No es desconocido que, ir a la compra, se convierte en una inversión considerable. Asombradas, las familias recorren los pasillos de los estantes. Observan los cambios en los precios y, al llegar la hora del pago, ven cómo gastan más que en antaño.
“Antes a mi madre le costaba 400 euros. Ahora gasta 300 más”. Son 700 euros los que estos vecinos emplean para llevar un plato a la mesa todos los días. Es el testimonio de Paola, una joven que es testigo de la subida de los costes en alimentos.
Esto los ha llevado a realizar algunos cambios para tratar de ajustar el bolsillo. Reconoce que en casa tienen menos cantidad de ciertos productos. “Se nota, por ejemplo, en la carne o el pescado. Los compramos muy de vez en cuando. El aceite, por ejemplo, pillamos una garrafa grande y tiene que aguantar todo el mes. La leche está más cara también. Los consumíamos mucho antes y actualmente no”, explica.
Marcas blancas
No han renunciado adquirir los productos de siempre, pero, es cierto, que han empezado a mirar más por opciones más baratas. “No hemos dejado de obtenerlos, pero es porque hemos encontrado una marca blanca”, añade.
A esta familia se le hace cuesta arriba llenar el frigorífico. “Mi madre es un ama de casa con un sueldo mínimo. Percibe 600, es un sueldo corto”, detalla. No solo han tomado estas medidas mencionadas. Ya no acuden a ciertas cadenas o eligen las que consideran más económicas.
Francisco, otro caballa, también hace lo mismo. El aceite de oliva, la cerveza y el agua ya no son de la misma marca. Han apostado por aquellas que están a menor precio. Él y su hermano, Ignacio, también han abogado por otros supermercados en búsqueda de un coste que beneficie su salud financiera. Este último se ha privado de las salsas para aliviar el pago.
Mayor gasto
“Antes eran unos 80 euros más o menos. Ahora son 150 o 200”, declara Laura, otra ceutí. Ella sí ha prescindido en su cesta de ciertos productos. Suele ir a grandes plataformas alimentarias en lugar de ir al mercado. “Hay tantas cosas que hemos dejado de comprar que ya no recuerdo cuáles eran”, confiesa.
La historia se repite en más hogares, donde también notan cómo ahora pesa más el gasto en alimentación. Antonio y Carmen calculan que emplean un 20% más de su presupuesto. Sin embargo, en su caso, han corrido más suerte y no han tenido que tomar otras opciones de ahorro. “Afortunadamente no hemos dejado de tener ningún producto”, señalan. Normalmente van a cadenas conocidas y no han cambiado sus establecimientos habituales.
Mercedes y Rafael antes también invertían menos. “Solíamos pagar unos 200 euros al mes en cosas básicas, entre ellas, la comida y el transporte, junto con algún que otro capricho”, comentan.
“Ahora, con la subida de precios, especialmente en los alimentos, gastamos alrededor de 250 y 270”. Ellos sí han dejado uno de sus hábitos de compra. Se trata del aceite, que antes lo adquirían en tiendas y ahora lo hacen en su pueblo. “Sale mucho más económico”, especifica. Van a grandes plataformas a hacer sus mandados, pero también a algunos comercios locales. Sin embargo, optan por supermercados con ofertas menos costosas desde que cambiaron por completo las cifras de los estantes.
“Solo vamos a uno concreto si nos gusta mucho uno de sus productos. Si no, asistimos a otro con precios más razonables”, indican.
Los ceutíes hacen sus compras. Miran los etiquetados ya sin sorpresas y quedan a la espera de que, en algún momento, se descuenten de los etiquedados los números.
El aceite, el más caro de la lista
Todos los entrevistados coinciden en que, el bien que más ha encarecido de todos los elementales, es el aceite de oliva. La garrafa de tres litros ronda los veinte euros en el mercado y la de uno solo alcanza en torno a los siete. El coste ha ido in crescendo en los últimos años, un suceso que puede apreciarse en los boletines sobre su precio elaborados por el Ministerio de Agricultura.
El más reciente corresponde a la semana 29 de este año, donde quedan reflejados 728,79 euros por cada 100 kilogramos. El mismo periodo en el 2020, el número era inferior, en concreto, 195,76. El importe supera al 102% al que se dio en 2023 y 2022 anteriores en la misma época. “Hemos dejado de comprarlo”, comenta Laura.
“El más costoso dentro de los imprescindibles es el aceite de oliva. Está carísimo. Es esencial y lo sigue siendo. A día de hoy no se puede obtener”, expone Paola.
Sin embargo, solo hay dos testimonios que difieren. Es el de Nora y Verónica que consideran que el que más ha sufrido esta subida es la leche. “La más barata está a 97 céntimos el litro. Bebemos dos al día”, destaca Nora. “Es la que más. Ahora un euro es el precio habitual y de ahí para arriba. Habrá aumentado entre 35 y 40 céntimos el cartón”, manifiesta Verónica.
Renunciar a productos o cambiar de supermercado como medidas de ahorro
“Está todo el triple de caro”, cuenta Nora. Suele hacer compras en grandes superficies cada día y ello le supone 40 euros. Antes tan solo 25.
A todo ello hay que sumar el peso de las facturas que, en su caso, ocupan entre luz y agua unos 250 euros. Su núcleo familiar lo componen seis personas y, la situación, ha conllevado dejar de incluir algunos enseres siempre y cuando no sean fundamentales, según narra.
“Cosas que me gustaban. Por ejemplo, el perfumador de ropa, que eran dos euros y ahora cuatro. Es el doble. Lo básico es imprescindible, aunque sea más costoso”, aclara. Verónica es una joven recién casada que también ha percibido lo mismo que los demás ceutíes.
“Mi situación antes de la subida era otra. Vivía con mis padres, pero es cierto que antes 50 euros me cundían más que ahora. Diría que gastamos 150 más al mes”, expresa. Hasta la fecha no se han desprendido de nada de su lista. “Si podría decir algunos, serían caprichos como el salmón o los patés”, apostilla. Va también a cadenas, pero sus preferencias han cambiado y buscan las que se adapten mejor a su bolsillo. “Ahora preferimos aquellas en las que ponen promociones y ofertas”, concluye.
Francisco considera que ahora dedica un 40% más mensualmente. “Antes eran unos 300 euros y ahora alrededor de 500”, apostilla. Su hermano, Ignacio, también ha pasado por la misma situación. “Gasto más, sobre un 45%”, indica. Concreta más la cifra, que ha pasado de 700 a 950 euros.