferentes problemas psicológicos predominantes en un sector de la infancia?
–A mí me gusta decir que los niños no son ajenos al sistema en el que viven. No es una traslación de responsabilidad ni culpabilidad, pero creo que con niños hasta los 7 u 8 años no es tanto el trabajo con ellos como con el conjunto de la familia, con todo el sistema. Hay veces que moviendo una de las piezas, padre, hermanos... cambian cosas en el niño. Ellos solo responden con aquello que tienen a su disposición en un contexto determinado, nada más.
–¿Cualquiera puede aprender la técnica?
–Sí. Eso sí, si yo dijera que en un curso de fin de semana vamos a aprender la técnica sería una osadía, pero sí que los participantes van a empezar a recorrer un camino sentando unas premisas sobre cuál es la concepción de Milton Erickson respecto al trance. Cuáles son los patrones de lenguaje que utiliza para favorecer el cambio, cuál es la actitud frente a la persona y cuál es el campo relacional, ese lado de implicación y confianza que necesitas tener respecto a la persona que tienes frente a ti. Esto tiene que ver con lo que él denominaba la siembra y, como toda semilla sembrada, ya cada uno determinará cuánto la riega, cuánto la abona, la acompaña y hasta dónde la lleva.
–Hay médicos que están comenzando a pasar, de manera oficial, consulta a través de las nuevas tecnologías, ¿se puede hipnotizar por Skype?
–Fíjese, en realidad en la concepción ericksoniana del trance nadie hipnotiza a nadie. Cada uno hace su propia autohipnosis y desde fuera se estimula. Desde ese punto de vista si tenemos un acuerdo por parte de ambos, generamos una fijación y provocamos la atención jugando como yo ahora estoy jugando con usted con el lenguaje (habla cada vez más lentamente), es fácil conseguir una respuesta. No hace falta que estemos en presencia, sobre todo si previamente ya ha habido experiencias de trance. ¿Por qué? Porque todo es aprendizaje. Por supuesto que se puede hacer vía Skype, o incluso por teléfono. Si hay acuerdo, si hay disposición, si hay fijación, si se decide caminar... perfectamente. Con lo que yo ahora estoy haciendo con usted su hemisferio izquierdo se está despistando porque busca seguirme, pero el derecho que es mucho más juguetón se da cuenta de que está ocurriendo algo distinto. Como ambos empiezan a encontrarse con distintas respuestas el izquierdo empieza a entrar en esa especie de shock y piensa ¿qué hago, le sigo o me dejo llevar? Eso es lo que posibilita el trance.
–¿Existen riesgos para la salud a la hora de afrontar el trance?
–El mayor riesgo es que se quede dormida. Le dejas tranquilamente y despertará o le acompañas en el proceso de despertar.
–Estudió Económicas, ¿por qué optó por formarse en este ámbito? ¿Qué le atrajo de él?
–Sí, me formé en la Fundación Erickson en psicoterapia, en hipnosis durante seis años... ¿Por qué me aventuro en esto? Porque me encanta el ser humano y todos los misterios que hay dentro de nosotros. Es pura curiosidad, que es uno de los elementos determinantes en toda la postulación ericksoniana. Y yo, que me considero muy curioso, me pareció un tema apasionante.
–También es experto en EFT, según tengo entendido es una especia de acupuntura pero sin la utilización de las agujas, sino con ligeros toques con los dedos. ¿Qué es exactamente?
–Responde a las siglas de ‘Emotional Freedom Techniques’, es decir, técnicas de liberación emocional. Lo que hace la EFT es, recogiendo la sabiduría ancestral de la sabiduría tradicional china, trabaja sobre determinados puntos o meridianos energéticos que pudieran haberse estancado para generar una respuesta emocional. Para contarlo de una manera más sencilla me gusta decir que EFT es una técnica de escucha. En el ser humano uno de nuestros grandes problemas es que no nos escuchamos y cuando lo hacemos nos damos cuenta de que el cuerpo nos está hablando, la emoción te está hablando, la mente, incluso el entorno. Y con EFT se pretende alcanzar un estado en el que sea mucho más sencillo llegar a esa escucha y, desde ella, somos capaces de aprender a relacionarnos de un modo distinto con nosotros y, por lo tanto, con nuestro componente emocional y con nuestra vida.
–¿Hemos perdido en el siglo XXI el valor del silencio?
–Creo que el silencio sigue existiendo pero se ha perdido la conexión con él como elemento útil. Porque existe el silencio y existe el ruido, pero yo diría que en el ruido puede escucharse a uno mismo. Es cuestión de actitud. El silencio habla y, no solo eso, sino que en ocasiones dice cosas muy inteligentes y muy útiles. Sí que hemos perdido esa vinculación con la capacidad interna de escuchar a nuestro a interior, eso que conecta con nuestro yo más profundo.
–Estas técnicas, ¿son complementarias?
–Me gusta la integración más que la confrontación, por eso siempre prefiero trabajar con cosas que puedan ir cogidas de la mano y EFT e hipnosis son dos buenas compañeras, se llevan bastante bien y cuando se juntan se lo pasan estupendamente y hacen pasarlo muchísimo mejor a quien trabaja con ellas.
–Y quienes recurren a ellas, ¿son personas descreídas de la medicina convencional o la psicología tradicional?
–No necesariamente. De hecho muchos de mis alumnos son psicólogos que están utilizándolas junto con otros conocimientos. Está en línea con lo que le decía, puede ser un complemento perfecto. Si una persona, en ocasiones, necesita de un modo más tradicional un abordaje fantástico pero si luego quiere complementarlo con hipnosis o EFT estupendo. No son departamentos estancos, sino que lo más conveniente es sacar partido de lo mejor que ofrece cada una y todas tienen elementos positivos. En eso no soy nada radical.
–Lo que se busca, en definitiva, es el equilibrio y la armonía del sistema energético, ¿qué papel juega en ello la alimentación?
–Prefiero utilizar el término nutrición, que considero que tiene dos vertientes: la alimenticia y la afectiva. Y sí que el cómo me alimento tiene que ver con el cómo me llevo conmigo mismo. Por tanto hay quien dice que somos lo que comemos, igual que hay quien cree que somos lo que pensamos. No sé si llegamos a ese punto pero sí que creo que en función de lo que estemos ingiriendo se producen unas respuestas u otras. Eso los informáticos lo saben muy bien. Si el ‘input’ es basura, el ‘output’ también lo es. Si lo que introduces no es completamente saludable, seguramente lo que generes no será tan óptimo como sería conveniente para tu organismo.
–A menudo se comenta que en esta época de estrés, un ritmo extremo, las consultas de psicólogos y psiquiatras se están llenando. ¿Vivimos en una sociedad que nos desequilibra?
–Me gusta hacer lecturas positivas y creo que cada momento tiene sus propias prisas, pausas y puntos intermedios. En el momento actual más bien creo que tenemos cierta contaminación de pensamientos. Tanta crisis, rescates, primas de riesgo... de alguna manera generan un alma que condiciona mis emociones. No es solo cuestión de las prisas, sino de qué me estoy encontrando en el camino. Puedes ir muy despacio y estar lleno de este tipo de información poco saludable y puedes ir a un ritmo más rápido pero, sin embargo, en armonía con aquello que está entorno a ti. Por eso la actitud con la que afrontas es determinante para la aptitud.
–¿Qué imagen sobre todas estas técnicas cree que tiene el ciudadano medio, la gente de la calle?
–Cada vez hay gente más abierta. A mis cursos aparte de llegar muchos psicólogos o gente perteneciente a la clase médica, llegan otros perfiles porque el ser humano al final acaba aplicando una máxima que es muy ericksoniana. Si lo que haces no funciona concédete hacer otra cosa. Desde ese punto de vista es fácil que la gente acabe llamando a puertas que en un principio no había pensado porque a lo mejor las puertas previas le conducen a habitaciones que no eran lo que esperaban. Sí que creo que en el momento actual hay una gran eclosión de todo esto con el riesgo que también se corre, que muchas veces personas con una inadecuada preparación se lance únicamente por haber hecho un curso de fin de semana. Eso me parece una osadía y una falta de respeto, pero sí que hay mucha gente buscando y dándose permiso para encontrar.
–Y los medios de comunicación, al trasladar una determinada visión de la hipnosis, ¿han perjudicado la imagen de esta técnica?
–Algunas veces, sin intención de hacerlo, sí que quizás no han sabido mostrar lo que es la hipnosis al quedarse en esa componente del ritual ‘quasi’ cómico en la que alguien parece ejercer el control por el otro alguien. En ese sentido sí que han podido hacer una siembra de cierto miedo a la palabra hipnosis, así que para eso estamos, para ir abriendo confianza para que se den cuenta de que alguien puede hacer hipnosis sin ejercer ningún tipo de control y, desde luego, siempre contando con la voluntad de quien está frente a ti.